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Ella es Dame Stephanie Shirley, una ambiciosa mujer de cabeza plana
Viernes, Mayo 22, 2015 - 15:36

La niña que sobrevivió al nazismo gracias a la ayuda de unos "desconocidos", decidió hacer de ese hecho una marca indeleble: convertirse en una persona merecedora de haberse salvado de la muerte.

En la década de los 60, Dame Stephanie Shirley fundó una compañía pionera de software en el Reino Unido, Freelancer Programmers, conformada sólo por mujeres. La compañía llegó a tener una valoración económica por US$3 billones, llegando a emplear a más de 8.000 trabajadores y haciendo millonarias a 70 de sus integrantes. 

La destacada mujer de negocios es –también- un ser humano de muchas dimensiones: refugiada durante la Segunda Guerra Mundial, madre de un hijo autista e intensa filántropa. Ella reconoce y asume con tranquilidad cada una de esas caras.

Y es que nada hacía presagiar lo ocurrido: una niña que llegó a Inglaterra desde Viena en un sistema solidario de transporte llamado “kindertransport” -que salvó a casi 10.000 menores judíos de la muerte en los campos de concentración nazi- con los años se convirtió en lo que hoy es reconocida: una mujer emprendedora y exitosa.

“¿Qué es Inglaterra, por qué voy para allá?”, se preguntaba la niña de cinco años, que nunca soltaba la mano de su hermana mayor, la que sólo contaba con nueve. “Vivo porque hace muchos años unos extraños generosos me ayudaron”, resume Shirley la primera etapa de su vida.

El hecho -más que una anécdota biográfica- se convirtió en una marca personal, ya que decidió convertirse en una persona cuya vida había valido la pena ser salvada. Así lo cuenta en una atractiva charla TED. Para ello debió enfrentar otro tipo de problemas: los prejuicios de género.

Supo de eso cuando decidió formar su empresa. Perfiló su emprendimiento como una compañía de mujeres, para mujeres. Pocos la entendieron. Más aún con la conjunción extraña del producto y quiénes lo hacían: "nadie compra software porque viene con el hardware y menos a mujeres", le dijeron muchas veces a Shirley.

Pero ella no estaba para miradas pequeñas. Desarrolló un concepto en el que la idea fue recuperar a las mujeres que dejaban el mercado laboral por casarse o por los hijos, generando una instancia de trabajo desde el hogar. Luego, eso comenzó a flexibilizarse porque muchas decidían re-incorporarse a sus carreras.

Así y todo, para abrir una cuenta de banco tenía que pedirle permiso a su marido. Por eso su experiencia es hoy considerada una profunda muestra de lucha por la igualdad.

Optó por jugadas arriesgadas, como cambiarse el nombre cuando enviaba cartas a posibles clientes o socios por el de "Steve". Al momento de las reuniones ya era tarde para darse cuenta que el nombre de la misiva o la tarjeta y la persona que estaba enfrente eran la misma.

Los logros alcanzados por la empresa han sido notables en todo sentido. Eso incluye la incorporación de gays y personas transgénero, en años en que Inglaterra reconocer esa identidad era un delito.

La caja negra del supersónico Concord fue programada originalmente por el puñado de personas que trabajaban desde sus casas en Freelancer Programmers. Y estándares de software sobre protocolos de control de gestión generados en su interior, fueron adoptados posteriormente por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan).

Sin embargo, pesar del éxito, las actitudes masculinas generalizadas no abandonaron su mirada por sobre el hombro. La empresa funcionó porque era pequeña, porque no fue estratégica, siempre hubo un "pero". Y cuando llegó a valer US$3.000 millones, ¿qué dijeron los prejuiciosos?: "¡Muy buen trabajo, Steve!", dice sarcástica Shirley. 

Y es que ella subraya que las mujeres exitosas, con ambición y con plena consciencia de sus posibilidades, se les reconoce por su cabeza plana. "Eso es porque acumulan cientos de palmadas en la frente, siempre condescendientes de los hombres", según ironiza la exitosa emprendedora.

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