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Leo Martellotto, presidente de Junior Achievement Américas: "La clave está en qué tan rápido los jóvenes se preparan para los nuevos trabajos"
Lunes, Diciembre 7, 2020 - 14:33

A propósito del estudio “Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes”, de (JA) Américas, en colaboración con ManpowerGroup, Martellotto refiere sobre los principales retos que enfrentan y qué se puede hacer para promover el empleo joven, entre otras cosas.

El COVID-19 ha impactado fuertemente en el mercado laboral, dejando a cientos de profesionales y técnicos desempleados y a otros varios esperando hasta que lo peor pasara para reintegrarse a sus trabajos. Otro escenario tuvieron que experimentar quienes desde antes de la pandemia se encontraban cesantes, así como los jóvenes, muchas veces sin experiencias, que buscan insertarse en el mundo laboral, que fueron perjudicados por la congelación de los planes de contratación de algunas empresas.

Estos últimos son retratados en el reciente estudio “Escasez de Oportunidades Laborales para los Jóvenes”, elaborado por Junior Achievement (JA) Américas, en colaboración con ManpowerGroup, y en el que se entrevistaron a 3.000 jóvenes de 14 países de Latinoamérica para entender mejor el panorama laboral actual en la región.

De acuerdo a este informe, el 81% de jóvenes en la región han tenido problemas para ubicar puestos de trabajo en los últimos 12 meses. La causan, afirman los entrevistados, se debe principalmente a la falta de experiencia (58%) y de conocimientos técnicos (15%), sumado al poco dominio del idioma inglés u otro (17%).

De acuerdo con el documento, los países con mayor dificultad para encontrar trabajo incluyen El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Paraguay y Panamá, siendo El Salvador el país más difícil para encontrar trabajo.

Para ahondar en este informe, hablamos con Leo Martellotto, presidente de Junior Achievement Américas.

-Debido a la pandemia por el COVID-19, ¿se intensificaron los retos que enfrentan los jóvenes al buscar empleo en estos últimos meses? Si es así, ¿cuáles son las principales barreras?

Desde la oferta de empleo (teniendo en cuenta a las industrias más golpeadas) hay una contracción de la oferta laboral. Sin embargo, la presión en cuanto a la oferta se da en que las empresas “ganadoras” en la crisis pertenecen a industrias de la economía del conocimiento y requieren mayores habilidades técnicas.

No solo se han destruido fuentes de trabajo, sino que los ganadores requieren mayores habilidades técnicas. Las barreras que ya conocíamos, como la falta de experiencia, se ven magnificadas por la crisis; con el distanciamiento social como regla, los aprendizajes experienciales de los jóvenes se dificultan aún más.

- Muchos jóvenes buscan en sus primeros empleos oportunidades de aprendizaje, estabilidad laboral y buen ambiente. ¿Es posible que las empresas puedan garantizar esto o los trabajos se han precarizado?

El estudio expresa que los jóvenes buscan un salario digno: entre 1 y 5 salarios mínimos. Por parte de las empresas, estas pagan en función del valor que entregan los jóvenes. A mayor valor que el joven puede aportar, más está dispuesta a pagar la empresa. La expectativa de los jóvenes puede verse disminuida por una cuestión de urgencia y necesidad, pero también la flexibilidad en los modelos de trabajo permitirá que los jóvenes se adapten a nuevas condiciones.

-Además de la pandemia, ¿la revolución digital puede haber impactado negativamente en el empleo joven?

No ha impactado negativamente, sino que ha puesto una mayor presión en la rapidez con que las sociedades necesitan equipar a los jóvenes para insertarse en la economía del conocimiento. Es una cuestión de ritmos, entre los trabajos tradicionales que van desapareciendo y la rapidez con la que los nuevos se van creando, la clave está en qué tan rápido los jóvenes se preparan para los nuevos trabajos. Este ritmo en la preparación de los jóvenes define en gran medida el escenario en relación con el empleo juvenil.

-¿Qué clase de acciones se deberían llevar a cabo o fortalecer para promover el empleo joven?

