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Islas Vainilla, el paraíso en medio del océano Índico
Miércoles, Enero 25, 2017 - 11:14

A dos mil kilómetros de la costa africana, escondida entre bosques están las islas Mauricio, Reunión, Comores, Mayotte, Madagascar y Maldivas.

La isla Mauricio es un destino que reclama tiempo y silencio para ser disfrutado. Un paraíso terrenal conformado por picos, cascadas, vida silvestre y legendarias playas de arena blanca y lagunas color turquesa. Está situada a cerca de dos mil kilómetros de la costa africana, pero aun así permite entrar en contacto con la naturaleza, sus animales, sabanas, desiertos y selvas.
 
Lejos del continente y rodeada de un mar sedoso como ninguno, forma parte de las llamadas islas Vainilla junto con Reunión, Comores, Mayotte, Madagascar y Maldivas. Haber sido colonia de ingleses, franceses, portugueses y holandeses hace que hoy exista una cultura creole con su idioma, su gastronomía y la coexistencia de varias religiones. Más de la mitad de los mauricianos son budistas, un tercio musulmanes, los cristianos son minoría y todos conviven pacíficamente.
 
 
Los atractivos de la isla son varios y diversos. Entre ellos se destacan las cascadas Chamarel, escondidas cerca de la costa suroccidental en medio de un horizonte de colinas sembradas de piña y caña de azúcar. Pocos lugares en Mauricio acaparan las miradas de los visitantes con tanta unanimidad. ¿La razón? Cuando el rumor del agua llega con claridad sin ser alterado por la multitud, es posible disfrutar de la visión única de esta tierra salvaje y dejar que la mente viaje a la época en la que la isla no había sido colonizada.
 
 
Muy cerca de las cascadas, escondida entre bosques, se encuentra una de las atracciones más visitadas: los siete colores de la tierra, producto del polvo de origen volcánico, la oxidación de diversos minerales y la erosión causada por la lluvia. El entorno surrealista invita a grabar en la mente cada metro cuadrado de una panorámica en la que los tonos amarillos, azules, rojizos, verdes y violeta son protagonistas.
 
Sin duda, uno de los planes imperdibles de la isla son sus playas, especialmente las de BellaMare, sobre la costa oeste, una de las más lindas del litoral mauriciano. Pasar el día completo allí, bañándose en sus aguas turquesas, observando los peces, corales y crustáceos a través de sus cristalinas aguas y esperar la puesta del sol, es un placer único que pocos lugares del mundo pueden ofrecer.

Autores

El Espectador