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Martins: La razón y el corazón deben estar juntos al trazar objetivos
Lunes, Julio 11, 2011 - 17:51

Para el director de orquesta brasileño, esa ha sido la clave para su superación personal, y también debe serlo para las empresas que quieren tener éxito.

Los grandes hombres se hacen con grandes historias. Prueba de eso es el maestro João Carlos Martins. Pianista desde los ocho años de edad, comenzó su carrera nacional en Brasil a los 13, y sus presentaciones internacionales a los 18. 

Aclamado como uno de los más grandes intérpretes de Johann Sebastian Bach, ganó fama por su destreza en el piano, llegando a tocar 21 notas por segundo. Hoy es director de orquesta y dirige conciertos alrededor del mundo, con su Orquestra Bachiana Filarmônica y la Bachiana Jovem do SESI/SP, un proyecto de inclusión social que une en el escenario a jóvenes de comunidades desfavorecidas, con de músicos profesionales.

De esa forma, alcanzar el éxito parece haber sido simple para Martins. Sin embargo, detrás de sus logros hay una gran historia de superación. Todavía joven, el maestro perdió temporalmente el movimiento de su mano derecha, después de una caída en un partido de fútbol. Más tarde, sufrió un síndrome causado por repetición de movimientos. Como si fuera poco, una agresión sufrida durante un asalto comprometió los movimientos de todo su lado derecho. 

Poco después de recuperarse y volver a tocar, Martins recibió la noticia de los médicos, de que debía someterse a una cirugía que le impediría tocar por el resto de su vida. Sin darse por vencido, comenzó a usar su mano izquierda para tocar. Pero con el tiempo, esta se vio afectada también, debido a otra enfermedad. 

En conversación con revista Administradores, Martins cuenta cómo superó las adversidades y se convirtió en uno de los músicos más respetados del mundo. Todavía hablando de la inspiración en Bach, que tuvo una historia de superación como la suya, y aborda temas importantes para el área de administración, como liderazgo, trabajo en equipo y la valorización del talento.

Su vida estuvo marcada por muchos contratiempos, que siempre pusieron su fuerza de voluntad a prueba. Hoy vemos que ninguna palabra puede definir mejor su trayectoria que la de superación. ¿Qué cree que ha sido fundamental para llegar a la cima?

Creo que de cada adversidad se tiene que hacer una plataforma para demostrar que en la vida hay esperanza. Al hacer de la adversidad esa plataforma, uno se convierte en ejemplo para sí mismo y para una multitud de personas que consideran la palabra adversidad como un final. Para mí, la adversidad es como el comienzo de una jornada.

El compositor clásico Johann Sebastian Bach, aparece desde temprano como la principal referencia de su carrera musical. También tuvo que superar muchos desafíos para alcanzar sus metas. ¿Su historia fue la inspiración para su postura a lo largo de la vida? 

Sin lugar a dudas. A los once años, Bach tuvo que encender una vela para leer partituras en la noche, prácticamente escondido de su hermano mayor, quien lo crió tras la muerte de sus padres. Comenzó su carrera a los doce o trece años, cuando va a los tribunales alemanes para conseguir su primer empleo. Fue ahí, a partir de las distintas ciudades que visitó, que hizo todas las profecías de la historia de la música de hoy.
Bach fue una persona que tenía humildad para entender cómo funcionaba la corte, pero al mismo tiempo, tenía la certeza de que dejaría algo para la humanidad.

Estaba seguro de que en mil años más, la música de Bach seguiría siendo el centro del universo de la música, porque él era la fuente. Si usted toma el jazz o la música dodecafónica de hoy, se ve la mano de Bach. Con base en la humildad y el genio que Dios le dio, cambió toda la historia de la música occidental.

Como director, usted asegura la armonía del trabajo conjunto de decenas de músicos. ¿Qué le puede enseñar un líder de la música a un líder en Administración de Empresas?

Yo siempre digo que la música es la regla del mundo. Si un gobierno va bien, si una compañía va bien, todo el mundo dice que funciona como una orquesta. Si un presidente o gobernador dice que hay una campaña en su contra, dice que hay una orquestación. Si un equipo de fútbol juega bien, todos dicen que juega con música. Y esa terminología no se utiliza sólo en Brasil. 

Si en una empresa todos los departamentos están ayudando, se dice que la empresa trabaja en armonía. Si no todos funcionan en torno a una meta, o no tienen un punto de referencia objetivo, la empresa acaba perdiendo poco a poco su razón de ser. No puede un departamento de marketing, por ejemplo, jugar contra el financiero, un gerente debe crear armonía entre los departamentos. 

No tiene sentido querer destacar por una vanidad personal, si no trabajamos todos juntos. En un partido de fútbol, por ejemplo, si un jugador sólo piensa en su ego individual y quiere hacer todo solo, aunque sea un crack, pero no va a funcionar. Incluso siendo un genio, debe trabajar en armonía con el resto del equipo. 

Por eso digo que una orquesta es un ejemplo para una empresa, un gobierno o una federación, para una delegación deportiva y para todo. Porque una orquesta es símbolo de armonía.

Usted realiza en todo Brasil la conferencia "Tocando una Empresa", dirigida a líderes y colaboradores. ¿Cuál es su mensaje principal? 

Trato de hacer la conferencia mostrando, precisamente, que una empresa tiene que ser dirigida no sólo racionalmente, sino también con el corazón. Porque si se piensa sólo por la parte racional en una empresa, se pierde el lado humano. Y si sólo tiene el lado humano, pierde lo racional. Los dos tienen que estar juntos. 

Esto sucede en la música. Si se toca simplemente de forma cerebral y racional, no se consigue llegar al corazón de las personas. Y si se toca desde la base de la emoción, se puede pecar con el perfeccionismo. Así que, en el fondo, todo funciona si la razón y el corazón están juntos a la hora de trazar los objetivos.

Hoy en día, usted lleva a cabo un importante trabajo de inclusión social con Bachiana Jovem do SESI/SP, uniendo a músicos profesionales con jóvenes principiantes de comunidades desfavorecidas. ¿Cuál es el secreto para obtener las "piedras brutas" con el talento necesario para formar un grupo admirado?

Mi frase es la siguiente: hay que tener el alma de un poeta y la disciplina de un atleta. Con ese pensamiento, ante todo, ese joven va a tener la sensación de que nada pasará en su futuro si la disciplina y la emoción no están presentes. Así, el joven no se está convirtiendo en un simple músico, también se convierte en ciudadano. No tiene sentido ser un genio de la música y, como ciudadano, no tener responsabilidad social por el país. 

Nosotros ya tenemos a cerca de 1.500 niños de trece centros en los estados de Espirito Santo, Minas Gerais y São Paulo. Y formé también una orquesta de 45 jóvenes y 20 profesionales. Esos 45 jóvenes están conmigo unos cuatro o cinco años. Yo creo que la música, que hoy es el principal instrumento de inclusión social en los países asiáticos, va a alcanzar la misma posición en Brasil y en América del Sur.

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