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Exorcizando yetas
Miércoles, Agosto 17, 2011 - 15:34

Tomando como referencia los sucesivos fracasos, es común que algunos locales comerciales ganen fama de malditos ¿Pero qué se esconde detrás de este misterio? Expertos revelan las leyendas de los lugares supuestamente embrujados y aseguran que, aparte de la superstición, los problemas en la administración son los verdaderos fantasmas.

Era una vez un negocio. Montado en la región más de moda de la ciudad y con bastante dinero invertido, fue sin duda, la gran apuesta del emprendedor que colocó allí todos sus ahorros. Con la renovación del lugar concluido y el equipo montado, se abrieron las puertas. El primer mes fue razonable. El segundo y tercero fueron similares. En el cuarto, sin embargo, los resultados -que nunca habían sido realmente buenos- comenzaron a empeorar. Con seis meses, el dueño creyó que era mejor cerrar. Y así acabó la breve historia de más de una empresa que no funcionó en ese mismo lugar.

Usted probablemente sabe o ha oído hablar de algún lugar en que todo negocio iniciado nunca pasa del intento. Abrieron un restaurante y después lo cerraron. Probaron con un salón de peluquería, pero también fracasó. Corrieron el riesgo, entonces, de colocar una farmacia que acabó de la misma forma.

Finalmente, funcionó una tienda de mascotas, que duró aún menos que las anteriores. Después de eso, nadie más se interesó. Así nació una legítima "cabeza de burro", que es como son conocidos en Brasil los lugares comerciales estigmatizados por tener sucesivos fracasos. Pero, al final de cuentas, ¿por qué nada funciona ahí? ¿maldición o, simplemente, un fracaso en la administración?

Detrás de la leyenda, los hechos

Quien pasa en la calle, quiere distancia. Los interesadas en comprar o alquilar un espacio, por lo general, lo descartan. Para los propietarios y corredores de propiedades, es un verdadero terror: no consiguen cerrar un contrato en absoluto. Sólo puede ser "mala suerte" -y de las fuertes- cierto?

Justificar los propios errores con lo inexplicable, de verdad, es más fácil. La idea sobrenatural de que un lugar esté maldito y que no exista manera de levantar una empresa, para mucha gente, es la única manera de explicar la quiebra de un negocio después de sucesivos fracasos en el mismo lugar. Detrás de todo este misticismo, sin embargo, puede estar oculta una causa mucho más real: la mala gestión del negocio.

El profesor Andre Ortiz del Instituto Business Education, cree que entre las cuatro P del Márketing, el de “plaza”- los otros son “producto”, “precio” y “promoción”- es de fundamental importancia. “También conocido como “canal de ventas” el “canal de distribución”, ha demostrado, en los últimos años, ser el elemento más estratégico en toda la formulación del Márketing, afirma. 

En lo que respecta específicamente a la ubicación, el cuidado a la hora de abrir una empresa comercial debe ser redoblado. Descuidar los pequeños detalles que a menudo pasan desapercibidas, pueden ser fatales. Según el profesor de marketing de Mackenzie, Marcos Morita, los factores relacionados con el entorno y la propia estructura interna del lugar, están entre las principales causas que complican a las empresas. "Avenidas con tráfico de vehículos a alta velocidad, aceras empinadas, falta de seguridad en la zona, localización de bajo movimiento, estacionamiento precario y decoración y mobiliario inadecuado, son sólo algunas de las tantas causas del fracaso”, dice.

Otra cuestión importante -y que deben tenerse en cuenta- es la visión macro que envuelve el negocio. Muchas veces, los empresarios tienden al pragmatismo de la venta directa y acaban descuidando lo restante. “Si, por ejemplo, el cliente compra un aparato y sólo descubre después que la red de asistencia técnica para él es casi inexistente, en la próxima compra él puede descartar aquella empresa como una de las alternativas”, explica el consulto en Márketing Carlos Munhoz.

Deconstruyendo el estereotipo

A veces, la gran maldición de algunos lugares es asegurar que esta existe. "En las pequeñas ciudades, por ejemplo, es muy común que los residentes -especialmente los más mayores- crean las supersticiones sobre que determinado lugar es de mala suerte. Esto puede generar un círculo vicioso en que potenciales clientes dejan de comprar debido a la mala fama, causando la quiebra en la empresa -que sólo servirá para reforzar la percepción de que se trata de un lugar embrujado, dice Munhoz.

Philip Kotler, uno de los más renombrados especialistas del área, explica en su libro “Administración de Márketing” que “el comportamiento de compra del consumidor es influenciado por factores culturales, personales y psicológicos” y recuerda que todos los “factores culturales ejercen la mayor y más profunda influencia”. De ese modo, desmitificar el sentido común, demostrando que las supersticiones enraizadas en el imaginario popular son apenas leyendas, es el primer paso de quien toma el desafío de abrir un negocio en un lugar con fama de maldito.

“El punto de partida, en ese caso, es que el nuevo propietario y locatario tratará de entender el por qué de la supuesta maldición y cómo sus clientes-objetivos son afectados por esta. A partir de eso, las acciones deben ser todas centradas en los valores de ese público, porque sólo así serán exitosas las causas de la superstición. La empresa necesita demostrar que no será afectada como los anteriores negocios que existían allí”, explica Munhoz.

Para Marcos Morita, las maneras de romper la maldición son bien prácticas. “Creo que existen algunos datos en este sentido. Una, por ejemplo, es cambiar el segmento de actuación de la empresa. Abrir un bar en un lugar de un restaurante o una panadería en un lugar de una farmacia”, afirma el profesor.

Arriesgando contra la leyenda

¿Cree tener el coraje para abrir un negocio en un lugar de mala suerte y desenterrar de una vez la “cabeza de burro “? Carlos Munhoz explica que si, estratégicamente, el lugar es bueno para la empresa, vale la pena invertir en este -aún con toda la mala fama. Esto requiere apenas algunos cuidados. “Si el lugar tiene las condiciones adecuadas para el desarrollo del negocio, vale la pena usar las fortalezas para minimizar las debilidades Sin embargo, es fundamental contar con un plan de acción que tenga la correcta percepción del tamaño del "estigma"- porque si es ignorado, sin duda la compañía se verá perjudicada ", dice el profesor.

Pero si, aún haciendo todo bien, el negocio no tiene éxito, no hay manera: sólo bendito!

administradores.com.br

Autores

Simão Mairins, Revista Administradores