Cada año, miles de jóvenes universitarios estadounidenses seguidores del baloncesto, se juegan la vida por ganar el torneo nacional. El compromiso de los deportistas, el amor por la camiseta y el sueño de llegar a la NBA conforman un poderoso atractivo.
El básquetbol es uno de los deportes más populares de los Estados Unidos. La prominencia de la NBA es un argumento irrefutable sobre los niveles de atracción que genera. Sin embargo, hablar de un momento en el que todo el país está pendiente del balón, no hay nada que se compare al “March madness” (“La locura de marzo”), el campeonato organizado por NCAA y que enfrenta a 68 equipos universitarios.
La edición 2014 del torneo comenzó a mediados de marzo con Florida (Sur), Arizona (Oeste), Virginia (Este) y Wichita State (Medioeste) como primeros sembrados de las cuatro conferencias que componen la competencia, cuya fase final fue en abril entre Wisconsin y Kentucky. La gente se prepara, habla de brackets e incluso varios hombres de mediana edad, según CNN, preparan vasectomías para la fecha, con tal de recuperarse viendo tanto basket.
¿Por qué los fanáticos pierden la cabeza con March Madness?. No es fácil de explicar, pero es una mezcla entre la cercanía que existe de este deporte con las masas en Estados Unidos y el entusiasmo que derrochan los universitarios deportistas con el sueño de llegar a la NBA.
Se establecen cuatro divisiones con deiciséis equipos cada una. Los rivales se emparejan en llaves y se enfrentan en un único partido, hasta determinar a los cuatro mejores, quienes van al llamado Final Four.
El torneo, además, se resuelve en apenas tres semanas. Es el todo por el todo. Tanto hombres como mujeres establecen fuertes vínculos con las universidades en que estudiaron, por lo que suelen dar un apasionado apoyo en cada competencia en que se presentan.
TODO EL MUNDO JUEGA
Muchos de los jugadores que brillan en sus respectivas universidades, luego terminan siendo seleccionados en el draft de NBA. Glen Rice, Hakeem Olajuwon, Patrick Ewing o Michael Jordan son ejemplos de tipos que saltaron desde los estadios college a las grandes ligas.
Este año, los ojos se centran en tipos con Jabari Parker (Duke), Doug McDermott (Creighton) y Andrew Wiggins (Kansas), este último nombrado por varios como el próximo LeBron James. El draft, por cierto, es tres semanas después del final de March Madness. Esto es casi tan importante como el torneo mismo.
El bracket, en tanto, es el cuadro en el que se emparejan a los equipos desde la primera fase hasta la final. La idea es que los fans participen haciendo sus predicciones, tratando de adivinar las universidades que pasarán de ronda, hasta elegir al campeón.
Todo el mundo juega, hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Hay suculentos premios, algunos ofrecen hasta US$1.000 milllones a quien complete un bracket perfecto. Eso sí: las posibilidades son casi nulas, se habla que la probabilidad es de 1 en 9.223.372.036.854.775.808. Algo así como que los 317 millones de estadounidenses participen del juego durante 290 millones de años sin obtener un ganador. Pero, bueno, nunca se sabe.
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