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La curiosa historia detrás de las alcancías con forma de cerdito
Martes, Septiembre 26, 2017 - 15:11

Su origen se remonta a la Edad Media, a la zona de Gran Bretaña, mucho antes de la existencia de los bancos.

Aunque actualmente existen muchas formas, la alcancía tradicional que muchos tuvimos en nuestra infancia tiene forma de “cerdito”. Aunque no lo creas, esta tradición se extiende a muchas partes del mundo, y la razón por la que esta forma predomina es, además de curiosa, un ejemplo de cómo la historia puede distorsionarse gracias al lenguaje.

Debemos volver a la Edad Media, a la zona de Gran Bretaña. Los países de habla inglesa, mucho antes de la existencia de los bancos. En ese entonces, la forma en que muchos guardaban sus ahorros, era utilizando unos recipientes de arcilla en la que colocaban algunas monedas para resguardarlas.

El material de estos recipientes (con forma de maceta), era una arcilla anaranjada de bajo costo que en las zonas mencionadas era llamaba “Pygg”, muy parecido a la palabra “pig”, que quiere decir cerdo en inglés.

Este recipiente era llamado maceta Pygg, que se pronunciaba –en ese entonces- “pug”, de acuerdo al inglés imperante en la época. Con el paso del tiempo, la pronunciación de la palabra se acercó cada vez más a aquella con la que llamaban al animal, hasta que gradualmente olvidaron la razón por la que en un principio, el recipiente se llamaba pygg (el nombre de la arcilla con que la fabricaban).

Se dice que en el siglo XIX, la moda de guardar el dinero en recipientes seguía de moda en los países de habla inglesa, y que algunos artesanos recibieron el pedido de un comerciante de realizar Pygg pots, es decir recipientes de Pygg (por el material de arcilla).

Debido a la evolución del lenguaje –y quizá a su desconocimiento de la historia-, la pronunciación del pedido sonó a un requerimiento especial: hacer recipientes en forma del animal, al final, el invento resultó un éxito entre los niños y adultos, por lo que la “moda” comenzó a extenderse, y curiosamente, traspasó fronteras y el tiempo.

Autores

Diego Pérez/ Dinero en Imagen