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La startup que busca proporcionar educación de calidad a 10 millones de niños mexicanos
Viernes, Agosto 7, 2015 - 08:45

Paola Lozoya, una de las integrantes de Educuento, habla del proyecto que se encuentra como finalista en el concurso Hult Prize.

El 26 de septiembre se realizará en Nueva York la final del concurso Prize Hult, iniciativa de Hult Priza Foundation, organización que surge de la alianza entre la Hult International Business School y la Clinton Global Iniciative, donde la mexicana y ex estudiante de MBA en ESADE, Paola Lozoya, junto a Anne Friedman, Estados Unidos; Annika Rollmann, Alemania; Bermet Zozulinskaya, Kirguistán; y Heron Mochny, Indonesia, quedaron como finalistas con el proyecto Educuento.

Movidos por el reto de Hult Prize para este año, que consitía en proporcionar educación de calidad en la infancia temprana a 10 millones de niños y niñas de suburbios y barrios marginales, los ex estudiantes de ESADE decidieron trabajar juntos y crear un negocio que fuera útil para los fines del concurso. “Teníamos la inquietud de trabajar juntos, porque tenemos características que nos complementan y en el MBA nunca se nos había dado la oportunidad. Y entonces, como se realizará el concurso Hult Prize, que trata de temas sociales, Anne, miembro del equipo, nos propuso que nos metiéramos en el concurso y viéramos cómo trabajábamos todos juntos. Cuando comenzamos a trabajar, porque Hult Prize tiene diferentes etapas, nos complementamos muy bien y nos dimos cuenta que teníamos muchas pasiones en común, como son el impacto social y el emprender sin trabajar en una empresa”.

Una vez que el emprendimiento fue ganando notoriedad debido a su avance en el concurso, el equipo también se dio cuenta del enorme potencial de la startup. “Cuando fuimos a las semifinales en Boston nos dimos cuenta que era más que una idea y que se podía llevar mucho más lejos. Mucha gente se acercaba a nosotros para preguntarnos si este emprendimiento era sólo si ganábamos o era algo que queríamos hacer”. Es en ese momento cuando el equipo supo que quería seguir desarrollando el proyecto independiente de pasar a la final de Hult Prize. “Con el tiempo de investigación y con el trabajo en equipo que habíamos logrado, nos dimos cuenta que podríamos hacer un gran impacto para muchos niños, y así surge la idea”.

Actualmente, Lozoya se encuentra en México, representando al emprendimiento en estas tierras frente a las empresas e involucrados, mientras sus compañeros están en la aceleradora de la fundación, profundizando el modelo de negocio y definiendo cómo se montará. 

¿Cómo funciona?

La startup funciona a través de tres pilares: con la entrega de mensaje de texto o de voz, un programa de radio y ayuda presencial que contempla la apertura de cuentas de ahorro para los niños con fines educativos. Según explica Lozoya, a las madres y padres les llegará un mensaje de texto o de voz diario con un consejo, dependiendo de la edad del niño, de forma de interactuar con ellos y ayudarlos en el desarrollo de habilidades. En el programa de radio se darán a conocer historias de la comunidad, que transmitan valores relacionados con el mensaje del día.

“Ahora estamos llegando a la comunidades por medio de hospitales, escuelas y centros comunitarios. El piloto lo teníamos con una escuela en México que comenzará a fines de agosto. Mediante los centros comunitarios ya nos han contactado de otras escuelas que están interesadas en hacer el piloto para nosotros. Y es un plus que tengas un número de personas interesadas trabajando con nosotros. En total son cinco escuelas y centros comunitarios, con los que trabajaremos dos meses”.

Sobre la financiación, Lozoya explica que se efectuará por medio de la publicidad, tanto en el programa de radio como en los mensajes, donde a las personas les llegará un logo de las empresas que están interesadas en aproximarse a la base de la pirámide, pero que no tienen tan fácil el acceso. “Otra parte son subsidios cruzados. Parte de ese servicio se hará en países en desarrollo. Los mensajes de texto también se desarrollarán en Alemania y EE.UU., y la personas de estos países pagarán un poco más”.

Educuento para América Latina

Una vez que concluyó el MBA, en abril de 2015, el equipo permaneció hasta fines de mayo en España creando el modelo de negocio. En junio viajaron a Mexico D.F. para conocer in situ durante un mes el lugar en que se materializaría el proyecto en una primera instancia. Convivieron con familias de escasos recursos, de forma de conocer cómo funcionaban las madres en pobreza y qué necesitaban, básicamente para hacer un estudio de mercado. Lozoya dice que “queremos empezar en México y luego expandirnos a América Latina”.

El programa de expansión de Educuento contempla Colombia, Argentina y Chile. “Luego, queremos dar un brinco a India, porque nuestro equipo lo conoce muy bien, al igual que Indonesia. No contemplamos Brasil, por el idioma y las diferencias culturales”.

Lozoya dice que una de las cosas que permitieron que el proyecto tuviera como propósito comenzar en México fue porque cumplía con el número de niños que se necesitaba apoyar. “Más que México, lo vi como Latinoamérica, si logro implementar algo que funcione acá, es muy probable que lo haga en la región, porque hay muchas similitudes culturales y del idioma. De esta forma podemos llegar a muchos países en la región que tienen circunstancias similares a México: hay muchísimos niños en pobreza y los niveles de educación no son los que se necesitan para desarrollarlos. Lo que supimos y que nos impacta es que niños de ingresos altos escuchan 45 millones de palabras a la edad de tres años y niños de bajos recursos escuchan solo 15. Hay 30 millones de palabras de disparidad”.

No es caridad

Durante el tiempo que el equipo permaneció en México no son pocas las conclusiones que sacaron. Según relata Lozoya, estas madres suelen ser solteras que trabajan y dejan a los abuelos al cuidado de los niños. Si bien ellas quieren lo mejor para sus hijos, no saben qué hacer ni cómo. Anhelan que se les inculquen valores y puedan desarrollar habilidades sociales, de forma que tengan ambición.

Lozoya conlcuye diciendo que hay que entender que los proyectos sociales generarán a largo plazo una ganancia, no se trata de caridad. “Es cómo mediante un negocio no sólo generaremos ingresos sino queiremos más allá, porque entre mejor estemos esto va para arriba. El error es creer que teniendo gente menos desarrollada es mejor, la idea debería ser ayudarlos a salir de la pobreza”. Para la mexicana, la mentalidad en torno a los emprendimiento está cambiando, las personas están entendiendo que puede haber ganancia, lo que ayuda a pensar en la diferencia. 

Autores

Daniela Arce V.