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Guanajuato, ciudad polifacética en el corazón de México
Jueves, Mayo 29, 2014 - 11:46

Ubicado en el corazón del país, en él conviven su rico pasado y su dinámico presente. Visitarlo es una experiencia fascinante.

Dos patrimonios mundiales, cinco pueblos “mágicos”, cuatro zonas arqueológicas, plazas, balcones, caminos, paisajes, haciendas, viñedos, tequila, artesanías, tradiciones, una gastronomía única, templos y aventuras. Eso es Guanajuato, un estado situado no en el centro sino en el corazón de México, donde los visitantes tienen la oportunidad de descubrir todos los matices de su verdadera identidad.

Por algo se dice que el viajero que recorre Guanajuato no visita un destino sino que asiste a un espectáculo, pues además de observar los monumentos e interesarse por la rica historia del lugar, se ve envuelto en un ambiente emocionante y excepcional.

El pasado y el presente conviven en toda la zona. Las ciudades de San Miguel de Allende —con el Santuario de Atotonilco— y Guanajuato —capital del estado— fueron declarados por la Unesco patrimonios de la humanidad por el legado que a través de ellas recibimos del pasado, por lo que se vive en el presente y por lo que transmiten a las generaciones futuras.

La primera de ellas fue uno de los escenarios principales de la lucha de independencia mexicana y sus calles y callejones conservan el esplendor del Virreinato, la gastronomía regional y la arquitectura novohispana.

El año pasado, la prestigiosa revista Condé Nast Traveler la ubicó en el primer lugar de su lista de las “25 mejores ciudades del mundo” para vivir.

El Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco es un templo barroco del siglo XVIII, situado a 14 kilómetros de San Miguel. Su construcción, que data de 1740, está inspirada en el Santo Sepulcro de Jerusalén y es mundialmente conocido por haber sido partícipe en la historia de la independencia de México, cuando el cura Miguel Hidalgo tomó un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe como bandera del ejército insurgente.

El templo recibe cada semana más de 5.000 visitantes de todo el mundo, atraídos por su increíble arquitectura y sus hermosos murales. Pero San Miguel de Allende también tiene otros recorridos obligados, en medio de esa sensación de tranquilidad que transmite: la parroquia de San Miguel Arcángel; el centro cultural La Aurora, sede de talleres y galerías de arte; la ruta Capillas de Indios, las vinícolas Toyan y Santa Gloria, la zona arqueológica de la Cañada de la Virgen y muchos hoteles boutique y spas de gran clase.

Pero si se quiere escapar de la historia, se puede hacer turismo de aventura. Coyote Canyon Adventures es una compañía que ofrece excursiones y paseos a caballo, con rancho propio desde donde se tiene acceso a la zona de la Cañada de la Virgen.

Guanajuato, por su parte, es una ciudad fascinante, quizás por su irregularidad: el territorio quebrado donde se asienta, los callejones curvos y angostos, las casas de distintos colores, las plazas con distintas entradas, los túneles con inesperadas salidas.

Durante el siglo XVIII, fue considerada el primer centro mundial de extracción de plata. Hoy es un centro cultural y universitario. Recorrerla significa ir descubriendo, paso a paso, una riqueza tras otra y quedar deslumbrado con cada hallazgo: el centro histórico con sus templos y casonas, las minas en los alrededores, el Callejón del Beso, el teatro Juárez, el Mercado Hidalgo, el Mirador de El Pipila, la hacienda de San Gabriel de Barrera o los museos como el de Alhóndiga, la casa de Diego Rivera o el de las momias, sin duda uno de sus mayores atractivos.

Con un ingrediente cultural que la hace también única: el Festival Internacional Cervantino, que se realiza cada año en el mes de octubre y que se caracteriza por presentar artes escénicas de todo el mundo, poniendo especial énfasis en las creaciones artísticas representadas en español.

‘El Cervantino’, como se lo conoce, abarca una amplia gama de géneros, como la ópera, la danza contemporánea, el teatro, las artes visuales, el cine, la literatura y multimedia, así como una gran variedad de talleres, exposiciones y conferencias.

Muy cerca, entre San Miguel y Guanajuato, está Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia —su nombre completo—, una de las ciudades incluidas en el programa Pueblos Mágicos de México, que busca revalorar las distintas poblaciones del país que se encuentran en el imaginario colectivo. Además de ser la cuna de la independencia mexicana, es famosa por su colorida cerámica de Talavera, por los exóticos sabores de sus helados y porque ahí nació y vivió José Alfredo Jiménez, quizás el más grande cantautor de música ranchera, a quien de hecho se le rinde homenaje con su propia casa-museo.

Y cómo no hablar de León, conocida como la capital mundial de la piel y el calzado, en cuyas calles contrastan los añejos edificios de la época colonial con la moderna arquitectura y amplias avenidas que configuran la imagen de una ciudad en continuo progreso, dinámica, donde se combinan tradición con modernidad.

Reconocida por tener la mejor red de ciclovías del planeta, en 2012 fue nombrada “ciudad campeona del agua”, debido a sus avances tecnológicos en el sistema de saneamiento y utilización de las aguas residuales como fuente de energía. León ocupa un lugar relevante en la economía estatal y nacional, pues se la considera la capital social, comercial y de servicios del estado. 

No hay duda, Guanajuato es una de las provincias mas ricas, dinámicas y emblemáticas de México. Ahí, pasado y presente conviven de forma admirable. Y cómo no reseñar su extraordinaria gastronomía, con la gran variedad de deliciosos platillos típicos de la región, como patitas de puerco, pacholas guanajuatenses (frituras de carne molida de res), pan de Acámbaro, fiambre estilo San Miguel de Allende (mezcla de diferentes tipos de carne de res, pollo y cerdo, con frutas y verduras en aceite y vinagre), además de las clásicas enchiladas mineras. Un menú suculento que bien puede acompañarse con agua de betabel, cebadina, licor de fresa, agua de mezquite o, por qué no, un buen tequila.

Autores

El Espectador