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Las células madre podrían erradicar el virus del VIH
Miércoles, Octubre 17, 2018 - 13:00

Cinco personas infectadas por VIH que recibieron un trasplante de células madre tienen ahora el virus indetectable en sangre y tejidos.

El reservorio viral, formado por células infectadas por el virus que permanecen en estado latente y no pueden ser detectadas ni destruidas por el sistema inmunitario, es el motivo de que actualmente los fármacos no curen la infección por el VIH.

Ahora, un estudio publicado en Annals of Internal Medicine señala ciertos factores asociados con el trasplante de células madre que podrían contribuir a la eliminación de este reservorio en el cuerpo.

Esta conclusión llega después de que cinco pacientes que recibieron un trasplante de células madre tengan un reservorio de VIH indetectable y uno de ellos ni siquiera presente anticuerpos contra el virus en su sangre.

Estos resultados podrían servir para el diseño de estrategias de curación del VIH menos invasivas, ya que el trasplante de células madre se recomienda exclusivamente para tratar enfermedades hematológicas graves.

El estudio ha sido codirigido por expertos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa (Barcelona), impulsado conjuntamente por la Obra Social “la Caixa” y el departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya, y del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid).

El estudio se basa en el caso del paciente de Berlín, Timothy Brown, una persona con VIH que en 2008 se sometió a un trasplante de células madre para tratar una leucemia.

El donante tenía una mutación llamada CCR5 delta 32 que hacía que sus células sanguíneas fueran inmunes al VIH, ya que evita la entrada del virus en ellas. Brown dejó de tomar la medicación antiretroviral y hoy, 11 años después, el virus sigue sin aparecer en su sangre. Se le considera la única persona en el mundo curada del VIH.

Desde entonces, los científicos investigan posibles mecanismos de erradicación del VIH asociados con el trasplante de células madre. Para ello, el consorcio IciStem ha creado una cohorte única en el mundo de personas infectadas que se sometieron a un trasplante para curar una enfermedad hematológica, con el objetivo final de diseñar nuevas estrategias de cura.

“Nuestra hipótesis era que, además de la mutación CCR5 delta 32, otros mecanismos asociados con el trasplante influyeron en la erradicación en Timothy Brown”, explica María Salgado, investigadora de IrsiCaixa y coprimera autora del artículo.

El estudio incluyó a seis participantes que habían sobrevivido al menos dos años después de recibir el trasplante. Todos los donantes carecían de la mutación CCR5 delta 32 en sus células.

“Seleccionamos estos casos porque queríamos centrarnos en las otras causas que podrían contribuir a eliminar el virus”, afirma Mi Kwon, hematóloga del Hospital Gregorio Marañón y coprimera autora del artículo.

Reservorio indetectable en sangre y tejidos

Después del trasplante, todos los participantes mantuvieron el tratamiento antirretroviral y lograron la remisión de su enfermedad hematológica tras la retirada de los fármacos inmunosupresores.

Tras diversos análisis, los investigadores vieron que cinco de ellos presentaban un reservorio indetectable en sangre y tejidos. Este hecho es relevante porque estos parámetros siempre son detectables en personas infectadas por VIH, aunque tomen medicación antirretroviral.

Además, en uno de los participantes los anticuerpos virales habían desaparecido completamente siete años después del trasplante. Según Salgado, “este hecho podría ser una prueba de que el VIH ya no está en su sangre, pero esto solo se puede confirmar parando el tratamiento y comprobando si el virus reaparece o no”.

El único participante con un reservorio de VIH detectable recibió un trasplante de sangre de cordón umbilical –el resto fue de médula ósea– y tardó 18 meses en reemplazar todas sus células por las células del donante.

“Este proceso puede durar de uno a dos meses a más de un año, y hemos observado que cuanto más corto es este plazo, más efectiva es la reducción del reservorio”, añade Kwon.

Otro punto de interés es la enfermedad del injerto contra huésped, que se produce cuando las células del donante atacan a las células del receptor. El único participante con reservorio detectable no tuvo esta reacción.

“Si logramos controlar este efecto para que no sea fatal –dice José Luis Diez-Martin, jefe de servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Gregorio Marañón y colíder del estudio– no solo se destruyen las células tumorales del receptor, sino también otras células como las del reservorio viral”.

Búsqueda de estrategias más seguras que el trasplante

Estos hallazgos podrían servir para el diseño de estrategias de cura del VIH menos complejas e invasivas, ya que el trasplante de células madre presenta una alta mortalidad y solo se recomienda en enfermedades hematológicas muy graves.

“Nuestro objetivo es dilucidar los factores que ayudan a erradicar el virus después del trasplante y luego imitarlos con estrategias alternativas más seguras que esta intervención”, concluye Javier Martínez-Picado, profesor de investigación de ICREA en IrsiCaixa y colíder del artículo.

Martínez-Picado también es codirector del consorcio IciStem junto con Annemarie Wensing, viróloga clínica del Centro Médico Universitario de Utrecht (Países Bajos).

El siguiente paso será realizar un ensayo clínico, controlado por médicos e investigadores, para interrumpir la medicación antiretroviral en algunos de estos pacientes y suministrarles nuevas inmunoterapias. De esta forma, se podrá comprobar si hay rebote viral y confirmar si el VIH ha sido erradicado del organismo.

Autores

SINC