Pasar al contenido principal

ES / EN

La acreditación y su importancia para las escuelas de negocios
Viernes, Abril 23, 2010 - 17:49

Si bien no resulta obligatorio para las casas de estudio contar con una acreditación, este sello de calidad -como se le considera en la actualidad- puede otorgar un valor agregado que en muchos casos, puede influir incluso en que el lugar que ocupen en los rankings o en la cantidad de alumnos extranjeros presentes en las aulas.

El prestigio de las escuelas de negocios es, sin duda, uno de los factores primordiales que los ejecutivos consideran a la hora de decidir dónde continuar sus estudios de posgrado. Pese a que hoy en día existen cientos de instituciones académicas, no cabe duda que la elección que muchos alumnos realicen de una u otra dependerá, en gran medida, de la acreditación con la que cuente.

Con el paso del tiempo, la acreditación de las escuelas de negocios ha ido cobrando cada vez mayor importancia. En términos generales, la acreditación es la herramienta de evaluación que se utiliza para asegurar un nivel de calidad alto de la enseñanza superior. Además, otorga un reconocimiento público a aquellas instituciones que reúnen determinados estándares de calidad, y supone la marca de legitimidad de la escuela.

En la mayoría de los países, los Ministerios de Educación son los encargados de acreditar la calidad académica de las universidades. En Estados Unidos, sin embargo, existe un Departamento de Educación destinado a hacer pública la lista de instituciones reconocidas a nivel nacional. Pero también hay varias agencias privadas, no lucrativas, que han asumido la responsabilidad de velar por la calidad educativa y que, al igual que los organismos gubernamentales, establecen los requisitos que debe cumplir las casas de estudios antes de que se les otorgue la condición de institución acreditada.

Si bien no resulta obligatorio para las escuelas de negocios contar con este sello de calidad, la acreditación puede otorgar un valor agregado que, en muchos casos, puede influir incluso en el lugar que las instituciones ocupen en los rankings o en la cantidad de alumnos extranjeros presentes en sus salas de clases. 

En Europa, las dos acreditadoras más reconocidas son Equis y AMBA. Equis (European Quality Improvement System) es otorgada por la European Foundation for Management Development (EFMD) y su objetivo fundamental es elevar los estándares de la educación de administración en todo el mundo. Cuenta con más de 650 miembros, incluidas organizaciones académicas, de negocios, de servicio público y consultoría, en más de 75 países. Además, provee un foro único para información, investigación, networking y debate en innovación, y mejores prácticas en el desarrollo de la gerencia.

Por otro lado, la Association of MBAs, con sede en Inglaterra es una de las acreditaciones de mayor alcance internacional. La AMBA fue fundada en 1967 por un grupo de ocho graduados británicos formados en dos de las escuelas más prestigiosas de Estados Unidos: Harvard Business School y Wharton School.

AMBA es de las pocas asociaciones que acreditan específicamente programas -MBAs, DBA (Doctorates in Business Administration), MBM (Masters in Business and Management)- y no escuelas. Los criterios de concesión están diseñados por un Consejo de Acreditación Internacional compuesto por académicos con amplia experiencia y por representantes corporativos que monitorizan de forma constante estos estándares, a fin de ajustarlos a los cambios que se produzcan en las prácticas empresariales y directivas. Aquellas instituciones que quieran lucir en uno de sus programas el sello de esta asociación, deberán aportar información que demuestre su solidez institucional, su viabilidad financiera, independencia y estructura.

En cuanto al continente americano, la más reconocida es la Association to Advance Collegiate Schools of Business (AACSB). No sólo es el más antiguo de los organismos acreditadores -se fundó en 1916 y su sistema de acreditación tomó cuerpo en 1919-, sino que además es el que más miembros acreditados reúne, en total más de 550 instituciones entre escuelas de grado y posgrado. La AACSB ha destacado tradicionalmente por imponer estrictas disposiciones en relación a la composición de contenidos y al programa académico, preocupándose además por aplicar rígidos criterios numéricos en todos los aspectos susceptibles de medición.

Según Jerry Trapnell, vicepresidente de la entidad, las escuelas que buscan ser acreditadas deben superar un proceso de varios años, "teniendo en cuenta nuestras normas y procesos, las autoevaluaciones según nuestros estándares y un proceso de revisión para confirmar la alineación con las normas".

El experto agrega que las instituciones deben además, demostrar una calidad global de alto grado y el apoyo a los programas de mejoramiento continuo, todo ello en el contexto de la misión declarada de la escuela y su plan estratégico.

El proceso de acreditación demora generalmente un periodo de siete años. Pero, según afirma Trapnell, "si la mayoría de las escuelas se ha planificado eficazmente y tienen un buen conocimiento de nuestras expectativas, pueden completar el proceso en 3 o 4 años".

"La disposición de las escuelas determina el ritmo de éxito. Nuestros estándares se agrupan en tres áreas: la gestión estratégica (misión y plan estratégico); los participantes (profesores, personal y estudiantes), y la garantía de aprendizaje (planes de estudio de normas). Los estándares son desarrollados para ser de relevancia internacional. En AACSB tenemos 593 instituciones acreditadas en 37 países", añade el especialista.

La Escuela de Administración de la Universidad Católica de Chile fue la primera  en Sudamérica en obtener la acreditación de la AACSB, en marzo de 2000. La Universidad Adolfo Ibáñez, en tanto, cuenta con dos los certificados AMBA y AACSB, algo que a juicio del decano Alfonso Gómez, "equivale a tener un sello de garantía de la mayor seriedad y transparencia respecto de los estándares de calidad".

No obstante, según sostiene el decano, "más allá del valor que las acreditaciones tienen para el mercado, la acreditación es también una ocasión para una permanente introspección de la calidad de lo que hacemos y un vehículo para participar en foros con las mejores escuelas de negocios del mundo".

Otro punto de vista. Por otro lado, hay instituciones que no tienen demasiado interés en la acreditación, a pesar de su relevancia como institución, su prestigio y la calidad de sus programas. Un ejemplo de ello es la Universidad Francisco Marroquín, que tiene una de las escuelas de negocios más reconocidas de Guatemala. Según explica su decano, Juan Carlos Cachanosky, "nosotros trabajamos para nosotros, no para lograr reconocimiento, acreditaciones y estar en los rankings. La verdad es que eso no nos interesa, sino la calidad de los contenidos de nuestros programas".

Para Cachanosky, las instituciones que tienen marcas propias no necesitan venderlas, algo a lo que ellos apuntan. "Las universidades que no necesitan acreditación es porque son o muy buenas o muy malas, y si son muy malas no se pueden presentar. Si son muy buenas, ¿para que la quieren?. Sabemos que somos percibidos como una gran universidad, pero sabemos también que eso es únicamente dentro de Guatemala, y estamos satisfechos con eso. Creo que finalmente el tema de la acreditación depende los intereses de cada escuela", concluye.

Autores

Cristina Vílchez