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La apuesta de Incae por un modelo ético para las Business Schools
Miércoles, Noviembre 30, 2011 - 17:10

Tras la fundación del MBA Oath Club en 2011, estudiantes incaístas pretenden darle un sello de honestidad a los futuros egresados. Esto, en medio de las dudas ante los juramentos, clases y códigos de ética, que buscan garantizar una conducta íntegra de parte de los ejecutivos.

Al igual que como los médicos juraban en nombre de Apolo el médico, Esculapio, Hygeia, Panacea y por todos los dioses y diosas, algunos egresados de MBA también comenzaron a hacerlo. No todos juran, pero en Estados Unidos los estudiantes de Thunderbird y Harvad ya comenzaron a hacerlo. Ellos aseguran de este modo que serán fieles a las leyes y contratos de la empresa, respetarán y defenderán los derechos humanos y se comportarán como un ejemplo de integridad. Estos son sólo algunos de los compromisos que prometen cumplir y que se supone deben apegarse lo más que puedan durante su trayectoria profesional.

Alejandro Castro, estudiante de MBA de Incae Business School, luego de leer el libro The MBA Oath: Settinga Higher Standard for Business Leaders de Max Anderson, donde se explica cómo se diseño e implementó el juramento en Harvard, decidió en 2010 dar vida al MBA Oath Club que en mayo de 2011 fue presentado oficialmente en la Escuela.

En el proceso de creación del club, Castro mantuvo conversaciones con otros compañeros y con el rector de la entidad, Arturo Condo, quien lo envió a una pasantía en Estados Unidos para que conociera de cerca el proyecto ético en Harvard. Fue entonces cuando Castro tomó una decisión: no sería sólo a través de una firma que los profesionales se comprometerían con una conducta responsable, sino que tenían que vivirlo. “En América Latina con sólo una firma no es suficiente, acá es lo juro y lo vivo. Nosotros queremos ir más allá, tenemos que hacerlo diferente en América”, dice Castro. 

Y si bien para algunos entendidos es bastante complejo adecuar el discurso ético al modelo de negocios capitalista, también lo es encajar el proyecto de juramento ético en todas las escuelas de negocios. A esto se suma que muchos se cuestionan cómo enseñarla: los empresarios se preguntan bajo qué ejemplo se puede enseñar ética y están quienes afirman que el actuar de un ejecutivo es tan variado que difícilmente se puede definir el margen de acción. Otros, en cambio, afirman que la ética no se puede relativizar y que siempre es conveniente tener una posición clara.

Al menos en Europa el juramento de los MBA no tuvo la sintonía esperada, explica Joaquín Garralda Decano de Ordenación Académica del IE Business School.“Se ha visto que hacer un juramento bueno y bondadoso no tiene sentido. Culturalmente el concepto de hacer un juramento de algo, que es como un brindis al sol, porque no sabes en qué circunstancias te puedes encontrar. Es un juramento que no tiene fin. No es como los médicos, quienes lo tienen bien definido. Pero, ser un buen profesional de gestión, ¿qué significa? Para algunos es conseguir más dinero, mientras que para otros no”, afirma Garralda. 

Sin embargo, algunos creen que se debe poner atención en cómo se enseña la ética. En muchos casos, en estos cursos se clarifican los valores de cada estudiante sin tratar de inculcarle ninguno, negando así la pretendida jerarquía de los valores, estima François Vallaeys filósofo y especialista en fundamentos éticos de la responsabilidad social empresarial, quien estudió este tema en el documento “El desafío de enseñar ética en las universidad”.

Para Vallaeys, una clase de ética no es suficiente. “Está bien que los alumnos tengan por parte de la escuela la señal de la importancia de la ética a través de cursos, pero obviamente no basta. Esto, porque en un curso de ética de 12 o 18 horas se dirá que hay que hacer los negocios bien y entonces en los demás cursos se fomentará la obtención de beneficios cada tres meses haciendo lo que sea. Se estarán dando mensajes contradictorios, porque el mensaje del negocio es más fuerte que el mensaje de la buena práctica”, afirma.

Capacitando para la firma

Y es lo que se intenta manejar a través del club de ética en Incae. Castro explica que dentro de las actividades está contemplado el desarollar conferencias con varios CEO de América Latina, ciclos de cine, asesoría con profesores y pasantías en Estados Unidos. Todo sea que al llegar el día de firmar los estudiantes lo sientan y no lo hagan por obligación. “Queremos que haga una actividad privada para firmar, porque hasta el momento siempre es con familiares. Consiste en darles un lapso para que puedan firman con conciencia y no sea puramente un acto. Este año, la generación de 2011 podrá firmar libremente. Y por eso, antes de llegar a este momento, queremos capacitarlos para que entiendan qué firmarán”, explica Castro. 

