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Chile: el futuro de las foodtechs se ve plant-based y altamente proteico
Lunes, Mayo 29, 2023 - 16:30
Arepa con NotBurger, foto NotCo

Este país aparece como un laboratorio para desarrollar innovaciones alimentarias a nivel regional y el ambiente startup tiene razones para estar animado al respecto, ya que se espera que el tamaño del mercado global de la industria de la tecnología en alimentos supere los US$ 385.000 millones para 2030. 

Mientras unas doscientas personas se agolpan en un local diseñado para no más de 120, el exgimnasta olímpico chileno Tomás González es aplaudido por la concurrencia.

Pero su presencia ahí no tiene que ver con deportes. Al menos, no directamente.

Es la previa del Día del Completo – el nombre que se le da al hot dog en Chile – una celebración que como en años anteriores lidera la cadena local de comida rápida Dominó, y con la que ha hecho suya la festividad, pues ofrece casi 20 variedades de perros calientes.

González está ahí para promocionar su startup de comida proteica ReFoods, con la que produce alimentos cercanos, como son las salchichas, la carne molida y las hamburguesas.

“Nuestro principal desafío es poder acercar alimentos comunes a la gente, pero con una alto valor proteico y bajos en grasas. Nos enfocamos en ofrecerle una alta densidad nutricional a las personas”, explica en medio del ruido Tomás González a AméricaEconomía.

Junto a esa naciente foodtech, está el unicornio local NotCo, para mostrar su más reciente producto, la Not Salchicha. Una cecina con un sabor ligeramente ahumado y, como es la impronta de la empresa, hecha a base de plantas.

Ambas compañías son las estrellas del evento. Y los concurrentes se agolpan por varios minutos en la barra para obtener un completo plant-based o uno altamente proteico.

“Hemos acudido al llamado de Dominó para demostrar que, a través de la ciencia y la tecnología, tú puedes hacer un producto que tenga una experiencia sensorial igual, y con un perfil nutricional igual o superior a original y lo puedes hacer sin sacrificar sabor que es lo esencial en la comida”, dice a AméricaEconomía Max Silva, country manager de NotCo en Chile.
 
El nicho de la empresa es ese: entregar el mismo sabor , o hasta mejorado, de alimentos de origen animal, pero a base de plantas.

Y así es como han desarrollado, gracias a la inteligencia artificial (IA), la Not Mayo y la Not Milk, los productos insignes que produjeron el interés de Jeff Bezos por invertir US$ 30 millones en ellos en marzo de 2019. Su portafolio de productos hoy incluye, además, el NotCheese, el NotBurger, el NotChicken, NotMila (milanesa) y Not IceCream. Todos nombres bastante autoexplicativos.

Ese enfoque más bien vegano, que busca el sabor sin la crueldad de la industria de alimentos, es lo que les permite estar presentes en Argentina, Brasil, México, Colombia Canadá y Estados Unidos.

Y para restaurantes y cadenas de fast food es una forma de ampliar su base de consumidores.

“Para nosotros es muy importante ir adaptándonos al consumidor de hoy y poder innovar en una categoría tan tradicional como la del completo. Estos lanzamientos reafirman el compromiso de Dominó de seguir conectado con el consumidor y poder entender sus intereses, especialmente de los más jóvenes. Además, estamos muy contentos de poder haber hecho una alianza y crear productos en conjunto con dos foodtechs chilenas como NotCo y ReFoods”, recalca Sebastián Cabalin, gerente comercial de Dominó.

DEMANDAS EMERGENTES
 
El éxito de las iniciativas empresariales para entregar alimentos mejorados ya sea en sabor o componentes, se muestra al alza en Chile.

Ya sea por moda o convicción, la nación latinoamericana tiene un 18% de veganos, vegetarianos y flexitarianos, de acuerdo con el estudio “Percepción sobre veganismo en Chile", dado a conocer en diciembre de 2022, realizado por la ONG Animal Libre y la empresa de análisis Criteria.

