Suele pasar que justo cuando las parejas toman conciencia de cuánto se han alejado ya no saben cómo volver a acercarse. Según la psicóloga y sexóloga Isis Romero, muchas parejas entran en pánico porque piensan que este desencuentro se relaciona con la falta de amor.
Duermen en la misma cama, viven bajo el mismo techo, pero están más separados que nunca. Realmente, entre las ocupaciones laborales, familiares, los niños y compromisos sociales, casi sin darse cuenta las parejas van perdiendo esos momentos íntimos.
Suele pasar que justo cuando las parejas toman conciencia de cuánto se han alejado ya no saben cómo volver a acercarse. Según la psicóloga y sexóloga Isis Romero, muchas parejas entran en pánico porque piensan que este desencuentro se relaciona con la falta de amor.
“En la mayoría de los casos no implica que no deseemos o hayamos dejado de querer a nuestra pareja, sino que hemos perdido completamente nuestra privacidad y aquellos momentos que solíamos dedicarlos a nosotros”, describe la especialista, quien señala que esta situación tiene remedio.
Por eso, la experta comparte algunos consejos para que a partir de hoy mismo las parejas comiencen a trabajar juntos en recuperar la privacidad.
Cambio de baterías
El sexo es lo primero que se deja para mañana cuando la lista de quehaceres es larga y extensa. En principio lo que pasa es que las pilas se acaban.
Ante esta nueva situación muchos piensan que la vida es así y que inevitablemente todo llega a su fin y no se les ocurre pensar que existen baterías de recambio.
Como se llevan bien con su media naranja, les gustan las mismas cosas, todavía le quedan muchos años de hipoteca e inician un período de hibernación, interrumpido por las vacaciones en las que pueden tener algunos encuentros para darse cuenta que casi es mejor no tenerlos.
Así pueden continuar el resto de sus días o, también puede ocurrir, que alguien se les cruce por el camino a uno de los dos, le haga descubrir la intimidad por segunda vez y ponga fin a una relación más de compañeros de hogar que de cama.
Perder el factor sexo en un momento dado es normal en toda relación, lo que no lo es tanto es enterrarlo sin motivo aparente. Esto puede derivar en problemas fisiológicos, aunque en principio no los haya.
“Es el caso de las mujeres que empiezan a pensar que ya no son atractivas y por eso sus parejas ya no se van a la cama con ellas, o el de muchos hombres a los que la negativa a las relaciones sexuales por parte de sus mujeres les empieza a provocar inseguridades y ansiedad, lo que acaba afectando a la respuesta sexual y puede finalmente provocar eyaculación precoz u otros trastornos. Lo cognitivo bloquea o controla el instinto. Desgraciadamente, la falta de interés en el sexo no siempre afecta de igual manera a ambos miembros de la pareja. Lo más normal es que uno siga queriendo tener relaciones y el otro no, lo que también es fuente de frustración, culpas, peleas y rabia contenida. Todo esto acabará minando la relación, tarde o temprano”, advierte la sexóloga.
Nada de esto sucede como por arte de magia, por eso no se haga el disimulado ante la problemática, sino que los dos deben querer reencontrarse y trabajar juntos para lograrlo. Habrá que hacer esfuerzos, nadie lo duda, pero el resultado final vale la pena.
