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Esta es la nueva batalla de los sexos en el mundo de las criptomonedas
Viernes, Marzo 16, 2018 - 14:35

Algunas mujeres destacadas en el criptomundo han comenzado a organizar eventos para atraer a otras mujeres a la industria.

Cuando, el mes pasado, una empresa emergente de criptomonedas que había prometido revolucionar la industria de las frutas y las verduras cerró operaciones, en su sitio web quedó publicada una sola palabra: “Pene”.

Hace poco, para promocionar entre los inversionistas su oferta inicial de monedas (ICO, por su sigla en inglés), la empresa de monedas virtuales DateCoin publicó en Facebook un anuncio en el que aparecía una mujer en traje de baño reclinada y, sobre su cuerpo, la frase: “Toca mi ICO”.

Al concluir la Conferencia de Bitcoin de Norteamérica en enero, en la cual se presentaron 84 oradores varones y tres mujeres, la fiesta oficial para clausurar la conferencia se celebró en un local de estriptis de Miami. Un grupo de mujeres inversionistas dijo que había tomado la decisión de boicotear la conferencia en el futuro.

Las monedas virtuales y la cadena de bloques (el libro de contabilidad digital que constituye la base de las criptomonedas) tenían como propósito ser fuerzas más democráticas y crear mayor igualdad, impulsadas por una exuberancia utópica. Sin embargo, las mujeres que han intentado participar en la fiebre del oro se han topado con una tremenda división de género. Peor aún: algunas afirman que esa cultura está empeorando debido a que el dominio masculino se ha visto exacerbado por una nueva comunidad de criptoespeculadores adinerados conocidos como los Blockchain Bros (Hermanos de Cadena de Bloques).

Así que este mundo que apenas se va formando ya está en peligro de ser como el resto de la industria tecnológica, en la cual las mujeres representan una clara minoría. Algunos estudios calculan que la proporción de inversionistas mujeres en la cadena de bloques es de solo entre el cuatro y el seis por ciento. Este desequilibrio importa porque, en general, en los albores de una industria es cuando se amasan fortunas y los primeros grandes beneficiados deciden después en quién invertir y qué construir. Por eso mismo, esta etapa tiene muchas consecuencias.

Algunas de las primeras inversionistas y empresarias han comenzado a advertir sobre este hecho y a tomar medidas para contratacar. “Chicas, consideren invertir en el criptomundo”, escribió en Twitter Alexia Bonatsos, inversionista en capitales de riesgo. “Si no lo hacen, los hombres van a acaparar todas las ganancias… para variar”.

Algunas mujeres destacadas en el criptomundo han comenzado a organizar eventos y hacer invitaciones a grupos y conferencias para atraer a otras mujeres a la industria. Bonatsos fue oradora en uno de esos eventos este mes en San Francisco. Por su parte, Jalak Jobanputra, fundadora de la empresa emergente de inversiones Future Perfect Ventures, se reunió este mes con otros desarrolladores de cadenas de bloques en Nueva York para dialogar sobre este problema. Tras sus conversaciones, anunciaron que habían decidido formar un grupo de apoyo a la diversidad en el sector de cadena de bloques llamado Collective Future, además de crear un documento para presentarlo a las criptoempresas y solicitar su firma como expresión de su compromiso con la diversidad.

“La época inicial determina cómo será la cultura de una industria y quiénes estarán involucrados en la toma de decisiones”, subrayó Jobanputra. Y puso como ejemplo a los inversionistas de capitales de riesgo que aportaron el financiamiento para eBay y Amazon y hacia dónde canalizaron su financiamiento después.

Arianna Simpson, una de las primeras inversionistas en criptomonedas, explicó que el aumento del interés en las monedas virtuales entre varones que son novatos absolutos debería crear conciencia entre las mujeres de que no se necesita gran experiencia ni un doctorado para tener éxito en ese ecosistema.

“Las mujeres siempre se preguntan si cuentan con las capacidades necesarias”, dijo. “Pero basta con mirar qué tipo de payasos andan por aquí”.

La respuesta a eventos específicos ha sido alentadora, según algunas mujeres. Brit Morin, una empresaria de Silicon Valley, organizó hace poco una reunión sobre cadena de bloques para mujeres y los boletos se agotaron en una hora. Cambió a un lugar con mayor capacidad y los 500 lugares se agotaron de nuevo, así que decidió transmitir el evento en vivo. Esa noche, 16.000 espectadores se unieron a la transmisión.

“Tenemos la oportunidad de reconstruir los sistemas financieros”, aseveró Morin. “Las mujeres quieren formar parte de este fenómeno”.

La resistencia surgió por la creciente indignación ante la falta de diversidad en las monedas virtuales, enfatizada por incidentes sexistas como el anuncio de DateCoin en Facebook y la publicación de Prodeum, la empresa emergente de cadena de bloques para la venta de fruta. Ninguna de estas empresas respondió a los pedidos de declaraciones cuando fueron contactadas.

En algunos eventos orientados a las mujeres en el criptomundo, la frustración se está transformando en ira y tristeza. Hace poco, unas cincuenta jóvenes interesadas en las criptomonedas se reunieron una noche en el Woman’s Club de Palo Alto. Algunas de ellas eran estudiantes de Ingeniería en la cercana Universidad de Stanford.

Bebieron vino y compartieron sus experiencias. A algunas las habían confundido con modelos, a otras les habían hecho propuestas indecorosas durante entrevistas de trabajo y muchos hombres ni siquiera les creían que eran ingenieras.

Catheryne Nicholson, directora ejecutiva de BlockCypher, una empresa que ofrece infraestructura para aplicaciones de cadena de bloques, explicó a algunas de las mujeres más jóvenes por qué se ha agravado la situación de género.

“Ahora hay mucho dinero involucrado y los hombres piensan: ‘Ah, soy muy importante, represento un gran porcentaje de los ingresos’”, señaló. “Se han vuelto un poco más engreídos”.

Otras mujeres se quejaron de que la cultura de la cadena de bloques las ha ido cansando poco a poco. Jay Graber, una desarrolladora de Zcash, una nueva criptomoneda diseñada para sistemas que mejoran la privacidad, dijo que había comenzado a interesarse en la cadena de bloques después de participar en las manifestaciones de Occupy Wall Street en 2011 porque consideraba a esta tecnología una herramienta capaz de restarle poder a los grandes bancos centrales. Ahora ya no está tan segura.

“Nunca me sentí insegura antes de ingresar a este espacio”, lamentó Graber. “Pero ya me di cuenta de que no hay nadie como yo. Es muy decepcionante no encontrar a nadie que tenga algo en común contigo”.

FOTO: PIXABAY.COM

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