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Sepa a cuánto llegará el crecimiento de la región, según Esade
Miércoles, Enero 25, 2017 - 13:25

Según los autores del informe, la mayoría de las economías desarrolladas entrarán en fase de ralentización mientras que los países emergentes volverán a registrar un importante crecimiento.

El crecimiento de la economía en Latinoamérica mantendrá la evolución dispar. Algunas economías exportadoras de materias primas como Perú, Bolivia o Colombia crecerán entre un 3% y 4%, mientras que Chile y México lo harán algo por debajo del 3%. Esta es una de las principales conclusiones del último Informe Económico de Esade, elaborado con la colaboración del Banco Sabadell y dirigido por el profesor David Vegara, y en el que también se adelanta que otras economías mostrarán una evolución peor: Brasil saldrá de la recesión, pero crecerá probablemente apenas unas décimas, mientras que Venezuela y Ecuador seguirán en recesión. Estas previsiones estarán estrechamente ligadas a las consecuencias económicas del brexit y, excepcionalmente en Latinoamérica, a la política monetaria de la administración Trump, apartados a los que el Informe Económico de Esade dedica sendos capítulos, junto a otros temas de actualidad como la economía colaborativa y la integración de la economía digital en el sistema económico clásico.

Según los autores del informe, la mayoría de las economías desarrolladas entrarán en fase de ralentización mientras que los países emergentes volverán a registrar un importante crecimiento, especialmente India y China. De la zona del euro pocos, salvo España y Reino Unido, superarán la media del 2%, situación similar a la que vivirá también Estados Unidos. En cambio, se prevén mayores crecimientos —por encima del 4,5%—  en los países emergentes, especialmente India —con una cifra por encima del 7%— y en China, alrededor del 6,5%—. Algunas economías con problemas en los pasados años, especialmente Brasil o Rusia, mejorarán algo su situación.

Inflación, de la teoría a la práctica. En consonancia con el ligero repunte de la actividad en las economías avanzadas y con la recuperación de los precios del petróleo y de las materias primas, la tasa de inflación, que empezó a repuntar en 2016, se situará este 2017 muy cerca del 2%, cifra que tienen por objetivo los bancos centrales. Este debería ser el caso de los Estados Unidos y Canadá, así como de algunas economías avanzadas de Asia-Pacífico como Corea del Sur y Australia.

Algunas economías emergentes como Brasil, Rusia o Turquía, que tienen tasas de inflación que superan los objetivos de sus bancos centrales, verán cómo su inflación se modera en 2017 a medida que se desvanece el efecto de las recientes depreciaciones y que las medidas tomadas por las políticas monetarias hacen su trabajo.

En Europa, solo el Reino Unido se situará por encima del objetivo, “en parte gracias a la depreciación de la libra esterlina”, según cita el estudio. Sin embargo, en la zona del euro continuará a la baja después de alcanzar una inflación cercana al 2% en 2015. Todos los países de la eurozona verán caer su inflación algo por debajo del 1,5%, a excepción de algunas economías de la periferia como España, Irlanda y Grecia, donde se puede superar ligeramente el 2%, y de las economías en desarrollo de la zona, que también superarán el 2% o el 3%. El BCE deberá mantener sus medidas no convencionales de inyección de liquidez.

Estados Unidos y Reino Unido, en el punto de mira. Para los autores del Informe Económico de Esade, la economía americana probablemente experimentará una aceleración a corto plazo debido al recorte de impuestos, el gasto en construcción de infraestructuras y al aumento del gasto militar, que repercutirá positivamente en la economía global gracias a la apreciación del dólar y al aumento de la demanda. Sin embargo, este podría no tardar en diluirse por la progresiva subida de los tipos de interés como consecuencia de un déficit público más elevado y del cambio de orientación de la política monetaria por parte de la Reserva Federal. Otras medidas avanzadas por Trump, como la introducción de aranceles, la retirada total o parcial de los Estados Unidos del Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA) y una actitud agresiva en los conflictos de comercio internacional, pueden tener importantes efectos contraproducentes a medio y largo plazo.

La estadounidense no será la única política fiscal expansiva que verá 2017. También en el Reino Unido cabe esperar un cierto estímulo en este sentido frente a un posible freno de la actividad derivado de la incertidumbre, y otros países como China o Japón e, incluso, las emergentes India o Sudáfrica, también han anunciado nuevas medidas durante el año que acaba de empezar.

En este sentido, los autores del informe recomiendan a los países desarrollados que “sus políticas fiscales tengan por objetivo tanto el apoyo de la demanda a corto plazo como el aumento del potencial de crecimiento, muy dañado después de la crisis”. “También deberían centrarse en la protección de algunos grupos vulnerables de la población para contrarrestar así los efectos de la crisis sobre la desigualdad”. Otros objetivos importantes para la política fiscal serán, en opinión de los expertos de ESADE, el aumento de la inversión en I+D, la construcción de infraestructuras y la inversión en educación y sanidad. No obstante, en Estados Unidos, las dudas sobre la viabilidad de la estrategia podrían incluso eliminar buena parte de su naturaleza expansiva si los consumidores y empresas deciden aumentar su nivel de ahorro anticipando futuros aumentos impositivos. La administración Trump debería clarificar lo antes posible su estrategia fiscal.

En el caso concreto de la zona del euro, el Informe Económico de Esade anticipa una política fiscal neutral en el periodo 2017 y 2018 con una ratio de deuda pública que se reducirá gradualmente hasta una media del 87% del PIB (desde el 90,3% registrado en 2015). Esta reducción será posible por la disminución de los tipos de interés, la aparición en algunas economías de superávits primarios y por la reducción del volumen del déficit público. Algunas economías, sin embargo, siguen fuertemente endeudadas, lo cual limita su margen de actuación en política fiscal.

Autores

AméricaEconomía.com