Pasar al contenido principal

ES / EN

Inteligencia Apreciativa: La clave del éxito para los emprendedores
Miércoles, Julio 23, 2014 - 09:37

Este conjunto de habilidades mentales se usan para lograr dar soluciones y respuestas diferentes e innovadoras para facilitar el logro de los resultados que se anhelan.

Muchas veces quienes toman la decisión de emprender con un nuevo negocio lo hacen con la ilusión de llegar a ser grandes empresas. Sin embargo, lo que no saben es que existen una serie de patrones repetidos en todos los casos de éxito y que todos podemos desarrollar bajo el término acuñado por el psicólogo Tojo Thatchenkery, director del Programa de Desarrollo Organizacional en la George Mason University de Virginia, EEUU, llamado Inteligencia Apreciativa.

Este conjunto de habilidades y patrones mentales utilizados por la gente de éxito se usa para lograr dar soluciones y respuestas diferentes e innovadoras para facilitar el logro de los resultados que se esperan.

Pero, ¿cómo llevarla a cabo en el día a día de un emprendedor? Para Marcos Santos, director de Formación y Desarrollo de Evoluzión Alternative Coaching -Compañía dedicada a la implantación y desarrollo de procesos de cambio en empresas- todo radica en aplicar las “3R's de la Inteligencia Apreciativa, acciones aparentemente sencillas y que en raras ocasiones se consiguen realizar en conjunto y con máxima eficacia.

1. Resaltar lo positivo

La persona con Inteligencia Apreciativa, sabe evitar miedos y saboteadores internos, para que en cualquier situación pueda realizar una lectura positiva de la misma.

2. Re-encuadrar el presente

Sabiendo optimizar bien la primera R, es más sencillo encarar la segunda. Cada situación tiene muchos posibles focos o puntos de atención. Por eso, la persona con Inteligencia Apreciativa sabe encuadrar y poner el foco en aquellas partes de la realidad que le permiten sacar un mayor beneficio. Se trata de lograr ver cada situación o problema desde muchas perspectivas diferentes y creativas, para elegir la mejor o mejores opciones.

3. Recrear un gran futuro desde el presente

En base a todo lo anterior, la persona con Inteligencia Apreciativa es capaz de dejarse llevar, “soñar con realismo”, visualizar un futuro creativo, ideal y motivador, pero realista y posible, gracias a su visión óptima de la situación presente.

Sin embargo, la clave para llevar a la práctica estos pasos de manera efectiva implica saber utilizar también nuestro lenguaje interno y externo. Es por eso que Santos recomienda aplicar los cinco puntos del Lenguaje Apreciativo que permitirá encontrar más y mejores soluciones, aumentar la confianza, efectividad, capacidad para aprender de los errores y resiliencia, entre otros.

A continuación los cinco puntos del Lenguaje Apreciativo:

1. Enfocarse en soluciones y no en problemas: Al igual que la Inteligencia Apreciativa, el Lenguaje Apreciativo se fija en el potencial positivo que tienen las cosas. No busca los errores, busca las soluciones. Así, me preguntaré “¿Qué puedo hacer para mejorarlo?” en lugar de “¿En qué he fallado?”

2. Evitar las palabras negativas a toda costa: No es lo mismo decir “Esta vez no voy a equivocarme” que decir “Esta vez voy a hacerlo perfecto”. En ambos casos, la intención es positiva, pero en el primer caso, de modo inconsciente, mantenemos la equivocación en mente, algo que nos llevará a visualizar situaciones de error. En el segundo caso sin embargo, lo que visualizará mi cerebro serán situaciones exitosas. De ese modo, es más fácil realizar la acción con mayor seguridad y confianza.

El foco en soluciones debe ir acompañado de un vocabulario que ayude y las palabras con connotaciones negativas impiden sacar el 100% de rendimiento al Lenguaje Apreciativo y al modo en que afrontamos cada reto.

3. Centrarse en lo positivo de lo que tiene alrededor: El Lenguaje Apreciativo no solo evita las palabras negativas. También trata de sacar el máximo jugo a lo que nos rodea. Así, un discurso apreciativo al ver una bellota, imaginará la gran encina que puede surgir de ella, el árbol majestuoso que surgirá de una semilla tan pequeña.

Lo habitual al ver una bellota, es no visualizar todo lo que nos ofrece, porque siempre hay opciones más sencillas y que requieren menos esfuerzo.