Esto tampoco es menor, aclaran los entendidos, pues se trata de alumnos que no están ciegos sino que toman conciencia de lo que ocurre y alzan la voz en pro de una mejora de la enseñanza de los negocios. Tal cual como sucedió con estudiantes de economía en Harvard, quienes se retiraron de la clases de Gregory Mankiw, quien fuera asesor del anterior Presidente George W. Bush, por estar en contra del precepto de la asignatura : "beneficia al rico a expensas del pobre".

Esto tiene mayor relevancia cuando se toma en cuenta que varios de los estudiantes de estas instituciones son ejecutivos que lideran grandes empresas. Pero también es cierto que muchos empresarios se muestran contra la enseñanza de alternativas responsables para seguir cuando se generen conflictos de interés. Ya lo dejó documentado el sociólogo alemán Amitai Etzioni, en “When it Comes to Ethics, B-Schools Get an F” y donde relata su experiencia sobre este tema mientras trabajó en Harvard, entre 1987 y 1989. 

Etzioni explica que mientras estuvo en la escuela de negocios estadounidenses como profesor visitante, observó cómo reaccionaban maestros y estudiantes ante el debate sobre apoyar la enseñanza de la ética. “Las reacciones variaban desde desconfianza hasta hostilidad. Un economista argumentaba que “nosotros estamos aquí para enseñar ciencia”. Otro miembro académico quería saber “la ética de quién y que valores deberíamos enseñar” y un tercero apuntaba que los alumnos eran adultos, quienes poseían su propia educación sobre ética incorporada en sus hogares y en las iglesias. Para la finalización de la reunión, el proyecto había sido rechazado.”, explica el sociólogo en su informe.

Para varios es imposible garantizar la honestidad de los ejecutivos sólo porque juren o se adecúen a un código de ética. Garralda explica que no se puede asegurar el que 100% de los alumnos que egresen de un MBA lo sean. Enron, por ejemplo, tenía uno de los mejores códigos de ética y se terminó cometiendo fraude financiero. 

Por estos días el club de ética de los estudiantes de Incae en Costa Rica se está estructurando, de forma de conectarse absolutamente con el MBA Oath Club creado Nicaragua, "todo sea por apegarse al principio de la Escuela: 2 campus 1 club", dice Castro. 

A continuación dos juramentos, de Harvard y Thunderbird. Luego el Juramento Hipocrático de los médicos, fijado en 1948, y el actual revisado en 1968.  

Juramento de Harvard Business School:

Como administrador, mi propósito es servir al bien común uniendo personas y recursos para crear valor, que no puede ser creado por una persona individualmente. Por ello, buscaré un camino que aumente el valor que mi empresa puede crear para la sociedad a largo plazo. Reconozco que mis decisiones tienen consecuencias que llegan lejos y que afectarán el bienestar de individuos dentro y fuera de mi empresa, hoy y en el futuro. Al conciliar los intereses de las distintas partes, me enfrentaré a decisiones que no son fáciles para mí y para otros.

Por ello, juro:

Que actuaré con la mayor integridad y desarrollaré mis tareas de modo ético.

Que protegeré los intereses de mis accionistas, compañeros de trabajo, clientes y de la sociedad en que operamos.

Que manejaré mi empresa de buena fe, cuidándome de decisiones y comportamiento que empuje mis ambiciones personales pero hagan daño a la empresa y la sociedad a la que sirve.

Que entenderé y cumpliré, tanto en letra como en espíritu, las leyes y contratos que gobiernan mi conducta y la de mi empresa.
Que seré responsable de mis actos, y mostraré el desempeño y los riesgos de mi empresa de modo honesto y preciso.

Que desarrollaré tanto mi persona como los demás administradores a mi cargo para que la profesión continúe creciendo y contribuya al bienestar de la sociedad.

Que buscaré crear prosperidad económica, social y ambiental para todo el mundo.

Que seré responsable ante mis pares y ellos serán responsables ante mí por vivir de acuerdo a este juramento.

Tomo este juramento libremente, y por mi honor

Juramento de honor de Thunderbird School of Global Management:

Prometo:

Me esforzaré por actuar de forma honesta e íntegramente.

Respetaré los derechos y dignidad de todas las personas.

Me esforzaré para crear prosperidad sostenible en el mundo.

Me opondré a toda forma de corrupción y explotación, y tomaré responsabilidad de mis acciones.

Como creo en estos principios, seré fiel a estos principios, tengo la esperanza de que pueda disfrutar de una reputación honorable y tenga la conciencia tranquila.

Este compromiso lo hago libremente y por mi propio honor.

Juramento Hipocrático ( Asociación Médica Mundial, Asamblea General, celebrada en Ginebra, 1948) y  juramento actual de fidelidad profesional, revisado en 1968 en Sydney.

Autores

Daniela Arce