Las imágenes permitieron revelar que el escritor mexicano había participado en importantes documentales sobre la influencia del tren en el desarrollo de su país.
Juan Rulfo (1917-1986) se enamoró del ferrocarril en los años 50 y así lo demuestra el libro "En los ferrocarriles", que compila 62 fotografías captadas por el autor de "Pedro Páramo" y "El llano en llamas", con al menos treinta gráficas inéditas que se reúnen por primera vez, entre otras poco conocidas.
En este álbum o catálogo fotográfico, se pueden apreciar los paisajes que reflejan un México de su tiempo, visto desde las estaciones de Nonoalco, Tlatelolco, Peralvillo, Tacuba y Tlatilco, detalla Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo.
Este romance hizo que el narrador incluyera al ferrocarril en la versión del cuento "Paso del Norte", publicada en 1953, así como en la escena del descarrilamiento del tren en su cuento "El llano en llamas", lo que podría ser poco significativo, pero sí demuestra su afecto por este medio de transporte.
Algunas de estas fotografías fueron expuestas en la muestra Nonoalco y sus alrededores, en 2010, y durante el coloquio organizado dentro de la Cátedra Juan Rulfo en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Unam, en 2013.
Sin embargo, a partir de la investigación realizada para este volumen, el también arquitecto e investigador descubrió el verdadero leit motiv que llevó al escritor mexicano a concebir estas imágenes que hoy forman parte de la memoria de la Ciudad de México.
“No teníamos una referencia exacta de por qué Rulfo había hecho estas fotografías. Y lo primero que me llamaba la atención era que había un montón de éstas sobre el tema ferrocarrilero, vinculadas a la película La escondida, de Roberto Gavaldón, que data de principios de 1956. Entonces me dije: quizá por ahí se sensibilizó”, detalló.
Luego, el director de la fundación encontró que la siguiente película en la que participó Rulfo fue un documental llamado "Terminal del Valle de México", ante lo cual se recordó que existían unas fotos de Rulfo sobre esta terminal de carga, "lo comenté e introduje en mi texto y se lo dije a la investigadora Paulina Millán”.
Semanas después, Millán fue a la Filmoteca de la Unam y preguntó por el documental. “Entonces, cuando lo vimos era evidente que Rulfo estaba incorporado a ese equipo. Y eso le deba una razón de ser a estas fotografías, porque hasta el momento no teníamos idea alguna”, reconoció.
Incluso, hasta hace unas décadas se pensaba que el historiador y cronista José Luis Martínez se las había encargado. “Pero eso no es así, pues aunque publicó algunas en su revista Ferronales, todo fue a partir de un concurso al que mandó una foto y se la publicaron”, agregó.
Así que el hallazgo de ese documental le permitió a Jiménez y a Millán confirmar que Rulfo trabajó codo a codo con el camarógrafo de Gavaldón a lo largo de seis meses, lo cual comprobó que algunas de sus fotografías con las tomas del camarógrafo de Gavaldón tenían ángulos
semejantes.
Esto hace mucho más clara la relación de Rulfo como escritor para el cine, pero sobre todo como fotógrafo para el cine, y el ejemplo más claro es ese documental de Roberto Gavaldón, pues sin dicho proyecto… estas fotos de Rulfo no existirían, añadió.