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La confianza es un elemento clave para enfrentar el autismo
Jueves, Diciembre 3, 2015 - 16:16

Si bien el descubrimiento a tiempo potencia el neurodesarrollo, el autoestima ayuda a que muchos casos puedan superar barreras impensadas. La zoóloga estadounidense Temple Grandlin es un ejemplo.

Recientes investigaciones indican que personajes destacados como Steve  Jobs y Albert Eisntein manifestaron grados de autismo. Sucede que el espectro autístico incluye un conjunto de síndromes del desarrollo y el comportamiento que resultan de ciertas combinaciones de rasgos, en el que las personas desarrollan y expresan diversos grados.

En la parte más profunda y más grave del espectro se encuentra el autismo de bajo funcionamiento o autismo de Kanner, caracterizado por intensas discapacidades en diversas áreas. Y en la zona más alta del espectro (el menos grave) se ubica el síndrome de Asperger, expresión que permite convivir con un buen funcionamiento psico-social.

La zoóloga y destacada académica estadounidense Temple Grandlin señala que “cada vez que utilizamos nuestros celulares debiésemos pensar que, en gran parte, una persona del espectro autista lo hace posible. Si se erradicara el autismo, no tendríamos quién diseñara smartphones”.  

La reconocida investigadora de 68 años fue diagnosticada a los 4 con autismo. En noviembre de 2013 visitó Chile para entregar su testimonio de vida en la Fundación Descúbreme, dedicada a tratar y abordar el autismo en el país.

A pesar de su condición, Grandlin llegó a convertirse en zoóloga y diseñadora industrial. En sus constantes visitas a Microsoft y Google ha podido percatarse de que los mejores programadores tecnológicos forman parte de la conocida “parte alta” del espectro autista. Si bien es la expresión más leve, contiene muchas de sus características.

Por eso es que de haber vivido en nuestros días, el connotado científico Albert Einstein hubiese llevado sobre sus hombros la carga de ser diagnosticado con autismo, ya que no habló hasta bien entrados los 3 ó 4 años.

En términos generales, el autismo es un trastorno global de desarrollo que se manifiesta antes de esa edad y que afecta básicamente las áreas de comunicación y el área emocional- social, sumando también un deterioro general de otras áreas del desarrollo. Se reconoce como una de las discapacidades neuropsíquicas más severas.

En Chile no existen cifras oficiales que permitan conocer con exactitud cuántas personas desarrollan el trastorno, pero se estima en unos 50.000 los casos. A nivel internacional, se considera que unos diez niños por cada 10.000 nacidos vivos presenta características, dándose cuatro veces más en hombres que en mujeres.

A pesar de las numerosas y variadas investigaciones que se han hecho sobre el tema, aún no se conocen sus causas. Existe coincidencia sí en que su origen puede ser metabólico y/o genético.  Existe también un 70% de casos en que,  además, se presenta deficiencia mental en sus diferentes grados y muchos de ellos presentan cuadros asociados como epilepsia y trastornos metabólicos, entre otros.

La Asociación de Padres y Amigos de los Autistas (Aspaut) sostiene en un estudio que “es difícil explicar con palabras la amplitud de las alteraciones del autismo, pero es posible imaginar a un niño encerrado en sí mismo, indiferente de los demás, ajeno a los estímulos, repitiendo una y otra vez una misma acción sin sentido aparente. Pueden aparecer autoagresiones, es decir, conductas consistentes en golpearse a sí mismo. A veces, algunos niños con autismo permanecen horas mirándose las manos o balanceándose, poniendo los dedos o manos en posiciones extrañas”. 

Son comportamientos muy complejos de entender en primera instancia, son menores que parecen sordos, pero se alegran con ligeros ruidos o con música o se estimulan con cosas sin significado, ignorando a las personas, evitando su contacto, ajenos a palabras y expresiones emocionales.

“En realidad el niño o la niña parecen estar solos, aunque los demás estén con él, y su dificultad para comprender y usar gestos y lenguaje oral acentúan esta impresión. Al observador ajeno le desconciertan, generalmente, estas alteraciones en una persona que –además- suele tener una apariencia sana y normal”, subraya el documento.

De allí es que los expertos subrayan que la detección precoz es la mejor forma de enfrentar el trastorno, por lo que el rol de los padres es fundamental: un diagnóstico a tiempo puede significar una evolución radical en la personalidad de un niño con autismo.

Para el psiquiatra Daniel Pilowsky la reacción de los padres permite avanzar profundamente en la manera de asumir el tema. “Pueden darse cuenta porque el menor habla definitivamente mucho tiempo después que los demás niños de su misma edad, no hacen contacto visual, pasan mucho tiempo en acciones repetitivas y no hay involucramiento con sus pares. Con esos antecedentes, si existe un descubrimiento a tiempo, es posible desarrollar una remodelación del neurodesarrollo, permitiendo mayores conexiones sinápticas o neuronales y con ello una mejor relación con el entorno y sí mismo”.

El caso de la zoóloga Temple Grandin tiene mucho de eso. Su madre nunca se rindió con el diagnóstico y siempre le encomendó trabajos, animándole constantemente a procedimientos y metodologías, por simples que fueran. Cuidaba animales, ayudaba en la costura, tenía responsabilidades. “Hay que estimular constantemente a los niños, deben ser expuestos a otro tipo de estímulos, su cerebro debe potenciar nuevas expresiones”, dice la académica.

Aunque se reconoce pésima para las matemáticas, Grandin piensa en 3D. Y eso lo convirtió en una ventaja, pues diseña estructuras para mataderos  en donde los animales reciben un trato digno hasta el último suspiro de sus vidas, desarrollos que la industria ha recogido con gran entusiasmo, sobre todo quienes creen en la responsabilidad social corporativa.

“Una de las cosas que potenció el sentido a mi vida, fue que siempre fui reconocida en lo que hacía. Esa confianza me permitió volverme buena en lo que me gustaba. Esa es la clave que se le debe entregar a un niño a una niña con autismo”, subraya Grandin. 

 

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