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Gobiernos del Golfo Pérsico enfrentan fuerte alza de precios de alimentos
Sábado, Febrero 12, 2011 - 09:01

Tras la caída de Mubarak, la atención del mundo árabe seguirá puesta firmemente en Egipto, donde los precios del trigo, ya altos por la escasez de suministro causadas por las sequías en Rusia y las inundaciones en Australia, siguen subiendo a máximos históricos.


Dubai. Los países del norte de Africa y Medio Oriente están buscando con urgencia formas de suavizar el impacto del repentino aumento de precios de los alimentos, alarmados por las protestas contra gobiernos autoritarios vistas desde Argelia a Yemen.

Manifestaciones sin precedentes han estallado en toda la región provocadas por los eventos de Túnez el mes pasado, que llevaron al presidente Zine al-Abidine Ben Ali a exiliarse en Arabia Saudita tras las protestas de un pueblo disconforme con el alto desempleo y el gran valor de los alimentos.

El viernes, cientos de miles de egipcios se congregaron en la plaza principal de El Cairo celebrando el final del régimen autoritario de Hosni Mubarak, quien dimitió tras 30 años en el poder y luego de más de dos semanas de intensas protestas.

El alto precio de los alimentos es uno de los motivos de las quejas de los manifestantes en la región, después de que los precios internacionales de los alimentos llegaran a un récord en diciembre.

Esta cifra estuvo por sobre los niveles que suscitaron los disturbios en 2008, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que advirtió que los precios de los cereales, oleaginosas, lácteos, carne y azúcar subirán.

Pero tras la caída de Mubarak, la atención del mundo árabe seguirá puesta firmemente en Egipto, donde los precios del trigo, ya altos por la escasez de suministro causadas por las sequías en Rusia y las inundaciones en Australia, siguen subiendo a máximos históricos.

"El gobierno debe hacerse cargo, monitorear los precios y mejorar los salarios para evitar que lo que ocurrió en Túnez se extienda (...)", dijo Raeda al-Farooki en un gran supermercado en la ciudad portuaria de Yida en Arabia Saudita.

"La cebolla costaba aproximadamente 5 riales (1,3 dólares) por kilo hace dos años y ahora ronda los 10. Los alimentos importados son aún más caros, pero la peor parte es que no hay un alza de salarios", dijo Farooki, quien vive con 6.000 riales (US$1.600) al mes.

Argelia, Libia y Jordania han flexibilizado los impuestos a los alimentos o los aranceles sobre los alimentos importados y han recortado los precios de los alimentos básicos.

Mientras, Kuwait recientemente implementó un generoso estipendio y raciones gratuitas para sus ciudadanos hasta marzo de 2012 para aliviar las dificultades de costos más elevados.

También hay un creciente descontento en Yemen, el país árabe más pobre, donde 40% de la población vive con menos de dos dólares al día.

En el Foro Económico Mundial de Davos hace dos semanas, los líderes del mundo advirtieron que el aumento repentino de los precios de los alimentos podría provocar más disturbios e incluso conflictos bélicos.

"Imaginen la presión sobre los alimentos, la energía, el agua y los recursos. La próxima guerra o conflicto económico puede ser por la carrera por los escasos recursos si no los administramos en conjunto", dijo el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, en un discurso en Davos.

Una población joven en rápido crecimiento y el aumento del desempleo en este sector podrían incrementar la presión social en Arabia Saudita.

El máximo exportador de crudo del mundo podría tener más problemas para distribuir su riqueza petrolera entre sus 18,5 millones de habitantes, a diferencia de otros gobiernos del Golfo, si bien protestas callejeras son poco probables que ocurran.

Par dar empleo y diversificar su economía del petróleo, Arabia Saudita está en el tercer año de un programa de US$400.000 millones, pero el gasto debe ser administrado cuidadosamente para evitar un alza de la inflación.

"Esperamos un aumento de casi 20% en los precios mundiales de alimentos y bebidas para 2011", dijo Ayesha Sabavala, economista de la Unidad de Inteligencia Económica.

"Veo algo de riesgo de inflación en los precios de alimentos en términos de un cierto grado de malestar contra el Gobierno en Bahréin y Arabia Saudita. Pero nada en la medida de Túnez", dijo.

La inflación fue en aumento en todo el Golfo el año pasado, llegando a máximos de varios meses, pero pese a esta alza el indicador de precios del consumidor se mantiene muy por debajo de los récords superiores a 10% vistos en la mayoría de las naciones de la zona en 2008.

La inflación en el Golfo está proyectada que oscile entre el 2,8% y 5% este año.

El director del Banco Central de Arabia Saudita ya ha expresado su preocupación por la inflación en el reino del desierto, que al igual que sus vecinos importa alrededor de 70 por ciento de sus necesidades alimenticias.

Los crecientes ingresos petroleros permiten a los gobernantes de países exportadores de crudo pagar cientos de millones de dólares en subsidios al combustible para la viviendas de la población local, aunque algunos como los Emiratos Arabes Unidos han comenzado a recortarlos.

"Son demasiado blandos para salir a las calles. No hay escasez de alimentos, hay abundancia de alimentos y de casi todo lo demás", dijo Sami al-Faraj, director del Centro de Estudios Estratégicos de Kuwait.

En Kuwait, país experimentó el más marcado aumento de precios de alimentos en el Golfo el año pasado (8,5 por ciento), su emir ordenó la distribución de US$4.000 millones en efectivo y alimentos básicos gratuitos.

En tanto, el Gobierno de Marruecos, que subsidia fuertemente los alimentos y el gas, ha prometido mantener los precios a niveles accesibles "a toda costa" para sus 32 millones de habitantes.

Producir más alimentos a nivel local no es una opción viable para países de la principal región exportadora de petróleo del mundo, dadas las extremas temperaturas en el verano y el limitado acceso al agua.

Hassad Food, propiedad del fondo soberano de inversión de Qatar -un alto inversor internacional-, ha estado en tratativas con los gobiernos de Argentina y Ucrania para comprar tierra de cultivo para la producción de cereales.

Pero invertir en tierras de cultivo en el extranjero no está exento de críticos, que acusan a compradores de perpetrar la "apropiación de tierras", que podría reducir el acceso a los alimentos para algunas de las personas más pobres del mundo.

Autores

Reuters