Pasar al contenido principal

ES / EN

Necesidad vital en inversión
Viernes, Febrero 14, 2020 - 11:00

Bolivia es el país de menor inversión en salud de la región con un gasto de US$ 92 per cápita, en comparación a Ecuador y Paraguay, que ocupan US$ 126.

El anuncio de la presidenta Jeanine Áñez de aumentar el presupuesto de salud al 10% del Presupuesto General del Estado es la noticia más importante, luego de la larga noche de oscurantismo dictatorial que pasamos los últimos 14 años. Sin embargo, la deplorable situación de la salud de los bolivianos, producto de un proceso acumulativo de olvidos y negligencia del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), nos obliga a esforzarnos por encontrar respuestas rápidas a las inquietudes y penurias que padece una gran mayoría del pueblo boliviano.

Actualmente, Bolivia es el país que tiene menor inversión en  salud de la región. Según el Banco Mundial, el gasto per cápita en salud es de US$ 92, detrás de Ecuador y Paraguay, que gastan US$ 126 y Venezuela, US$ 138.

Una situación similar se ve en el número de médicos y profesionales de la salud. La OMS recomienda 25 de estos profesionales por cada 10.000 habitantes. Bolivia es el país peor ubicado, con 14,1; tiene 4,7 médicos por cada 10.000 habitantes, es decir, menos de ½ médico atiende a 1.000 personas y lo requerido es 1 por 1.000.

Según el Índice de Desa-rrollo Humano de Naciones Unidas, es el peor de Sudamérica y de América Latina, exceptuando a Haití.

La mortalidad infantil antes de cumplir los 5 años es de 38 niños fallecidos por cada mil nacidos vivos, el índice más alto del continente, excepto Haití. La esperanza de vida de los bolivianos, de 68 años, es la más baja de América Latina.

Tanto los índices de mortalidad infantil y materna como la baja esperanza de vida son las señales más claras de nuestro subdesarrollo, y ese es nuestro mayor desafío.

La salud es el resultado de un proceso dialéctico de lucha constante entre nuestras defensas y los microorganismos patógenos, condicionados por factores llamados determinantes sociales que son: la herencia biológica, el estilo de vida, el medio ambiente y la atención sanitaria (Informe Lalonde: 1974).

El estilo de vida incide en la salud en 43%, la biología en 27%, el medio ambiente en 19% y la atención sanitaria solo en 11%. De ahí por qué es más importante invertir en educación, para orientar la adopción de estilos saludables de vida y en la prevención de enfermedades, que en la construcción de hospitales.

La crisis del sector salud es casi terminal, agravada por la emergencia del dengue y otras epidemias que colapsan los hospitales, como resultado de la desatención del gobierno anterior a pesar del periodo de bonanza que tuvo durante una década.

Debemos formular propuestas que den certidumbre y garanticen sostenibilidad financiera a la cobertura de los servicios de salud. 

1) Como la salud es resultado de interacciones de factores que la determinan y la educación es el más importante, porque permite la responsabilidad social en la prevención de enfermedades, es perentorio incorporar la materia de Educación para la Salud y la Sexualidad en la currícula escolar.

2) Para disminuir el déficit de personal en el sistema, además del 10 % del PGE se debe establecer un mínimo de 20% de la Coparticipación Tributaria, destinada al pago de recursos humanos en salud.

3) Nuevas fuentes de financiamiento que cubran las prestaciones y garanticen la sostenibilidad de los servicios del subsector público. Por ejemplo, un impuesto al consumo específico de la coca, loterías departamentales y municipales u otras.

4) Debe replantearse el SUS, luego de pagar las deudas a municipios y gobernaciones, a través de una ley general que reorganice el sistema de salud, definiendo los mecanismos de coordinación de los subsectores: público, de la seguridad social y privado, con el compromiso de los tres niveles de gobierno, a través de convenios intergubernativos, de viabilizar la gestión compartida en la ejecución de sus competencias concurrentes, para mejorar los modelos de atención, de gestión y administración de los recursos humanos.

5) Al no existir la salud gratuita y hasta que se apruebe una nueva reforma que impida la evasión tributaria actual, aplicar el modelo bismarckiano, creando los seguros contributivos sectoriales como el Seguro Escolar, Gremial, Transportista, del Agricultor, etc.

La oportunidad histórica que nos brinda la “Rebelión de las pititas” para encauzar nuestro sistema democrático en un nuevo Estado republicano con futuro federal, no la podemos desaprovechar. Nuestras prioridades deben ser invertir en salud y educación para salir del subdesarrollo y esperar un futuro mejor en libertad.

Autores

Joaquín Monasterio P. / La Razón