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El sendero de la inclusión educativa
Domingo, Noviembre 8, 2015 - 13:01

Martha Lucía Becerra es una de las 30 finalistas de Titanes Caracol. Su labor se ha visto representada en su vocación como profesora de niños en condición de discapacidad.

Resulta ser todo un reto para el sistema educativo en Colombia que niños con distintas discapacidades sean educados en los mismos espacios que los niños en condición regular. Pero este no ha sido un problema para Martha Lucía Becerra, quien desde hace 20 años ejerce la profesión de docente en Medellín, pero con un valor agregado: darles todo su amor y atención a niños que presentan parálisis cerebral, síndrome de Down, dificultades de aprendizaje y otros diagnósticos, y quienes a diario comparten ese mismo lugar con chicos que no presentan tales condiciones. “Para mí, enseñar es dar, es pasión, es entrega, es tolerancia y es paciencia, pero todas esas cosas se hacen con el corazón, porque el conocimiento viene por añadidura”, asegura Martha Lucía al equipo de Titanes Caracol, concurso en el que ha sido nominada en la categoría de Educación.

Para ella esta es una oportunidad de enseñar a otros lo que significa la palabra inclusión, pues, más que un trabajo, su compromiso consiste en sensibilizar a padres y niños respecto al proceso educativo.

Su experiencia como mamá de Paula, a quien la parálisis cerebral acompañó por 35 años, le permitió ponerse en los zapatos de los padres a los cuales les han cerrado la puerta en la búsqueda de lugares donde puedan atender y educar a sus hijos en un ambiente de respeto y comprensión. “Tuve la oportunidad de tener a mi hija en condición de discapacidad. Paula vivió 35 años con el 92% de discapacidad y parálisis de su cuerpo. Sé que Paula me dejó una misión: educar a cada niño, no importa la discapacidad que tenga”, agrega Martha Lucía.

Hoy el colegio Senderos Infantiles trabaja con 92 niños con y sin discapacidad. Su metodología de educación incluyente permite que el respeto sea la base fundamental entre todos. Así lo explica Elizabeth Jiménez, profesora del colegio: “Un niño con discapacidad y un niño regular pueden estar en la misma clase. Obviamente, el maestro debe ser flexible en su currículo y dedicarles tiempo a ambos, tanto al niño con discapacidad como al niño regular, para que los dos interioricen el concepto”.

Y así lo han logrado los padres de estos chicos, quienes consideran el colegio Senderos Infantiles como un segundo hogar para sus hijos. Ellos han descubierto que sus hijos pueden disfrutar de una vida normal junto a los otros niños. “Aquí es como si tuviera otro hogar. Lo envío de la casa al colegio y me quedo totalmente tranquila, porque sé que aquí no es uno más, sino que es tratado por su individualidad con todo el respeto”, dice Sandra Gómez, madre de uno de los niños beneficiados con la labor de Martha Lucía Becerra.

La satisfacción más grande para Martha Lucía es ver cómo estos chicos, a quienes considera como sus hijos, han desarrollado sus capacidades de comunicación y aprendizaje. Para ella, vale la pena trabajar por ellos, por eso continuará dando todo de sí para que estos chicos vayan un día a la universidad y sean buenos profesionales y seres humanos.

Autores

ELESPECTADOR.COM