Una encuesta previa había dado un número aún mayor de personas en Chile que optaba por lo plant-based. “Hicimos una encuesta junto con Ipsos en 2021 y descubrimos que hay 36% de chilenos que están interesados en reducir su consumo de productos animales”, informa a AmericaEconomía Ignacia Uribe, fundadora y presidenta de la fundación Vegetarianos Hoy.

De acuerdo con dicha encuesta, Los principales motivos de los encuestados para intentar consumir menos de estos alimentos son por razones de salud (35%) y porque le importa el bienestar de los animales (19%). Los principales alimentos que han intentado comer menos son las carnes rojas (82%) y la carne de cerdo y derivados (74%).

“En general la gente vegetariana o vegana es alrededor del 5% ó 6% de la población, pero la mayor cantidad de consumidores de productos veganos no son los veganos, sino personas comunes y corrientes que no han hecho el cambio al 100%, pero sí que tienen un interés en reducir su consumo de productos de origen animal, ya sea por salud por medio ambiente o por los animales”, confirma Uribe.

Junto a ese fenómeno, la introducción de sellos en los envases de alimentos procesados que hizo el país hace 10 años -que avisan si un alimento es alto en azúcares, en grasas, en calorías o en sodio - y el descubrimiento de muchas alergias alimentarias en adultos y niños también ha disparado un cambio en la composición de estos productos. Con ellos, se busca no sacrificar sabor, pero sí hacerlos más saludables o con alguna característica específica que los vuelva más atractivos para ciertos grupos objetivos. Así las firmas tradicionales o nuevas, siguen en el mercado.

“Estamos seguros de que de que a futuro vamos a dejar de hablar de calorías, por ejemplo, porque las calorías son energía y son necesarias. Lo importante es la densidad nutricional; la calidad de los alimentos y la cantidad de nutrientes que tenemos en ellos. Ahí está nuestro foco: somos un mix de proteína animal y vegetal para cumplir con un perfil nutricional que sea saludable para el público”, precisa González. 

Lo cierto es que el ímpetu por modificar las comidas goza de buen apetito entre las empresas de alimentos y startups, como lo detallan en el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria, (CeTa) un laboratorio chileno especialista en alimentos que trabaja para mejorar la calidad de éstos.

Y esto no es solo a nivel de producto terminado, sino que, a través de toda la cadena de valor de la industria de los alimentos, desde la agricultura hasta la extensión de vida útil de los alimentos ya producidos, explican desde CeTa.  
  
“Hay tendencias que marcan las investigaciones actuales y futuras de acuerdo con las demandas de los mercados emergentes y, por supuesto, del compromiso con el medio ambiente”, explica a AmericaEconomía Daniela Fuentes, gerente de negocios de la entidad.

En ese sentido, la entidad observa un aumento en la investigación para el desarrollo de nuevas variedades vegetales y el “desarrollo de alimentos que no solo satisfagan las necesidades nutricionales básicas, sino que también proporcionan beneficios adicionales para la salud, y por supuesto, nuevas fuentes de alimentos que puedan ser más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente,  como por ejemplo considera evaluación de proteínas alternativas, cultivos celulares fermentación de precisión para la generación de análogos cárnicos y productos plant based”, enumera la profesional. 

Al cuantificar el mercado, un estudio realizado por Growth Market Report indica que el tamaño del mercado global de la industria foodtech era de US$ 233 mil millones en 2021 y se espera que supere los US$ 385.000 millones para 2030, expandiéndose a una tasa de crecimiento anual del 5,8%.

De ahí que el CeTa además no solo trabaje en distintas regiones de Chile y con clientes chilenos, sino de otros países de la región, como Perú y Argentina, donde la institución apoya en distintas etapas del desarrollo de un ingrediente o producto alimenticio, ya sea desde la identificación de oportunidades, el testeo, o el desarrollo de un prototipo o escalamiento para un producto existente.

“Esto ocurre mucho en empresas grande, ya que es difícil y costoso detener su producción para probar un producto nuevo o mejoras a baja escala”, agrega Fuentes.

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FOODTECHS CON VISIÓN

Así las cosas, las foodtechs entrevistadas tienen suculentos planes para seguir creciendo este año.

