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Los institutos de salud mexicanos están al borde del colapso
Jueves, Enero 16, 2020 - 13:00

Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.

El grado de austeridad, que raya en la miseria, en que operan los institutos nacionales de salud —antes joyas de la corona del sector salud mexicano—, lleva a pensar que el objetivo es, sino eliminarlos, sí dejarlos morir de inanición.

Lo cierto es que esta red de hospitales de tercer nivel están al borde del colapso. Al grado de que sus áreas administrativas no están comprando papel sanitario ni jabón para que los médicos se laven las manos, elevando demasiado el riesgo de infecciones tan comunes en hospitales y muy probablemente aumentando los indicadores de mortalidad.

Es algo muy delicado pues dichos institutos atienden a miles de personas con enfermedades graves y de alto costo; de ahí las innumerables quejas de pacientes.

Como aquí lo hemos publicado, varios de estos institutos de alta especialidad vienen arrastrando millonarias deudas y están bajo auditoría; en algunos, desde fines del año pasado se les pidió la renuncia a los directores administrativos, pero no han llegado los nuevos designados. Mientras su situación se aclara, las carencias de estos hospitales están llegando a lo inconcebible y en algunos casos ya están en incapacidad de seguir operando áreas específicas.

Es el caso del área de Terapia Intensiva en el Instituto de Neurología y Neurocirugía (INN) donde, desde mediados de diciembre, se decidió cerrar por falta de los insumos más mínimos. Los médicos lo hicieron con el respaldo forzado de la dirección general del INN que lleva Miguel Ángel Celis López, pero al mismo tiempo a su alrededor se ha generado un ambiente de sospechosismo, pues el anterior director administrativo Luis Arredondo Gasamans era muy cercano a él y se fue envuelto en acusaciones por malos manejos en farmacia, sin que hasta la fecha se hayan dado mayores explicaciones de lo sucedido.

Recordemos que fue el INN uno de los primeros donde se detonó el debate sobre carencia de recursos, pues ahí surgió el oficio que circuló en redes sociales donde se avisaba que, por falta de jeringas, se suspendían los estudios de resonancia magnética (este estudio requiere inyectar un medio de contraste).

El INN lleva meses en esa situación de carencia y se ha venido agravando al grado de que, ahora no tienen sueros para dar medicamento ni bolsas de alimentación parenteral. A los pacientes les están dando recetas para que salgan a comprar ya no digamos medicamentos, sino soluciones, sueros y hasta gasas.

Por otro lado, en el Hospital Infantil de México, su director Jaime Nieto Zermeño —quien es de los más respetados en esta red y ha sido muy transparente con su equipo— habló con los médicos y les reconoció que no sabe cómo van a operar con el Insabi, que si algo sabe de las reglas de operación es por lo que se publica en los medios, e informó que el hospital ya no aceptará a niños del IMSS ni del ISSSTE aunque paguen las cuotas más altas nivel 6. Se entiende aquí que ello obedece a que estos institutos tardan en recuperar esos recursos, y ahorita no pueden darse el lujo de asumir costos sin tener la certeza de cuándo se los recuperarán.

Autores

Maribel R. Coronel / El Economista