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Lo que dice la montaña: Las habilidades ejecutivas que se dan en la altura
Viernes, Marzo 11, 2011 - 16:07

Visión, trabajo en equipo y liderazgo. Si le hace falta alguna de estas habilidades o cree que en su empresa se requiere potenciarlas, el montañismo puede ser su opción. Pero atención, que para lograr cambios no es cosa de tomar una mochila y una cantimplora.

Se imagina permanecer durante una semana junto a un grupo de conocidos en la Antártica o irse a Ecuador a escalar el Cotopaxi. Esto es justamente la clase de actividades a las que están yendo alumnos de programas de postgrado, como los MBA, que imparten las escuelas de negocios.

Se trata de un tipo de iniciativa que varias escuelas han adoptado desde que a medidos de los 90 se pusiera en boga la costumbre del montañismo, como actividad ejecutiva. Entre estas se encuentran las universidades Católica y Adolfo Ibáñez, ambas chilenas, la IAE Business School, en Argentina; y la Universidad de Wharton, en Estados Unidos.

 Sin embargo, quienes se dedican, aseguran que no se trata de una moda pasajera. “El desarrollo en América Latina del montañismo para ejecutivos responde a la demanda concreta de, por ejemplo, las organizaciones que reciben alumnos de MBA, las que están pidiendo eso", dice el chileno Rodrigo Jordán, montañista experimentado y presidente de Vertical, una empresa consultora en liderazgo.

Estas actividades extracurriculares -en el caso de los MBA- o extraprogramáticas -en el de las compañías- son apuestas que no se toman al azar ni se realizan pensando en facilitar unos días de esparcimiento. Muy por el contrario, son experiencias para aprender a aplicar habilidades como liderazgo, trabajo en equipo, tolerancia a la frustración y visión. De ahí el éxito del montañismo en este mundo ejecutivo.

Jordán estima que viviendo este tipo de experiencias, que son más intensas y quedan más patentes en la persona,  "se logra adquirir ciertas habilidades blandas, pero para que se internalicen de verdad hay que trabajarlas previa y posteriormente", dice.

Carlos Giesenow, vicepresidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina, comparte la opinión. “La sola experiencia de estas actividades outdoors tiene el riesgo de quedar en la mera anécdota. Para evitar esto se debe hacer un trabajo de reflexión sobre la práctica, hablar cómo se puede transferir este conocimiento adquirido y hacer seguimiento a las dificultades que se producen en el proceso”.

Jordán agrega que es esencial  hacer un trabajo de conceptualización, saber de qué trata el liderazgo y trabajo en equipo. “Necesitas de herramientas intelectuales para esto. ¿Con qué vocabulario te refieres entonces a la experiencia? Si no existe mayor conocimiento, el análisis es muy pobre y, por lo tanto, se produce poco aprendizaje”, explica. 

También hace falta un mediador, pues “se requiere de un instructor, alguien que conozca del deporte, pero también de psicología laboral y de competencias humanas. Que sepa ayudarle a realizar la reflexión”, asegura Jordán.

Pero ¿en qué puede ayudar concretamente el montañismo a los hombres de negocios? 

La cooperación.  Ésta es una de las primeras habilidades y valores que aparecen en el proceso, puesto que es un deporte esencialmente grupal y donde existen situaciones potenciales en las que la propia vida depende de otra persona y en la que los demás dependen de uno. 

Es entonces cuando hay que entender que el liderazgo va rotando, lo que también se da en las compañías. “Puede haber un mando medio que es líder de su equipo, pero en otro momento, es otro de los integrantes quien tomar las riendas por sus competencias, y hay que acoplarse a ese cambio”, ejemplifica Giesenow. Por su parte, Jordán añade que hace muy bien revertir roles, "pues en la montaña no se necesitan expertos en finanzas, sino personas que puedan trabajar en equipo bajo presión". Así, el CEO de una empresa, bien puede terminar cumpliendo solo roles secundarios en una misión, lo que le puede dar tiempo para descubrir nuevos líderes. 

La visión.  Es un elemento igualmente importante, porque cuando se está en la montaña hay que tener claro a dónde queremos llegar y tener el temple y la decisión para hacer frente a desafíos. Elementos muy afines a las formas de trabajo en la empresa.

Configuración de equipos. ¿En qué poner atención cuando se trata de configurar estos equipos? Es igual que en la compañía, cuando se definen las tareas y se trazan perfiles para darles cumplimiento, ojalá, óptimo.

En lo que respecta al montañismo, es prudente evitar equipos numerosos y hay que tener doble cuidado con malos elementos, pues cada quien tiene un rol definido e imprescindible. Si la agrupación es muy grande, se diluyen los roles y no se maximizan las capacidades”, dice Giesenow. 

Existen personas que -ya sea por su incapacidad para cooperar como por su demasiado interés en dominar- resultan contraproducentes para alcanzar los objetivos que persigue el colectivo. "Los hay disfuncionales, aislados, que no contribuyen y caprichosos que quieren hacer todo a su manera y si no le hacen caso se enoja" ejemplifica.

Conocido es el caso de Andrónico Luksic, uno de los expedicionarios de Jordán y uno de los empresarios chilenos más poderosos, quien conquistó el Everest en 2004. ¿Qué pasó con ellos y su equipo allá arriba? No lo sabremos totalmente, pero sí, que Luksic quedó completamente satisfecho, tal como ha declarado. 

Autores

Daniela Arce