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Las reglas de oro para ser feliz en el trabajo
Martes, Diciembre 1, 2015 - 08:13

Realizarte en el ámbito laboral, profesional o personal está en tus manos. Seis actitudes son clave para sonreír pese a las dificultades.

Ser feliz en cualquier ámbito de tu vida, en lo personal o lo profesional, solo depende de ti. Antes de nada, debe quedarte claro que ser feliz no significa no tener problemas, sino saber lidiar con ellos, dice la psicóloga especialista en desarrollo organizacional María Elena Guzmán.

La experta es parte de Etika, empresa líder en gestión de personas y desarrollo organizacional, y junto a sus socios, Mariella Suárez, Verónica Maldonado y José Mario Gutiérrez realizaron estudios para verificar cuáles son los factores que dan o quitan felicidad a las personas en los diferentes ámbitos en los que se desenvuelven. Para encontrar la respuesta, los profesionales atendieron a más de 50 empresas en Bolivia y, al menos 21.600 personas fueron evaluadas, apunta Gutiérrez.

Como resultado de esos estudios se desprende que la felicidad depende de la persona misma y no de quienes la rodean. Por tanto, recomiendan seguir al menos seis acciones de forma cotidiana. Según coinciden en señalar, éstas ayudan a hacer efectiva la felicidad, dejando claro que ser feliz va más allá de los sentimientos y que se convierte en una actitud personal.

Entre estos hábitos el principal es “entender la felicidad no como un sentimiento”, insiste Guzmán.

Otro hábito a cultivar es estar presente, lo que significa vivir a profundidad lo que te ha tocado y no escapar de ese destino. Tampoco ayuda a rememorar una y otra vez el pasado ni preocuparse por el futuro. El siguiente es priorizar lo que te gusta o te hace sentir bien. Se trata de hacer lo que te agrada, “por ejemplo, nadar, patinar, reunirte con tus amigas, pintar, bailar, así combinar estas actividades con tus tareas cotidianas.

El cuarto hábito tiene que ver con mostrar gratitud y autocuidado, que está relacionado con saber agradecer y aceptar lo que tienes sin fijarte en lo que posee el compañero o el vecino.

Lograr una relación madura es el quinto punto. Para esto debes aprender a asumir tus propios sentimientos. “Por ejemplo, si en tu trabajo alguien piensa diferente a ti, está en su derecho. No por eso debe molestarte su presencia y menos decir. ‘si asiste a una reunión, yo no voy’. Tampoco vigiles sus pasos, pues eso hace que estés condicionado a lo que esa persona haga o diga”, recomienda Gutiérrez.

Finalmente, está asumir la responsabilidad. Debes ser tú el protagonista de lo que haces; nunca lamentes la vida que llevas y deja de lado los pensamientos como: “Si tuviera más dinero”, “si fuera más fuerte”,  “si lograra ese cargo”, y otros, porque tu vida girará en torno a algo que no posees. Aprovecha lo que es real y lo que está bajo tu control, entonces sonríe con gratitud y valorando lo que la vida te dio.

Más que un sentimiento

La felicidad no es un sentimiento, es una actitud constante ante la vida. Si decides ser feliz debes ver cuánto puedes desarrollarte dentro de esta felicidad y controlar tus actitudes para madurarla y obtener resultados que te hagan sentir completa, libre, amada, importante y capaz de dar lo que tienes a quienes te rodean.

Estar presente

No se trata de estar presente de manera rutinaria. Aprende a vivir intensamente, es decir, a amar lo que haces. Puede que inclusive te halles donde no querías o vivas un momento de trance, pero ya estás ahí, así que te toca atravesar esta situación. Pálpala, siéntela y haz lo mejor que puedas. 

Prioriza lo que te gusta

No dejes de lado las actividades que te hacen sentir bien, porque ése es el complemento de tu felicidad. Si te gusta ir al gimnasio, visitar a la familia los fines de semana, compartir con los amigos fuera del horario de trabajo, organízate para poder combinar tus deberes con tus placeres.

Gratitud y autocuidado

Agradece lo que la vida te regala, desde las pequeñas cosas hasta las grandes, sean sentimentales o materiales. Deja de enfocarte en lo negativo o en lo que no tienes; no mires lo ajeno. Valora lo tuyo. Incluso agradece tus problemas, esto te da la opción de verlos como una oportunidad de crecer sea en lo laboral o en lo personal.

Relación madura

Hay quienes llegan a aislarse creyendo que todos confabulan para hacerles daño. Ésa es una idea y no necesariamente es una realidad. No por ese miedo hagas todo solo, pues será un gran peso en tu vida. Aprende a trabajar en equipo, confía en los demás. Si hay un roce con alguien no lo tomes en lo personal.

Asume la responsabilidad

Sé el protagonista y no te vuelvas víctima de las circunstancias. No te atormentes con pensamientos como: “si mi compañero cambiara, si yo tuviera más dinero, si me dieran otro puesto, si tuviera una pareja, si...”. Son pensamientos y actitudes que se presentan como un ente pasivo hasta el punto de creer que dependes del mundo para ser feliz.

Fuente: José Gutiérrez y María Elena Guzmán, especialistas en Desarrollo Organizacional de la consultora ETIKA

 

Autores

LaRazón.com