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El tatuaje se acomoda en la oficina
Domingo, Julio 27, 2014 - 11:51

Cada vez más, el dibujo en el cuerpo se despoja de su estigma social, empujado por una generación joven que llega a puestos directivos y gerenciales

Carla extiende su brazo derecho para mostrar una leyenda en fina caligrafía de tinta negra que se extiende a 10 centímetros de su muñeca. Es el segundo de cuatro tatuajes que se ha hecho a sus 26 años. El primero fue a los 18 años, en la nuca, que le recuerda a su familia: no necesito verlos para saber que están ahí.

“Tengo cuatro tatuajes: uno en la nuca, otro en la muñeca, otro en el antebrazo y uno más en el tobillo. No me cubro nunca y en mi trabajo no me han pedido que lo haga”, asegura la ejecutiva de una importante agencia de Relaciones Públicas.

Carla forma parte de la generación de jóvenes que están llegando a las oficinas con una percepción diferente sobre los tatuajes. Ejecutivos de los sectores tecnológicos, de las artes, y gastronómico dejan al descubierto, no sin orgullo, sus grabados. Sin embargo, el estigma negativo aún persiste en sectores tradicionales como el financiero, legal o de la salud, a pesar de las recomendaciones que hacen expertos.

Evitar la contratación de personas que usan tatuajes es limitar el acceso al talento”, advierte Amaia Ramírez, gerente de Consultoría en Recursos Humanos en PwC. “Hay que buscar la diversidad y la flexibilidad. Debe haber un código mínimo de respeto y de ética profesional, pero las empresas pierden fuerza si dejan pasar al buen talento por esos motivos”, agrega.

Uno de esos casos es el de Jill Abramson, ex directora del periódico The New York Times, quien tiene cuatro tatuajes, uno de ellos en la espalda con una leyenda sobre el periódico. En Estados Unidos, según un artículo del Wall Street Journal, empresas como Ford Motor Co y Boeing permiten a sus altos ejecutivos el uso de tatuajes y piercings. Lo mismo ocurre con bufetes de abogados de Silicon Valley, como Wilson, Sonsini, Goodich y Rosati.

Mal visto

En México, el cambio de percepción avanza lento. “Poco a poco la mentalidad ha ido cambiando. Hoy, prácticamente ninguna de las empresas con las que trabajamos nos solicita o nos pone como un tema discriminatorio el que (los ejecutivos) tengan tatuajes”, afirma Gerardo Reynoso, manager de la especialidad de Contabilidad y Finanzas de Hays México, compañía de reclutamiento profesional para puestos de mando medio y alta gerencia en México.

Aunque no hay estadísticas oficiales sobre el uso de tatuaje, algunas investigaciones arrojan que 3 de cada 10 mexicanos tienen alguno. Según una encuesta de OCC Mundial, 74% de entrevistados dijo que el tatuaje es un obstáculo para conseguir trabajo, pero un sondeo de Gabinete de Comunicación Estratégica, arrojó que 54% de las empresas contrataría a personas que los usaran, contra 36.6% que dijo que “por ningún motivo” lo harían.

“No tenemos una política tal cual –para no contratar personas con tatuajes- pero sí hay el criterio de que es mal visto. Puede dar la imagen de poco profesionalismo, fuera de contexto… Cuando se trata de situaciones como médicos, abogados, banqueros, donde está la confianza de la salud, de tu vida o tu dinero, siento que no es bien visto”, comenta, Sergio Figa, subdirector de Recursos Humanos de General de Seguros.

Alexandre Rodel, director nacional de la agencia de reclutamiento Flexiplán, considera que este tipo de políticas restrictivas son cuestiones de percepción y están sujetas a la interpretación de cada persona. “El talento es tatuado, con o sin cabello, de cualquier raza. Hay una tendencia a la competitividad, además ya no son las personas las que buscan el trabajo, ahora son las empresas las que tiene que salir por el talento”.

Tan importante como tu nombre

Amaia Ramírez explica que el grupo de la población entre los 30 y 35 años comienza a acceder a los puestos gerenciales. Se trata de la “Generación Y” que creció viendo a sus máximos representantes del deportes y los espectáculos usando tatuajes. “Es la que ha roto el concepto negativo del tatuaje”, sostiene.

En la tarea de romper moldes, muchos más participan. Diego Elizarrarás Cerda, expresidente de la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF) y dueño de Todo de Cartón, compañía con 43 años de trayectoria y 38 tiendas en todo el país, posee tres tatuajes que “narran” episodios de su vida.

Independientemente de que creces y adquieres mayores compromisos de gente grande, no puedes olvidar las cosas que te gustaban como correr, ir al cine, coleccionar estampillas. Es una especie de recordatorio”, explica.

Luis Elvira destaca el aporte artístico y personal del tatuaje. “Es algo tan personal como tu nombre o quien eres”. El dueño de OK Food, fabricante de camiones de comida en México, luce seis tatuajes. “Cada uno de mis tatuajes ha sido como promesas o recordatorios y un poco el arte, porque quieres que tenga algo artístico, que te guste”, comenta.

Gabriel Kleiman se estrenó en el uso de los tatuajes cuando tenía 21 años. Hoy tiene dos, que le recuerdan quién y cómo era de joven, explica el director de Pizza Amore.

Otro ejemplo lo ofrece por último José Manuel Aquino Jiménez, dueño de Taquería Restaurante El Jarocho, quien posee cinco tatuajes. “En el antebrazo traigo uno que dice que ‘en esta vida lo que importa es ser feliz y nada más. Viva la vida’. Es un mensaje para mí y para la gente que lo ve”, finaliza.

Autores

El Economista (México)