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El modelo de bicicletas compartidas que China quiere exportar al mundo
Lunes, Abril 10, 2017 - 13:34

Nuevos servicios combinan tecnologías de geolocalización satelital, la cerradura que se abre con un código QR y el pago mediante telefonía inteligente.

Con su llegada a los países como Singapur y Estados Unidos, las bicicletas compartidas chinas vienen tomando la iniciativa de crear una nueva tendencia global de un transporte verde y de conveniencia.
 
Mobike, una de las principales empresas proveedoras chinas del servicio de la bicicleta compartida de China, lanzó el 21 de marzo su operación en Singapur, con el primer lote de sus bicicletas naranjas y plateadas.
 
Hasta finales del mes pasado, Ofo, otra mayor firma del servicio, ha puesto en las calles de Singapur un millar de estos vehículos de cero emisión, en un proyecto conjunto con la compañía local Obike.
 
También, el amarillo emblemático y el logo de “ofo” de un ciclista montado sobre dos ruedas se ve en las calles de Austin, Texas, Estados Unidos, por lo cual la red social tejana exclamó, “China está moviéndose hacia el Occidente”.
 
Según estas empresas, una perspectiva compartida de todas es expandir el servicio por todo el planeta. Yu Xin, co fundador de ofo, dijo a la prensa que la empresa tenía planeado ampliar su presencia en diez países dentro de 2017.
 
A diferencia del modelo tradicional de las bicicletas públicas, este nuevo servicio combina las tecnologías de la localización por satélite, la cerradura digital que se abre con un escaneo de un código QR y el pago que se realiza dentro de los sistemas de finanza virtual mediante telefonía inteligente.
 
Hasta te miden la distancia de cada viaje y cuántas calorías has quemado mientras tanto.
 
No hay estaciones fijas porque no harán falta: están presentes en los puntos más visitados de las ciudades, fuera de los edificios de oficinas, las paradas del metro, cerca de las calles donde ocurre una congestión de tráfico constante...
 
 
Las bicicletas compartidas que las empresas chinas pretenden exportar al globo ofrecerán una alternativa verde para que la población automovilista urbana deje sus vehículos en el garaje, los pasajeros se liberen del estado de sardinas en lata en el metro atestado en hora punta; todos a pedalear.
 
“Todos los días monto en una de las bicicletas estacionadas fuera de la salida del metro y la dejo fuera de mi compañía. Me ayuda a cubrir ‘la última milla’ pues el metro no siempre va dónde quiera llegar”, dijo un usuario beijinés de apellido Ma.
 
“De vuelta a casa, me bajo del metro y monto en bici al mercado para comprar los ingredientes de la cena”, contó. “Cada vez viajo más en la bici porque es más saludable y ecológico”.
 
Hace tres décadas, China solía ser descrito en las narrativas occidentales como un país que se movía por encima de las ruedas de bicicletas.
 
En lugar de los enormes atascos de automóviles que se observan hoy día en Beijing como en cualquier otra gran ciudad del mundo, por las calles de China de los años 70 del siglo pasado se circulaban flujos de ciclistas. La razón era simple: en aquella época un auto privado aún era un lujo fuera de la capacidad financiera de la mayoría de la población.
 
Irónicamente, después de seguir una fiebre por comprar automóviles, los chinos en la actualidad se preocupan por las emisiones de los gases de efecto invernadero y se fatigan por quedarse atrapados en medio de un embotellamiento del tráfico de frecuencia diaria.
 
Los urbanistas chinos han vuelto a montar en bicicleta, esta vez por razones de conveniencia y en un esfuerzo de aportar a la protección ambiental.
 
MoBike, OFO, BlueGoGo... Una serie de empresas recién creadas han coincidido en ofrecer el servicio de bicicletas compartidas en las grandes ciudades chinas comenzando por la capital.
 
 
Aprovechando este servicio, los ciclistas pueden abrir la cerradura de una bicicleta compartida vía una aplicación de teléfono móvil desde donde la encuentren para emprender un viaje, y dejarla en las aceras al llegar al destino.
 
Siguiendo el naranja-plateado de Mobike y el amarillo limón de ofo, otro actor del sector, Bluegogo, azul como su nombre sugiere, también ha tomado parte en la competencia ardiente por la cuota del mercado.
 
Mientras Mobike ostenta su sistema de localización y rastreo por GPS y una calidad suprema que requiere no mantenimiento por años, y las bicis ofo tienen la ventaja de exigir menos dinero en depósito, aún existe gran espacio en el mercado para otras compañías como Bluegogo, quien ha aprendido de sus competidores para contar los méritos de ambas marcas.
 
Además del azul, otros colores siguen apareciendo a medida que nuevas empresas se juntan a la competición en un boom como hongos tras la lluvia.
 
Al principio, cuando las bicicletas compartidas todavía eran una novedad, los usuarios chinos presenciaron unas escenas feas del vandalismo dado que -según estadísticas de ofo- apenas 1% de las bicicletas resultaban robadas, rotas, ocupadas hasta modificadas para uso individual de ciertos egoístas sin vergüenza.
 
La táctica en respuesta, según Yu Xin de ofo, es suministrar aún más bicicletas en las calles urbanas, hasta cuando uno pueda encontrar una disponible en cualquier rincón de la ciudad, de modo que nadie se interese por el hurto.
 
Por otro lado, los departamentos de Seguridad Pública ha castigado a algunos usuarios que habían dañado las bicicletas compartidas intencionalmente, con multas y detención.
 
Fuera de su significado en promover la industria manufacturera de las bicicletas, esta guerra de los colores está cambiando al público chino y sus opciones por el transporte, al mismo tiempo de que éste se educa viviendo la experiencia de compartir.
 
Aunque en ciudades prudentes sobre el manejo de los vehículos como San Francisco, los legisladores siguen deliberando sobre los pros y contras del modelo de este servicio, con la marcha de las bicicletas compartidas de China al mundo, tenemos buena razón para creer que también -ojalá- cambiará a toda la humanidad.

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