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El fracaso del viagra femenino
Jueves, Marzo 3, 2016 - 07:29

La comercialización de Addyi (flibanserina), la píldora rosada que prometía incrementar el deseo sexual de las mujeres, provoca más polémica que placer.

El Espectador. El medicamento fue promovido por un grupo de activistas de los derechos de la mujer que argumentaron lo injusticia que implicaba el hecho de que los hombres tuvieran su píldora azul para aumentar su función sexual, pero las mujeres no.

El fármaco, diseñado por Sprout Pharmaceuticals, ya había sido rechazado por la FDA en dos ocasiones (2010 y 2013), debido a sus efectos secundarios, dudas sobre su seguridad y la ausencia de pruebas suficientes que demostraran su eficacia en mujeres con poco deseo sexual. En los resultados de los ensayos clínicos presentados se informó que las mujeres sentían más deseo en el mes, aunque la diferencia, en comparación con un placebo, era pobre (sólo alrededor de 0,3 puntos en una escala de entre 1,2 y 6,0).

Esta vez, un estudio publicado en la revista científica Archives of Internal Medicine confirmó las sospechas: la píldora rosada, que salió en ese momento, tiene más contraindicaciones que beneficios. De acuerdo con los análisis de la investigación los efectos de la droga han demostrado ser modestos a la hora de aumentar la líbido femenina. En cambio, los efectos secundarios, tales como somnolencia, mareos, fatiga y náuseas, se hacen cada vez más molestos y se incrementan con el consumo de alcohol.

Luego de analizar ocho estudios de 5.900 mujeres, los investigadores llegaron a la conclusión de que cuando las mujeres empezaban el tratamiento con flibanserina (Addyi, en términos comerciales) tenían, en promedio, un encuentro sexual satisfactorio en el mes, aparte de los dos o tres que ya tenían.

Sumado a la decepción del “viagra femenino” en términos médicos, la droga no se está vendiendo bien. A principios de enero generaba solamente 240 a 290 órdenes médicas a la semana, de acuerdo con un informe recogido por David Maris, analista de Wells Fargo Securities, quien buscó a partir del rastreador pres IMS Health. Maris, como citó el New York Times, estimó que las ventas de addyi estaban corriendo a una velocidad de US$ 11 millones al año, muy por debajo de los US$ 100 millones a US$ 150 millones en ventas que Valeant (compañía dueña de la droga) espera alcanzar este año.

Otros médicos se opusieron a este estudio y manifestaron que la droga sí ha tenido efectos evidentes en los pacientes. Lauren Streicher, obstetra y ginecóloga en la Escuela de Medicina Feinberg de Northwestern Memorial Hospital, en Chicago, dijo a ese medio que varias de sus pacientes han tomado la droga con un aumento significativo de su deseo sexual y que ninguna de ellas ha dejado de usarla debido a los efectos secundarios.

Con este estudio, nuevamente salió a flote la pelea que se había armado el año pasado por la efectividad del medicamento. En esa oportunidad la psicóloga y terapeuta sexual Leonore Tiefer dijo que “esto no es más que una mezcla de política, ciencia y dinero”. Esta vez, Ellen Laan, profesora de ginecología de la Universidad de Ámsterdam aseguró que la discusión sobre la igualdad de género era “engañosa y peligrosa”.