Pasar al contenido principal

ES / EN

¿Qué dice el informe de PWC sobre el crecimiento económico al 2050?
Jueves, Mayo 4, 2017 - 14:43

Sus conclusiones más generales dicen que “en las próximas cuatro décadas seguiremos en un mundo de dos velocidades en términos de crecimiento.

El futuro, ese lugar inexistente que engorda a las familias de los políticos, los apostadores y los analistas de Wall Street, se ha convertido en un vicio: no podemos dejar de tratar de anticiparlo. El más reciente en intentar hacerlo es PwC, que con su El mundo en el 2050: oportunidades y desafíos plasma escenarios posibles de crecimiento económico a 2030 y 2050.

Sus conclusiones más generales dicen que “en las próximas cuatro décadas seguiremos en un mundo de dos velocidades en términos de crecimiento. Por un lado, un grupo de países emergentes que crecerán, al menos, una media del 4% anual y, por otro, los países desarrollados, en donde el incremento medio de la actividad apenas llegará al 2%”.

Ello, amén de los efectos de la crisis financiera internacional, “está empujando aún más rápido el centro gravedad de la actividad mundial hacia los países emergentes”.

Así, “India se consolidará como la tercera potencia mundial en 2050 (ver cuadro); ese mismo año, Brasil desplazará a Japón en la cuarta posición; Rusia se convertirá en la primera economía europea por delante de Alemania y países como México o Indonesia podrían superar a economías como las del Reino Unido o Francia”.

Para bien, aunque más probablemente para mal, lo más seguro es que PwC se equivoque. Por un lado, el calentamiento global y otras crisis medioambientales comenzarán a destruir con más fuerza a los activos existentes, y suena plausible que dejen peor a las economías que dependen de climas benignos para prosperar y disponer de menores recursos. En ese sentido, de primar el criterio nacionalista de “País XX Primero”, las economías emergentes que no posean (con la excepción de China) ahorro suficiente para maniobrar por sí mismas, se encontrarán totalmente solas.

Por otro lado, hay dos incógnitas económicas trascendentes: el impacto de la automatización en las economías y la aparición, o no, de una nueva oleada de innovación que dinamice el crecimiento. Si esto último ocurre, lo hará, primero, en un grupo pequeño de naciones.
Hasta el momento no parece que México o Rusia estén incubando tal revolución tecnológica. Afortunadamente existe la suerte y la inteligencia: en 1900, si alguien hubiera dicho que los entonces miserables Finlandia, Suecia, Dinamarca y Noruega encabezarían la lista de los países más ricos, prósperos y bien sucedidos, las risotadas habrían sido fenomenales.
 

Autores

AméricaEconomía.com