El crecimiento profesional se está convirtiendo en una parte fundamental para esta generación.

La Generación Z está presentando problemas para involucrarse en cuestiones laborales al grado de que no mantienen un empleo por mucho tiempo y se mueven por ideas aspiracionistas.

Dentro de las generaciones trabajadoras, los centennials tienen la tasa de participación laboral más baja (31%). El problema parece radicar en la falta de propósito y oportunidades significativas de realizarse profesionalmente. En cambio, el bienestar mental es una prioridad en su vida.

De acuerdo con una investigación reciente de Snapchat, retener a la Generación Z en los puestos de trabajo está costando demasiado esfuerzo a los empleadores. Una de las razones principales es que el dinero ha dejado de ser un valor motivacional.

El sitio Inc.com hizo recopilación de algunas de las preferencias que los centennials tienen por el trabajo y que harían que aumente su compromiso en una empresa:

Repensar el rol de oficina y “trabajar en cualquier lugar”

Mientras que las generaciones mayores tienden a ver los lugares de trabajo como binarios: oficina u hogar, las generaciones más jóvenes no encuentran límite en los espacios, es decir, se adaptan a lugares como una cafetería, un coworking, una biblioteca o parques.

Maximizar la flexibilidad de trabajo de cuánto y dónde realizarlo es el factor ideal para retener a las nuevas generaciones. Se recomienda proporcionar espacios al aire libre y diversificar las reuniones en equipo.

Priorizar el aprendizaje y la empatía

El crecimiento profesional se está convirtiendo en una parte fundamental para la Gen Z. El desarrollo personal y el aprendizaje entre pares están teniendo alto impacto entre los empleados jóvenes. 

Por otro lado, buscan conexiones más profundas con sus colegas y superiores, les importa la empatía con la que se desenvuelven en su empresa. Además, ya son nativos digitales, por lo que aprender habilidades tecnológicas no es prioridad, lo que anhelan son las habilidades interpersonales.

El compromiso laboral de la Generación Z ha disminuido no por un rechazo a trabajar duro, sino porque los trabajadores más jóvenes ven una desconexión entre sus labores y los gerentes que no los inspiran.

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