El estudio que desarrollamos incluye algunas recomendaciones para aplicar desde distintos sectores, de manera tal que podamos contribuir a la empleabilidad. Por ejemplo, desde los Gobiernos, fomentando que los sectores informales se formalicen, incentivando programas para la incorporación de los jóvenes a las organizaciones y apoyando a los emprendedores.

-¿Cuál debería ser el rol de instituciones de educación superior en la dinamización del empleo?

Acercar la experiencia de educación formal lo más posible a lo que ocurre en la vida real. Que los jóvenes puedan llegar a su primer empleo habiendo tenido experiencias previas donde no solo hayan adquirido sino también hayan aplicado habilidades para la vida. Cuando la promoción del empleo pasa a ser un tema de política pública, ayuda, la clave está en qué nivel de escala se le brinda. Lo importante es que el joven haya llegado a la búsqueda de su primer empleo con experiencias vivenciales que les permitan conectar la teoría con el mundo real.

-En la nueva normalidad, ¿podremos ver una evolución positiva en la demanda de jóvenes y en el tipo de trabajo que se ofrece?

La economía del conocimiento y la globalización nos ponen en una situación de regiones compitiendo contra otras regiones por ganar los nuevos puestos de trabajo, no solo países contra países. La carrera se define por quién desarrolla más rápido la mano de obra para obtener los puestos de trabajo. En este sentido, nuestra región debe prestar atención a muchos factores para reducir la desventaja competitiva frente a otras regiones, como Asia, por ejemplo.

-En el estudio se indica que según los jóvenes, El Salvador es el país con menos oportunidades de empleo. ¿Qué clase de dificultades encuentran en este país?

Si prestamos atención a las cifras, podemos decir que no solamente El Salvador, sino toda la región de Centroamérica es la que mayores dificultades presenta. En estos países nos encontramos con problemáticas tales como la falta de oportunidades para que los jóvenes continúen con sus estudios superiores; altos índices de pobreza, factor que se ha incrementado debido a la pandemia del COVID-19; altos índices de violencia y delincuencia. Todos estos factores minimizan las posibilidades de los jóvenes.

-¿Qué tienen en común los países peor evaluados por los jóvenes encuestados?

Entre diversos factores y múltiples causas, observamos que estos países son altamente afectados por la delincuencia y el crimen organizado como sistemas que atraen a los jóvenes desde temprana edad, los índices de pobreza que reducen el margen de acción de los jóvenes, la corrupción y la falta de inversión en educación.

-Para los jóvenes, la falta de experiencia es la principal razón por la que no los contratan. ¿Cómo es posible cambiar esta percepción? ¿Qué podrían hacer los jóvenes para sentirse más confiados y capaces al buscar empleo?

La única manera de cambiar comportamientos es primero modificar percepciones: cuando uno incorpora nuevos conceptos se siente mejor preparado, pero cuando además tiene la posibilidad de llevar esos conceptos a la práctica uno siente que la preparación alcanza otro nivel. El modo en que los jóvenes pueden alcanzar esta situación de preparación es intentando desarrollar experiencia laboral antes de finalizar sus carreras profesionales, adaptándose al mercado y aprovechando las oportunidades que consigan para desarrollar esa experiencia. Otra buena recomendación para los jóvenes es la de tomar cursos de habilidades requeridas: inglés, habilidades tecnológicas, habilidades “blandas”, etc.

-En el caso de la solicitud de inglés por parte de los empleadores, ¿es un requerimiento que se está pidiendo cada vez más en los primeros años de trabajo? ¿Qué dominio del idioma inglés buscan las empresas?

En la economía del conocimiento, al estar inmersos en procesos globales (ejemplo: desarrollo de un software de aplicación global) se requiere de idiomas universales. En este sentido, el inglés representa sin dudas el modo de conectar regiones, culturas y procesos. Yendo a lo técnico, actualmente vemos que la mayoría de las empresas está solicitando un nivel mínimo de tipo C1, que corresponde a usuarios competentes con el idioma, es decir, capacitados para tareas complejas de trabajo y estudio.

Autores

Daniela Arce