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Era de bajo crecimiento y alta inflación acecha a un EE.UU. postpandémico
Jueves, Agosto 25, 2022 - 08:31

No son buenas noticias: el estancamiento del crecimiento de la población activa se ve frenado por el envejecimiento de la población, pero también por probables cambios en las preferencias sobre el trabajo y el ocio, y por la estricta política de inmigración de Estados Unidos. En conjunto, es una llamada de atención sobre cómo puede ser la economía post-COVID.

"Despierte y huela el café", es una frase muy usada en Estados Unidos para decir que las cosas ocurren, aun si no queremos que pasen. Acá un ejemplo: en el papel, el negocio de Wonderstate Coffee parece más productivo que nunca, ya que un menor número de trabajadores genera mayores ventas en las tres cafeterías y la tostaduría mayorista que tiene esta empresa en Wisconsin.

Sin embargo, en el fondo, el negocio de la cafetería tiene un 25% de escasez de personal en medio de un mercado laboral ajustado, y sus empleados están estresados.

Su propietario, T.J. Semanchin, ha recortado el horario de apertura y ha empezado a cerrar algunos días para aliviar la carga y está considerando la posibilidad de prolongar los cierres durante la pausa invernal. El menú de servicio completo se está modificando para incluir más productos precocinados, lo que significa el fin del emblemático sándwich de desayuno en al menos uno de los locales.

"Las decisiones son difíciles. Estamos disminuyendo a propósito nuestro modelo de negocio e incluso nuestras propias expectativas", dijo Semanchin. "¿Ofrecer la experiencia completa previa a la pandemia? No".

Mientras los responsables de la política de la Reserva Federal y los banqueros centrales de otros países se reúnen esta semana en un complejo turístico de montaña en las afueras de Jackson Hole, Wyoming, para hacer un balance de la situación en que la pandemia de COVID-19 ha dejado a las economías, la experiencia de Semanchin ofrece una parábola.

Y no es una parábola feliz.

El brote de coronavirus en 2020 coincidió con un aumento de la productividad que dio lugar a predicciones de una edad de oro de la innovación y el crecimiento en Estados Unidos, con una mejor tecnología, sistemas mejorados y tendencias relacionadas con la pandemia como el trabajo desde casa que permitían a los empleados hacer más con menos.

Dos años y medio después, el relato es más sombrío.

La economía se ha reorganizado de forma masiva, ya que los trabajadores se movieron, cambiaron de trabajo y cambiaron las oficinas por sus casas, mientras las empresas han reorganizado las cadenas de suministro y los modelos operativos.

No obstante, esas decisiones a nivel micro, por muy transformadoras que parezcan desde el punto de vista cultural, pueden haber dejado el potencial económico subyacente más o menos como estaba antes de la pandemia o, incluso, un poco peor, con cifras recientes de productividad cercanas a los mínimos históricos y pocos indicios de un aumento significativo del número de personas dispuestas a trabajar.

La caída de la productividad sigue siendo objeto de análisis y se atribuye a todo tipo de factores, desde la dificultad para encontrar la próxima gran idea hasta la lenta difusión de las nuevas tecnologías, pasando por la reciente concentración de las contrataciones en los empleos menos productivos del sector de los servicios.

El estancamiento del crecimiento de la población activa también es complejo, ya que se ve frenado por el envejecimiento de la población, pero también por probables cambios en las preferencias sobre el trabajo y el ocio, y por la estricta política de inmigración de Estados Unidos. En conjunto, es una llamada de atención sobre cómo puede ser la economía postpandémica.

"Cualquier base de optimismo que tuviéramos sobre la productividad se ha hecho añicos", dijo Jason Furman, un profesor de la Universidad de Harvard que fue el principal asesor económico de la Casa Blanca en el gobierno de Barack Obama de 2013 a 2017.

Ahora parece que Estados Unidos "no está saliendo de esta experiencia como una economía de mayor productividad, y si no lo hace, eso significa una inflación potencialmente más alta o un crecimiento más débil en el futuro".

La inflación en Estados Unidos, medida por el Índice de Precios al Consumo, subió a una tasa anual del 8,5% en julio, por debajo del 9,1% registrado en junio, pero sigue galopando aún a un ritmo doloroso para millones de estadounidenses.

SIN REVERSIÓN

Para los bancos centrales, entender cómo la pandemia alteró o no la economía es clave para las decisiones políticas.

La década anterior se caracterizó por una baja inflación que llegó a coexistir con bajas tasas de desempleo y bajas tasas de interés.

Ese mundo probablemente no volverá.

"La reversión (...) está probablemente fuera de la mesa", dijo Joe Brusuelas, economista jefe de la consultora RSM. "Va a ser una economía diferente", con precios más altos, menor crecimiento y menor productividad por ahora.

La situación podrían cambiar. Brusuelas dijo que las empresas medianas -que son seguidas más de cerca por RSM- están invirtiendo en formas que deberían mejorar la productividad y el crecimiento, y aliviar la inflación.

Sin embargo, estos efectos no se notarán hasta dentro de cinco años. Hasta entonces, los dos factores que impulsan el crecimiento de una economía -el número de trabajadores y la cantidad que produce cada uno- pueden ser decepcionantes.

Se trata de una larga ventana durante la cual el banco central estadounidense podría tener que hacer frente a las crecientes presiones inflacionarias con tasas más altas, lo que podría frenar aún más el crecimiento e incluso desalentar parte de la inversión necesaria.

Autores

Reuters