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La brecha entre la formación de universidades y lo que demandan los empleadores
Viernes, Septiembre 10, 2021 - 11:36

Por Carlos Lastra-Anadón, director de investigación del Center for the Governance of Change de IE University.

Todos confiamos en las universidades para capacitar a estudiantes en nuestras economías, que dependen cada vez más de la información y el conocimiento. Sin embargo, Latinoamérica tiene grandes retos para llevar a cabo esta transición. Si bien no existen datos regionales homogéneos, México, por ejemplo, está experimentando un preocupante aumento de los empleos de menor cualificación, frente a empleos que requieren preparación universitaria (OCDE).

Esto seguramente tiene múltiples motivos. Uno de ellos es la falta de universitarios: según datos de la OCDE, un 25% de los mexicanos de 25 a 34 años tienen educación superior, frente a un 45% de la media de países de la OCDE. En Colombia, el porcentaje es un 30% (en Brasil, Argentina y Chile, los otros países latinoamericanos para los que la OCDE proporciona datos, los porcentajes también están por debajo de la media). El aumento de egresados universitarios debe ser un objetivo urgente para Latinoamérica.

Otro de los motivos es seguramente la falta de preparación de egresados universitarios para empleos altamente cualificados. Muchos jóvenes y no tan jóvenes acuden a la universidad para aumentar sus oportunidades en el mercado laboral.

Sin embargo, en toda Latinoamérica, hay multitud de empleos cualificados para los cuales los empleadores no encuentran profesionales adecuados. Casi la mitad de las empresas peruanas reporta dificultades para llenar sus vacantes, según una reciente encuesta (ENHAT) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este es un fenómeno extendido, Fedesoft en Colombia identificó un déficit de alrededor de las sesenta mil personas en ese país en cuanto a jóvenes profesionales en tecnologías de información. Adriana Botelho, CEO de KeepCoding, señaló la diferencia entre la preparación universitaria y las expectativas de la industria: “aún se siguen eligiendo carreras tradicionales diferentes a las ingenieras, y por otro lado, está el hecho de que muchas veces -incluso- los alumnos de las ingenierías, no salen con el conocimiento actual que requiere la industria.”

Este tipo de reflexiones nos hace preguntarnos, ¿qué tan buenas son las universidades en proporcionar habilidades (skills) alineadas con las necesidades reales del mercado laboral? En gran parte no lo sabemos. En un informe que publicamos recientemente, basado en el trabajo conjunto de IBM Research y el Centro para el Gobierno  del Cambio de IE University, somos los primeros en hacer sistemáticamente la comparación entre los anuncios de empleo y el contenido de los cursos universitarios.

En este análisis comenzamos con la pregunta simple de si lo que requieren los anuncios de empleo se corresponde con lo que las universidades imparten.  Usamos nuevos datos sobre el contenido de los programas universitarios y sobre las habilidades exactas que exigen los trabajos, y utilizamos técnicas de aprendizaje automático (machine learning) para compararlos. En concreto, utilizamos datos sobre los requisitos en 13 millones de ofertas de trabajo en línea (por ejemplo, "trabajar en equipo", "usar python") y más de 500.000 programas de asignaturas de licenciatura en tres países. Luego, automáticamente “leemos” estos grandes conjuntos de datos y establecemos el grado de alineación entre las habilidades que brindan las instituciones en sus asignaturas y los respectivos mercados laborales.

Cuando analizamos los datos, encontramos que las universidades más nuevas, las fundadas en los últimos 50 años y las privadas obtienen mejores resultados al proporcionar más habilidades a los estudiantes por asignatura (“intensidad de habilidades”). También encontramos que las diferencias en la intensidad de las habilidades entre las universidades están realmente impulsadas por la prevalencia en su enseñanza de las habilidades “generales”. Se trata de habilidades como "resolución de problemas" o "comunicación efectiva".