La personas con Inteligencia Apreciativa saben que para tener esa gran encina es necesario tratar bien la tierra, regar con cuidado, realizar cuidados continuos durante años, etc. Son conscientes del esfuerzo, pero también lo son del beneficio. Son capaces de visualizar siempre la encina en la bellota con cada circunstancia de la vida.

4. Ser consciente de que “El Mapa no es el Territorio”: Es decir, que yo veo el mundo a mi manera, no como es. Veo un mapa, mi mapa. Luego, el resto de la gente verá con su mapa. Y debo respetar los mapas de cada cual.

Así, cuando alguien dé una opinión, no lo veré como un ataque a mi manera de ver las cosas, sino como un punto de vista diferente del que pueda obtener beneficios y aprendizaje. De este modo, me centraré en lo que podemos obtener y no en las diferencias que nos separan.

5. Evitar los prejuicios: Esta es la parte más complicada para casi todo el mundo. El Lenguaje Apreciativo, al entender que hay múltiples modos de entender y percibir la realidad, valora por igual todas las opiniones e ideas. Por supuesto, todos tenemos un juicio propio y eso nos llevará a dar una respuesta y una opinión. Pero evitar los prejuicios, facilita escuchar y valorar todas las opciones, de modo que podamos encontrar todo lo que haya de positivo en ellas.

Desde pequeños, nos hemos acostumbrado a tener prejuicios casi de manera inconsciente. Y esto nos condiciona notablemente a la hora de manejar nuestro lenguaje y obtener los máximos beneficios de lo que nos rodea.

Según Marcos Santos, además de incorporar la Inteligencia Apreciativa en las competencias propias y de los demás a través de las formaciones ya explicadas, hay dos cuestiones básicas que deben ser consideradas, una es la motivación y la otra es “mirar diferente”.

“Mirar diferente es saber que la respuesta inicial que suele aparecer en tu mente, la da la mayoría de la gente. La respuesta innovadora se da teniendo perseverancia, paciencia y buscando opciones inverosímiles de las que se puede extraer información que pueda ser útil. Esta actitud continua permite sacarle un rendimiento del 100% a las 3R’s de la Inteligencia Apreciativa. Sin mirar diferente, las respuestas dadas a esas 3R’s serán simples y de corto alcance. Y para lograr esto, es clave un alto nivel de motivación. Una persona desmotivada no será capaz de desarrollar las habilidades que permiten desarrollar nuestra Inteligencia Apreciativa”, agregó.

Asimismo, el especialista destacó que es importante aclarar que la Inteligencia Apreciativa es una habilidad individual. Pero al ser desarrollable por cualquier persona, se puede hablar de empresas con Cultura Apreciativa o con Inteligencia Apreciativa.

“Es mucho más sencillo llevarla a cabo partiendo de cero, porque estableces una serie de valores y comportamientos que son muy fáciles de mantener, sin tener que deshacer o desaprender actitudes negativas arraigadas. Por eso, el trabajo con emprendedores que comienzan o acaban de comenzar es muy potente y efectivo. En cualquier caso, en empresas que llevan tiempo en funcionamiento también se pueden instaurar esta metodología sin problema. Eso sí, debe ir acompañada de un proceso de Intervención Apreciativa, metodología creada por David Cooperrider, y que permite instaurar cambios organizacionales teniendo en cuenta a todos los estamentos y personas de una empresa. De este modo, dicho cambio se produce con el acuerdo y participación de todas las partes, lo que permite unos resultados espectaculares en cuanto a implicación, motivación, y rendimiento de los empleados, y como consecuencia, en los números de la empresa”, aseveró el ejecutivo.

Cabe destacar que para el coach, es vital la participación de los altos directivos en la aplicación de esta metodología. Por el contrario, estos cambios no se pueden llevar a cabo de manera fructífera.

Un directivo sin Inteligencia Apreciativa, es un directivo que no confía en la capacidad de sus empleados/compañeros, que valora más los números que las personas, que no sabe rodearse de gente con la misma visión y con las mismas motivaciones. Estos puntos son clave para que cualquier empresa o proyecto crezca y de grandes frutos. Y todo eso depende de la guía, del liderazgo de los directivos. Por eso ellos son los máximos responsables a la hora de aplicar esta metodología”, finalizó el ejecutivo.

Autores

Fernando Zúñiga