Temer y el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, lideraron las negociaciones con los legisladores para hablar sobre proyectos que buscan limitar el gasto de los estados y sumar flexibilidad al uso de los ingresos impositivos federales, que de otra manera están asignados por ley a otras erogaciones.
Brasilia. El presidente interino de Brasil, Michel Temer, y su equipo económico se reunió el viernes con legisladores para instarlos a que aprueben un paquete de medidas de austeridad estancado en el Congreso, en medio de las presiones que sufre el Gobierno para aumentar el gasto.
Temer y el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, lideraron las negociaciones con los legisladores para hablar sobre proyectos que buscan limitar el gasto de los estados y sumar flexibilidad al uso de los ingresos impositivos federales, que de otra manera están asignados por ley a otras erogaciones.
Los representantes de los estados norteños más pobres, que demandan más fondos federales, han bloqueado la aprobación de las medidas, cuya votación estaba prevista para esta semana. La cercanía de elecciones municipales en octubre también redujo el quórum en ambas cámaras del Congreso, lo que complica la votación.
"El Gobierno está preocupado y quiere impulsar la aprobación de estas medidas", dijo un asesor de Temer, que pidió no ser nombrado porque no está autorizado a hablar públicamente. "Necesitamos que se aprueben estos proyectos para poder avanzar con las medidas fiscales más importantes", agregó.
Meirelles dijo a periodistas después de la reunión en Sao Paulo que recibió garantías de los jefes del Senado y la Cámara de Diputados de que la propuesta del Gobierno para poner un límite al gasto sería aprobada antes de fin de año.
"El próximo año, el gasto no subirá sobre la tasa de inflación vista este año", afirmó.
Temer ha prometido que aplicará medidas impopulares para limitar el gasto federal y disminuir los beneficios del generoso sistema de pensiones de Brasil para equilibrar las deficitarias cuentas del Estado.
Pero el presidente interino quedó bajo la lupa al mostrarse flexible en algunas medidas de austeridad y elevar los salarios de los empleados públicos para obtener apoyo del Senado en el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, su ex aliada y compañera de fórmula, temporalmente separada del cargo hasta que se defina su futuro.
Rousseff, quien está acusada de manipular las cuentas fiscales, sería impugnada por el Senado más adelante este mes, según sondeos de la prensa local a los legisladores. Ella ha negado cualquier ilícito y acusa a Temer, su vicepresidente, de conspirar en su contra.