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Mercosur: reformulando objetivos luego de 30 años
Viernes, Abril 9, 2021 - 10:29

Por Francisco Diaz Hermelo, director del Área Académica Empresa, Sociedad y Economía IAE Business School, Universidad Austral.

Hace 30 años, nacía el Mercosur. Era el tiempo de las grandes reformas estructurales para impulsar la competitividad. El comercio y la inversión directa internacional crecían al 10% anual y nada parecíapoder desacelerar el avance de la democracia y la globalización. En ese marco de entusiasmo, el Mercosur fue concebido con el modelo más ambicioso y rígido de unión aduanera con aranceles externos comunes en lugar del más flexible tratado de libre comercio.

El sueño era recrear algo similar a Unión Europea con libre circulación de bienes, servicios y trabajo, marco regulatorio homogéneo, fondos de financiamiento regional e incluso una moneda común. Un sueño demasiado ambicioso para países tan dispares en tamaño, escala y desarrollo industrial. Peor aún, sin los generosos fondos que la UE destinaba a fomentar países y sectores menos competitivos. Sin embargo, fue mayor el entusiasmo, tanto de políticos como de empresarios por sumar mercados,generar escalas y eficiencia. Con el tiempo se sumarían otros estados latinoamericanos y agregaríamos poder de negociación para obtener favorables acuerdos de libre comercio con las grandes potencias.

El Mercosur estimuló el comercio y la inversión en muchos sectores. El comercio intra Mercosur creció de USD 2 mil millones en 1991 a más de USD 40 mil a principios de los 2010s. La inversión directa extranjera creció bastante en los 2000, cuando las grandes empresas brasileras, generosamente financiadas por su banco de desarrollo, y algunas argentinas se expandieron por la región. Los primeros 20 años dejaron algunos resultados buenos y mostraron algunas necesidades decorrección.

Sin embargo, los últimos 10 años fueron decepcionantes. Se estancó el comercio entre los miembros.Para Argentina, Uruguay y Paraguay, todavía representa más del 20% de su comercio exterior, pero para Brasil se ha diluido de casi 15% a menos del 7%. No se sumaron más estados. Venezuela fue admitido y luego suspendido. Bolivia sigue en proceso de admisión. El resto de los países de América Latina prefirieron negociar tratados de libre comercio con el bloque o bilateralmente.

Tampoco se lograron acuerdo de libre comercio con las grandes potencias. Las posibilidades de llegara algún tipo de acuerdo con Estados Unidos fueron abandonadas por sesgos ideológicos o simplemente por la impotencia para negociar con un gigante. Después de casi tres décadas de idas y vueltas, se llegó a un acuerdo con la Unión Europea en 2019, que actualmente está estacando debidoa las objeciones ambientales del líder francés Emmanuel Macron y la torpeza diplomática del presidente Jair Bolsonaro.

Durante los últimos años, crecieron los pedidos de excepciones al arancel común y las barreras no arancelarias entre miembros. Brasil nunca consiguió relajar las restricciones al sector automotriz y el azucarero. Cada vez que algún país miembro enfrentó crisis sectoriales, apelo a desacelerar o incluso retrotraer los avances del tratado como un manotazo para proteger o atenuar las dificultades del sector en crisis. Se multiplicaron las críticas y cada vez más líderes se convencieron de abandonar el sueño original y hacer reformas sustanciales, dejando de lado la unión aduanera y dando libertad a cada estado para negociar tratados de libre comercio bilaterales.

Posiblemente, en una mirada más amplia, deberíamos reconocer que un tratado como el Mercosur no podía darnos más de lo que podían dar cada una de sus economías en términos de crecimiento y de competitividad.

Brasil no creció en los últimos 10 años y Argentina retrocedió más de 10%. Uruguay y Paraguay, crecieron, pero no pueden compensar las caídas de los otros dos miembros. Argentina tendió a anclar su tipo de cambio y apreciarlo para controlar la inflación y limitando la competitividad de la exportación. Los otros miembros fueron más exitosos en su política antinflacionaria, pudiendo flotar sus monedas y devaluando y dando más de competitividad a sus exportaciones en tiempos difíciles.

Entre el 2005 y el 2019, Brasil cayó 5 posiciones en el ranking de competitividad global del World Economic Forum (WEF). Argentina cayó 14 posiciones, mientras que Uruguay y Paraguay subieron 10posiciones. No sorprende entonces que el mayor crecimiento de las exportaciones extra Mercosur sea de materias primas y sus derivados y no de productos y servicios más complejos. Tampoco sorprende que Argentina, según una encuesta publicada por el WEF en 2020, sea el país menos optimista respecto a la globalización.

El Mercosur es uno más de los grandes proyectos que quedaron varados en las dificultades económicas, la baja inversión y los vaivenes políticos de los últimos años. Sin mucho progreso comercial para mostrar, fue quedando limitado a un foro político. Es natural la decepción, sobre todo, de los actores los privados buscando mejores oportunidades en el comercio exterior.

En el estudio del BID en 2019, “Informe Mercosur: hacia un cambio necesario”, se propusieron tres caminos alternativos: 1) consolidar la unión aduanera, 2) relajar algunas normas para dar más flexibilidad a cada estado par negociar acuerdos bilaterales, y 3) rediseñarlo como una zona de libre comercio. A pesar del desencanto, nadie está dispuesto a desarmarlo y, dadas las incertidumbres de la recuperación post covid-19, tampoco nadie está proponiendo cambios importantes.

Deberíamos recuperar los objetivos de integración de nuestros sectores y una mejor integración externa. Perfeccionar las reglas e instituciones comerciales del tratado es importante, pero cualquier objetivo de integración de actividades económicas y de inserción en las cadenas globales de mayor valor agregado y mayores posibilidades de desarrollo en un mundo cada vez más digital y automatizado requiere de mayor competitividad, estabilidad macroeconómica, inversiones en productividad, mejoras sustanciales en infraestructura y acceso a la educación digital.

Autores

Francisco Diaz Hermelo