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El infame récord mundialista que pesa sobre El Salvador
Lunes, Mayo 14, 2018 - 09:45

El portero Ricardo Guevara Mora sufrió un intento de asesinato tras encajar 10 goles en 1982. Hoy, espera que nadie sufra su desgracia.

Burlas, agresiones y hasta un atentado con 22 disparos fue la dolorosa consecuencia que sufrió el exportero salvadoreño Ricardo Guevara Mora por haber recibido la mayor goleada que se registra en la historia de los Mundiales.

A pesar de los 36 años transcurridos, en el país centroamericano aún no le perdonan a Guevara el haber pasado a la historia por la derrota 10-1 que El Salvador sufrió ante Hungría en la Copa del Mundo de 1982.

Guevara Mora, que en ese entonces tenía 20 años, fue responsabilizado por el fracaso del equipo, lo que dio inicio a un amargo camino lleno de atentados y hostigamientos en su contra y de su familia.

“Nos tocó vivir el día más triste de nuestra historia. Sufrí atentados, en una ocasión me dispararon adentro del carro cuando iba manejando, fueron 22 impactos con un fusil de asalto”, recordó Guevara entre lágrimas en una entrevista con Reuters.

Guevara, ahora de 56 años, recuerda con tristeza cómo algunos directivos de la federación propusieron colgarlo en la portería y a los periodistas que incitaban a la afición a insultarlo en los estadios.

Tras la ola de ataques, su familia y amigos le recomendaron salir del país para poner fin a las hostilidades. Por esa razón, el exguardameta desea que ningún portero tenga el infortunio de superar su récord en una Copa del Mundo, para que no sufra lo mismo que él.

“Las cosas que uno vivió no se las deseo a nadie, y la verdad es que si alguna vez llega a existir un marcador más grande no me voy a sentir alegre, sino que voy a estar solidario con los que lo sufran porque sé lo que les va a tocar pasar”, apuntó.

Ricardo Guevara Mora inició su carrera deportiva en el béisbol, pero su estatura, 1,80 metros, y su cuerpo fornido lo llevaron a destacar en el baloncesto, disciplina en la que fue campeón estudiantil en Centroamérica.

Durante un entrenamiento, el portero salvadoreño Raúl Magaña, que jugó en el Mundial de México 1970, lo persuadió para que se convirtiera en guardameta.

La clasificación de El Salvador al Mundial sirvió para detener por tres días una cruenta guerra civil (1980-1992) entre la ex guerrilla izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejército, que dejó unos 75,000 muertos y unos 8,000 desaparecidos.

“Cuando clasificamos hubo tres días de paz, y cuando alguien consigue parar la guerra para celebrar tres días no tiene nombre ni precio”, aseveró.

Tras el Mundial, Guevara defendió la portería de varios clubes de España, Estados Unidos y Guatemala. Se retiró en el 2004 y se convirtió en instructor acreditado de la FIFA.

Actualmente es jefe de operaciones de un proyecto deportivo en la alcaldía de Santa Tecla, 12 kilómetros al suroeste de San Salvador, en el que busca formar y recrear a unos 8,000 niños y adolescentes para prevenir la violencia y evitar que ingresen a las pandillas.

“Ahora soy feliz, no reprocho, no resiento y por el contrario agradezco por poder pelear por la patria. Representar a la patria es algo que la patria te da y se lo tenés que agradecer”, apuntó.

Autores

Nelson Rentería/ Reuters