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Más allá de Djokovic y Johnson: la importancia del respeto de las normas COVID-19 en la esfera empresarial
Jueves, Enero 27, 2022 - 10:02

De políticos a presidentes de empresas: la élite parece no respetar muchas veces las reglas sanitarias impuestas por los gobiernos, dejando a su paso controversias que afectan la reputación de las empresas.

Hace algunos días, el presidente del banco suizo Credit Suisse, Antonio Horta-Osório, renunció tras quebrantar las normas de ese país de cuarentena por el COVID-19 en diciembre pasado, además de también infringir las normativas británicas al ir a la final de tenis de Wimbledon en julio de 2021.

A nivel deportivo, el tenista Novak Djokovic fue deportado de Australia tras un fallo del Tribunal Federal de ese país, debido a que había ingresado el 6 de enero sin estar vacunado, siendo calificado como una amenaza para la salud pública.

Pero la ola de infracciones de directivos y políticos a las medidas sanitarias viene desde un poco antes. Hace siete meses que el ministro británico de Salud, Matt Hancock, renunció a su cargo luego que se revelara que incumplió las normas de distancia social durante la pandemia.

En ese entonces, el medio DW publicaba que el ministro había escrito una carta al primer ministro Boris Johnson diciendo que “tenemos que ser honestos con la gente que tanto ha sacrificado durante esta pandemia cuando los decepcionamos como yo lo hice al infringir las directrices".

Estos son sólo algunos ejemplos de personas públicas, muchos de ellos de gran influencia, que han infringido las normas sanitarias durante el último tiempo. El mismo Jonhson se encuentra hoy enormemente cuestionado por supuestamente infringir las regulaciones por el COVID-19 en su país, asistiendo a diferentes fiestas.

Si este tipo de acciones ya no son aceptadas [en las esferas públicas], en las esferas corporativas tampoco. Esto, “porque los niveles de tolerancia han bajado respecto a este tema, pero también a nivel de reputación financiera, legal, laboral, entre otros”, señala José Ruidías, profesor de la peruana Pacífico Business School.

Por esto mismo, es que en un caso como este, Ruidías asegura que “pedir las disculpas y mostrar arrepentimiento genuino debería ser el paso 0, para inmediatamente después, mostrar un plan de acción con el objetivo de evitar que se repitan este tipo de conductas, tanto para el directivo que incurrió en la falta como para toda la organización”. 

Dando el ejemplo

No podemos dejar de lado que en los últimos meses varias empresas de Estados Unidos obligaron a los trabajadores que se integraban a las oficinas a estar vacunados, lo que de cierta forma también se pensó replicar en América Latina, con algunas compañías analizando si era conveniente o no presionar a sus colaboradores para que estuvieran inoculados. 

En general, existe consenso en que el cumplimiento de las normas sanitarias debería ser respetado por todos los niveles de las organizaciones, producto del impacto negativo en todos los aspectos de la sociedad. Dado el esfuerzo que están haciendo la mayoría de las empresas, es crucial que los altos directivos sean conscientes de que sus acciones afectan a la empresa, especialmente la marca y con ello la perspectiva que tienen inversionistas y clientes. 

“En el caso de los directivos, las restricciones son escudriñadas con mayor profundidad dado que se espera que los líderes de las empresas marquen el camino de las conductas consideradas como correctas dentro de su organización”, dice Ruidías.

Y al estar en el ojo público, sus acciones no pasan desapercibidas. “En estos momentos de la crisis sanitaria mundial es relevante dar señales claras de la conducta esperada de la población, por lo que especialmente se espera que sus líderes sean ejemplo de cuidado de la salud de las personas y respeto de  las disposiciones o reglamentos impuestos por la autoridad”, indica Gonzalo Adriasola, docente del Curso Comunicación Efectiva de Unegocios de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.

Las consecuencias del CEO

Con este tipo de acciones no sólo se pone en riesgo la salud del directivo y del resto de su organización y de sus más cercanos, sino que la credibilidad del mismo, así como la imagen de la empresa se puede ver perjudicada.

Adriasola explica que “si un alto ejecutivo transgrede el reglamento sanitario dispuesto por la autoridad, existen consecuencias en su imagen pública, pues por su rol la exposición de la falta es mayor y obliga a su organización o institución a tomar medidas ejemplificadoras”. 

De ahí que Horta-Osório haya tenido que renunciar pese a su idoneidad o capacidad técnica para desempeñar su cargo. Esto demuestra que vulnerar las normas, en este caso sanitarias, “puede afectar la vida pública, profesional e incluso privada de los altos ejecutivos, pues en estos momentos es relevante demostrar que ninguna persona, cumpla el rol que cumpla, está por sobre la ley”. 

Y por esto mismo, es clave manejar este tipo de incidentes. “Cuando se populariza un caso de estos y si el manejo de los mensajes no es el correcto, podría devenir rápidamente en una crisis reputacional y, como lo que le pasó a Credit Suisse, terminar en una renuncia de su principal directivo”, dice Ruidías.

Finalmente, los directivos deben ser coherentes, intachables en todos los aspectos y dar el ejemplo, porque convocan miradas, inspiran a otros y deciden temáticas importantes para la sociedad, teniendo una responsabilidad adicional a la de cumplir lo que es exigible para todos. Además, las demandas de las organizaciones son cada vez mayores.

Foto. Unsplash.com

Autores

Daniela Arce