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¿Es factible dormir 30 minutos entre clase y clase? Conoce este nuevo experimento
Lunes, Abril 30, 2018 - 10:45

La Universidad Católica de Chile instaló espacios para que sus estudiantes tomen un descanso durante el día.

Si usted fuera estudiante de la Universidad Católica de Chile y su agenda estuviera tan apretada como para alterar sus horas de sueño, dormir en el campus sería la solución. Un sueño de 30 minutos entre clase y clase sobre una sofá especial para descansos cortos, aromas relajantes, luces ténues y cálidas, un ambiente a 22º, música tranquila, atifaces para los ojos, amohadas y cobijas. Esa experiencia, ofrecida por la institución durante estas tres semanas, es un proyecto piloto que busca mejorar las condiciones de los estudiantes a través de siestas.

Para ello, las directivas de La Católica (como es conocida en Chile) han instalado camas acondicionadas en tres de las cinco sedes que tienen en Santiago de Chile: San Joaquín, Lo Contador y Casa Central. Estas benefician a cerca de 27.000 jóvenes matriculados, que solo tienen que inscribirse en una página web, ingresas una clave, responder un cuestionario sobre la calidad de sus sueños y listo. 

La U. les asigna un turno para dormir entre las 10 a.m. y las 5 p.m. Con este pueden ingresar a las casas rodantes ubicadas en el campus, dentro de cada una hay tres camas separadas en una especie de salones. Sus diseños y toda la instalación, la primera en una universidad de Latinoamérica, fue hecha por la empresa argentina Selfishness. Una compañía especializada en vender equipos para pausas de reactivación a empresas. 

La idea es que dormir media hora le ayude a los estudiantes a combatir el cansancio, la fatiga y a revitalizar las funciones cognitivas, la atención, la memoria, la concentración”, explicó la psicóloga María Paz Jana, coordinadora del Programa para el Manejo de la Ansiedad y Buen Dormir, dependiente de la División de Salud Estudiantil al diario El País.  

“En ocasiones los alumnos tienen un mal hábito del sueño, sobre todo por su etapa que viven, la adultez emergente. Salen mucho, viajan los fines de semana, deben estudiar bastantes horas, tienen una intensa vida social y, por lo tanto, se desordenan sus tiempos. Muchas veces lo primero que se resiente es la calidad del sueño”, agrega la psicóloga.

De hecho, esos espacios, llamados por los mismos alumnos como "siesteros" son más que un lugar para descansar. Las personas que acceder a ellos son analizadas por los expertos de Selfishness. “Usamos un software que mide la calidad del sueño, somnolencia, apnea y un test de reacción. No se trata solo de poner una cama a disposición de la gente, sino que enseñar cómo ocupar esos 30 minutos de la mejor manera para que se puedan reactivar gracias a sillones de gravedad cero que ayudan a que el descanso de media hora sea constructivo y que las personas no pasen a las otras etapas del sueño”, indicó Antonio Laso, ingeniero de prevención de riesgos y dueño de la empresa, al mismo portal.

FOTO: PEXELS.COM

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ELESPECTADOR.COM