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Manchas en la piel o cambios en los lunares pueden ser síntomas de cáncer
Jueves, Julio 24, 2014 - 10:47

Los días de verano o los agradables días de sol resultan atractivos para variadas actividades, como el bronceado. Sin embargo, detrás de una bella coloración podría estar desarrollándose un peligroso melanoma o cáncer a la piel.

Cuando hace un poco de calor, es muy tentador pensar en refrescarse en la piscina, divertirse al aire libre o ir a la playa y adquirir un fenomenal bronceado.

Lo cierto es que las condiciones solares actuales indican tener cuidado: una piel bronceada es una piel lastimada y un factor de riesgo para el desarrollo del melanoma, el tipo de cáncer de la piel más peligroso. Afortunadamente hay formas de prevenirlo, y de lidiar con él si se descubre a tiempo.

Mientras se disfruta de un día de playa o en la piscina (alberca), quizás lo último en lo que se piense es en la posibilidad de un cáncer de la piel. Pero es precisamente en ese momento en que la piel necesita la mayor protección.

Detrás de un increíble bronceado podría estar desarrollándose lo que en un futuro se convierta en un peligroso melanoma.

Se trata del cáncer que se produce cuando las células que le dan color (o pigmento) a la piel, cambian y se reproducen de forma agresiva. Se puede presentar en cualquier parte del cuerpo y el factor de riesgo principal es la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol, aunque también hay otros factores, como el color de la piel y la genética.

Cuando los rayos ultravioleta penetran en la capa interna de la piel, ésta produce más melanina (el pigmento que le da color) y se broncea. Pero el bronceado no significa buena salud. Es sólo la reacción de la piel a una lesión.

Las áreas más afectadas son las que reciben directamente la luz solar, como la espalda, los brazos, las piernas y la cara. También existen melanomas “escondidos”, en áreas que normalmente no reciben mucho sol, como la palma de las manos, la planta de los pies y debajo de las uñas, más frecuentes en las personas de piel oscura.

Entre los primeros síntomas que se deben considerar están los cambios que se producen en los lunares y algún crecimiento o mancha extraños en la piel.

Los lunares normales suelen tener color uniforme, bordes parejos, forma ovalada o redonda y un tamaño menor de 6 milímetros (¼ de pulgada).

Si se aprecia que un lunar tiene bordes irregulares, cambia de color, crece más de 6 milímetros, sangra o produce picazón, no hay que dejar de consultar al médico. 

Principales factores que aumentan los riesgos del melanoma

- Exposición excesiva al sol, en muchos casos por causa del trabajo o de actividades recreativas al aire libre.

- Piel blanca. Como tiene menos pigmento (melanina) que la piel oscura, está menos protegida de los rayos ultravioleta.

- Cabello rubio o rojizo.

- Ojos azules o verdes.

- Tener pecas o una piel que se queme fácilmente con el sol.

- Sufrir quemaduras de sol en la piel durante la infancia o la adolescencia.

- Usar camas bronceadoras o lámparas bronceadoras con frecuencia.

- Vivir en lugares cercanos al ecuador o en zonas altas, que reciben mayor cantidad de radiación ultravioleta.

- Tener muchos lunares. Más de 50 lunares en el cuerpo aumenta el riesgo de melanoma.

- Antecedentes personales o familiares de melanoma u otro tipo de cáncer de la piel.

- Sistema inmunológico debilitado.

Principales formas de prevenirlo

- Resulta primoridal la protección de la piel durante todo el año, no sólo en los días soleados o en la playa y actividades al aire libre. También se puede recibir rayos ultravioleta en días nublados o con neblina. La piel de los niños se debe proteger a muy temprana edad.

- Evitar el sol del mediodía (entre las 10 a.m. y las 4 p.m.). Si no es posible, cubrirse y, sobre todo, cubrir a los niños con sombrillas o toldos, o bajo un árbol.

- Usar bloqueador solar, con un filtro protector (SPF) de mínimo 15 todo el año. Aplicarlo en la piel expuesta, incluyendo los labios, orejas, nuca y dorso de las manos. Repetir la acción cada dos horas o después de nadar o de sudar mucho.

- Usar ropa protectora. Los bloqueadores no protegen del todo. También se debe usar ropa que cubra los brazos y las piernas, así como sombreros de ala ancha y gafas para el sol.

- Evitar las camas y las lámparas bronceadoras, que emiten radiación ultravioleta.

- Familiarizarse con la piel y examinarla regularmente para detectar a tiempo cualquier anormalidad. Si se notan anomalías, consultar al médico de inmediato.

El tratamiento para el melanoma depende de la etapa en que se encuentre, de la salud general, la edad y la elección personal. Si el melanoma está en la primera etapa, generalmente la cirugía para extirparlo es suficiente.

Si se ha extendido más allá de la piel, además de la cirugía, podría incluir tratamientos adicionales de quimioterapia, radiaciones y/o terapia biológica. Esta última fortalece al sistema inmunológico, para ayudar al cuerpo a combatir el cáncer.

Pero se debe tener siempre presente que la mejor medida es la prevención. No hay que renunciar a un bronceado si eso agrada, o quedarse bajo techo durante todo el veranoo en los días soleados, pero se pueden realizar las actividades favoritas tomando el sol responsable e inteligentemente, sin perjudicar la piel ni arriesgar tu salud.

 

Autores

LifeStyle.com/ Vida y Salud.com