Quizás sorprenda el que no son las habilidades propias de una disciplina determinada las que hacen que algunas universidades se desempeñen mucho mejor que otras. En los últimos años hemos visto un aumento de la demanda en ciertos campos, por ejemplo inteligencia artificial o marketing digital. Sin embargo, además de las habilidades específicas requeridas por los trabajos, hay una serie de habilidades generales cada vez más refinadas que incluso los trabajos que los recién egresados toman requieren.

Esta carencia está en línea con lo que el BID también encontró en su encuesta a empleadores del Perú sobre las deficiencias de los demandantes de empleo: un 32% de empleadores mencionan la falta de habilidades socioecomocionales de los postulantes, lo que la convierte en la segunda causa de la brecha de habilidades de Perú (tras la falta de experiencia laboral).

Los trabajos tienen cada vez más equipos que involucran múltiples disciplinas y requieren habilidades de trabajo en equipo altamente desarrolladas. Requieren habilidades de comunicación sofisticadas, particularmente para transmitir información técnica. Gran parte del trabajo que solían hacer los egresados universitarios se ha automatizado. Eso significa que muchas de las tareas de los nuevos graduados implican una resolución de problemas complejos que utilice datos y muchas fuentes de información.

Las universidades que enfatizan estas habilidades generales son más capaces de preparar a los estudiantes para un mercado laboral donde las habilidades puramente técnicas son cada vez más abundantes. En camnbio, pueden ser las habilidades generales las que hacen que los candidatos sean más efectivos en sus trabajos. Además, la formación en habilidades generales puede servir como una forma de auto-seguro, ya que sabemos que es muy difícil para las universidades (y estudiantes) predecir exactamente para qué puestos de trabajo capacitarse. De hecho, dependiendo del sector, entre el 10% y el 50% de las vacantes laborales en 2019 requirieron nuevas habilidades, diferentes de las que aparecían en ofertas de trabajo para los mismos empleos una década antes. Por lo tanto, también tiene sentido enfatizar las habilidades generales, que durarán más que la demanda de trabajos muy específicos.

Estas habilidades generales, a veces denominadas “habilidades blandas”, no son fáciles de enseñar. De hecho, esa es parte de la razón por la que tienen tanta demanda. De las veinte competencias principales que se demandan en los mercados laborales, todas son habilidades generales. Sin embargo, todas las universidades pueden expandir el contenido de habilidades generales de sus programas de estudio, lo que implicaría incorporarlos en cada una de sus asignaturas.

También implicaría dedicar mucho tiempo a practicar estas habilidades, a través de simulaciones, proyectos grupales, y diferentes tipos de presentaciones más allá de exámenes y ensayos estándar. Si bien muchas universidades se están moviendo en esta dirección, hacerlo bien ha demostrado ser un gran reto y requerirá un enfoque diferente de la instrucción, y diferentes expectativas. Por ejemplo, requerirá una gran cantidad de “feedback” personalizado, lo cual puede no ser factible con un instructor que es responsable de enseñar a 50, 100 o 200 estudiantes en una sala de conferencias.

De estos resultados, extraemos dos lecciones clave. La primera es sobre la importancia de desbloquear datos granulares sobre lo que realmente hacen las universidades y los programas de grado. Este es el primer paso para mejorar su alineación con las demandas cambiantes de los mercados laborales. Conocer el estado de esta enseñanza de habilidades es el primer paso para ayudar a estudiantes y empleadores a navegar el complejo campo de la educación superior --y para mejorarlo.

La segunda es que una palanca de mejora clara que toda universidad puede abordar es profundizar en el contenido de habilidades generales de sus programas. Por ejemplo, toda institución puede trabajar en mejorar las habilidades comunicativas de sus estudiantes.

Todos nuestros resultados apuntan a la necesidad de que las universidades traten de innovar continuamente en el contenido de la instrucción, lo mismo que las oportunidades laborales para los egresados cambian constantemente.

Autores

AméricaEconomía.com