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Las señales que deja el palmarés de Cannes
Lunes, Mayo 26, 2014 - 07:56

La distribución de premios que se vivió en Cannes es vista por expertos como un traspaso de posta a una nueva generación de cineastas.

Para muchos analistas, el Festival Internacional de Cine de Cannes -uno de los más prestigiados y diversos del mundo- dedicó su palmarés a conciliar diferencias.

El ejemplo más notable de eso sería el Premio del Jurado, que se dividió entre el octogenario Jean-Luc Godard, por su enigmática y experimental cinta "Adiós al lenguaje" y el ya considerado joven prodigio de 25 años Xavier Dolan, por "Mommy".

Pero también en las otras distinciones hubo una suerte de conciliación de extremos. Si bien la Palma de Oro fue para el drama existencial del turco Nuri Bilge Ceylan, "Winter Sleep", cuyos personajes debaten largamente sobre la moral y la vida; la Palma a Mejor director fue para el estadounidense Benett Miller por "Foxcatcher", inspirada en la historia del homicidio cometido por el heredero de las poderosas industrias químicas Du Pont; y el Gran Premio del Festival fue para Las maravillas, donde una familia da la espalda a la sociedad urbana y capitalista y abraza la vida rural.

Colombia salvó el honor de América Latina, al conseguir una Palma de Oro por el cortometraje "Leidi", de Mesa Soto. La coproducción de Colombia y Gran Bretaña, de quince minutos de duración, cuenta la historia de una chica que sale en búsqueda del padre de su hijo.

El dueño del premio mayor, el turco Nuri Bilge Ceylan, dedicó la distinción a los jóvenes que murieron en las recientes revueltas que sacudieron su país. Rodada en un pueblo de Capadocia cubierto por la nieve, en el centro de Anatolia, el inquietante filme se basa en tres relatos breves del ruso Anton Chéjov, a partir de los cuales sus protagonistas debaten largamente sobre la existencia humana.

“Mi filme trata del empecinamiento de los hombres a seguir esforzándose sin jamás bajar los brazos pese a la soledad, la tristeza y los acontecimientos tragicómicos que los llevan a su destino”, dijo Ceylan. Para la presidenta del jurado, la prestigiada cineasta nezelandesa Jane Campion, esos conceptos pueden verse reflejados "con honestidad brutal” en el trabajo premiado.

“Si yo fuera tan valiente como él, estaría orgullosa de mí misma”, dijo sin lugar a ambages la presidenta del jurado.

Por su parte, la película "Las maravillas", de la italiana Alice Rohrwacher, en la que se presenta una sensible fábula sobre el paso a la edad adulta y la utopía de la vida natural, ganó el Gran Premio del Festival de Cannes, el segundo en importancia del certamen.

El filme cuenta la historia de una familia europea que realiza el sueño utópico de abandonar la civilización urbana y dedicarse a la apicultura en un lugar remoto de la Italia rural. El padre piensa que se acerca el fin del mundo y que pronto el dinero dejará de tener valor, así que impone, por amor, a sus hijas y a su mujer su sueño de una vida de espaldas a la sociedad capitalista.

Sin embargo, la comunión idílica con la naturaleza se ve amenazada por un concurso televisivo. La realizadora de 33 años era una de las dos mujeres que competían por la Palma de Oro. El filme fue recibido con indiferencia por la prensa, pero sedujo a un jurado integrado por una mayoría de mujeres, incluyendo a la presidenta.

"Es un filme que logra crear un mundo y yo sentí que formaba parte de ese mundo”, sintetizó Campion.

El estadounidense Benett Miller, en tanto, fue coronado como mejor director por "Foxcatcher", inspirada en la historia verdadera de un homicidio cometido por el heredero de una de las familias más adineradas del mundo, los Du Pont. Esta historia invita a una reflexión sobre el poder del dinero en la sociedad moderna.

El canadiense Xavier Dolan, de apenas 25 años, y el franco-suizo Jean-Luc Godard, leyenda viva del cine a los 83, compartieron el Premio del Jurado al cierre  de la versión número 67 de Cannes por sus respectivas películas: "Mommy" y "Adiós al lenguaje". La repartición entre el benjamín y el decano se vivió en Cannes como un traspaso de posta a una nueva generación de cineastas y desató una salva de aplausos en el Palacio de los Festivales.

Con toques de comedia, por momentos desgarrador, el quinto largometraje de Xavier Dolan fue aclamado en su estreno y cambió la dinámica del certamen con un cine lleno de innovaciones formales -incluyendo su formato cuadrado- y actuaciones notables.

La acción transcurre en un futuro cercano en Québec, donde una nueva ley simplifica los trámites para que los adultos internen a menores problemáticos en instituciones psiquiátricas. Pero Diana, madre de Steve, decide encarar sola la crianza del chico incontrolable.

La amistad de ambos con una vecina les permitirá vivir un efímero periodo de felicidad y esperanza, pero no logra contener las explosiones de violencia del chico. “Se trata de gente que se ama profundamente pero ese amor es desafiado por la vida misma, por la enfermedad y por un sistema que los condena al ostracismo”, dice el joven director.

"Adiós al lenguaje", en tanto, es una película poética, abstracta y experimental, filmada en 3D y que contiene los códigos que han marcado el cine de Godard: los movimientos de cámara, el sonido no sincronizado con la imagen, una narración que siempre deja la impresión que no ser lo más importante en la película.

Autores

LifeStyle.com/ Agencias