La remoción del jefe de gobierno estaría vinculada a los problemas económicos que enfrenta el país. Kim Jong-il, además, nominó a su cuñado en un importante puesto militar.

Seúl. Corea del Norte eligió al cuñado de su líder, Kim Jong-il, para ocupar un importante puesto militar y despidió al primer ministro del país, en una medida que se considera dirigida a reforzar el control del poder de Kim y allanar el camino para que su hijo menor lo suceda.

Kim asistió este lunes a una sesión poco habitual del Parlamento, la Asamblea Suprema del Pueblo, para nombrar personalmente a Jang Song-thaek para el poderoso puesto de vicepresidente de la Comisión Nacional de la Defensa, informó la agencia oficial norcoreana KCNA.

La comisión, encabezada por el "querido líder", representa el pináculo del poder en el hermético estado.

La segunda sesión en dos meses de la asamblea se produjo mientras en la comunidad internacional gana terreno la idea de castigar a Pyongyang por el hundimiento de una corbeta de la marina surcoreana en marzo, en la que murieron 46 marineros.

Jang, que en el pasado perdió el favor de Kim pero desde entonces ha regresado a su círculo más cercano, es el marido de la hermana del líder, y está considerado una figura clave para asegurar un traspaso de poder sin problemas de Kim a uno de sus hijos.

"Jang sería la persona más confiable para Kim, el que puede establecer las bases para la sucesión a Jong-un", declaró Park Young-ho, del Instituto Coreano para el Análisis Nacional.

"Es una señal de que están avanzando en las existentes estructuras de poder, sin innovación o apertura o reforma", agregó.

Cae el primer ministro. El Parlamento también cesó al primer ministro del país, Kim Yong-il,  que está considerado el principal responsable económico, y lo sustituyó por Choe Yong-rim, miembro de la vieja guardia y otra de las personas de confianza de la familia Kim que ha estado en puestos económicos clave.

El despido de Kim Yong-il por parte de Kim Jong-il  podría estar vinculado con una revaluación de la moneda a finales del año pasado, que según algunos medios provocó un amplio descontento público.

Kim, que sufrió una apoplejía en el 2008, no asistió a la anterior sesión de la Asamblea Suprema del Pueblo en abril, que enmendó la Constitución del país para reforzar su poder.

Algunos analistas sugirieron que Pyongyang podría aprovechar la ocasión para emitir una impugnación de las sanciones impuestas por el Sur por el hundimiento de la corbeta.

No obstante, no se mencionó ninguna dura respuesta a las últimas acciones de Corea del Sur, que la semana pasada llevó la disputa al Consejo de Seguridad de la ONU, demandando que el Norte admitiera el ataque.

El creciente antagonismo entre las dos Coreas, que hasta ahora ha permanecido en el terreno retórico, puso nerviosos a los inversores mundiales, preocupados por un estallido de un conflicto armado en una región donde se asientan la segunda y tercera mayor economía del mundo.