Mientras NotCo ha pivotado para ser una compañía de venture capital debido al contexto de la baja en el financiamiento para startups, también reconoce que está tomando proyectos cada vez más grandes mientras transita hacia una operación de break even, con mayor foco en la rentabilidad.

“Los proyectos en los que estamos están mucho más enfocados en complementar la capacidad de NotCo de sacar productos propios y aquellos que tienen una escala mucho mayor. Por ende, ese foco está en la tecnología”, indica Silva. 

Esa es la razón de haber hecho en 2023 un joint venture con Kraft Heinz para Estados Unidos y Europa, enfocado en el desarrollo de un portafolio plant based que aún no tiene productos definidos, según detalla la web de la compañía.

En esa misma línea, NotCo ya ha colaborado multinacionales como Starbucks, Burger King, Papa John’s, Chili’s y Dunkin’ Donuts, en la que también transita desde el B2C que lo vio nacer, hacia un más seguro B2B.

“Es un área de negocios diferente, que pone énfasis en las capacidades tecnológicas de la compañía que es muchísimo más escalable y no en una profundización exclusiva de aquello que es consumo masivo, que es mucho más intensivo en capital. Pronto, lo que tú vas a ver de NotCo es un tránsito mucho mayor en proyectos, en soluciones, en productos propios y de otras empresas, que se enfoquen en cómo las capacidades tecnológicas pueden aportar a tener mejores productos con plantas en los portafolios, incluso de otras compañías”, complementa Max Silva. 

La compañía se define hoy como una de tecnología que impulsa el desarrollo de sus productos, pero que desarrolla in house una tecnología para su uso propio y de otros, de alimentos industriales en la forma más rápida, más experta y eficiente del mundo.

En el caso de ReFoods, que está comenzando, el énfasis sigue siendo el B2C por ende buscan desde hace dos años poder construir entre el público local su marca de alimentos proteicos, donde se mezclan el origen animal y el vegetal.

La foodtech inició en plena pandemia con el apoyo de Corfo y la aceleradora de la de la facultad de economía y negocios (FEN) de la Universidad de Chile, Open Beauchef, además de mentores de la Universidad del Desarrollo y la de Valparaíso.

“Estamos en etapa presemilla, hicimos una ronda recientemente lo que nos va a permitir empujar los productos que tenemos”, explica a AmércaEconomía Eugenio Camus, cofundador de ReFoods

Con apenas dos años de investigación, la foodtech dice haber descubierto una cantidad de productos para desarrollar, pero hoy desean potenciar lo que tienen hoy: salchichas y carne molida, pero sin grasa.

“Queremos consolidarnos en Chile con los productos que tenemos y con los nuevos productos que están en carpeta y después, una vez teniendo, eso queremos salir a buscar mercados fuera”, expresa Camus.

A nivel nacional y continental, Camus destaca un aumento importante de foodtechs, que no solo desarrollan nuevos productos o ingredientes, sino que también están integradas en toda la cadena de valor de producción, como logística, transporte y almacenamiento. 

Estas empresas han logrado levantar capital con fondos de inversión independientes o asociados a firmas, en el formato de corporate venture capital. De hecho, un estudio realizado por la aceleradora Endeavor para startups foodtech en la región latinoamericana muestra que en los últimos 10 años han levantado 206 rondas de capital en las que se invirtieron US$ 1.700 millones en etapas tempranas. 

Y aunque podría parecer una oda, desde CeTa aseguran que no lo es, sino que es una tendencia que ha llegado para quedarse, dadas las necesidades ambientales que se están viendo en el planeta.

“El sexto informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) señala los cambios en la forma de desarrollar cultivos, transformaciones en la dieta e integrar innovación en la producción de comida para reducir el desperdicio como una arista de cambio que puede ser más fácil de implementar y que tendría menores costos que otras medidas [para afrontar los efectos del cambio climático]” dice Daniela Fuentes. 

La fundación Vegetarianos Hoy recuerda que es ampliamente conocida la huella hídrica –es decir, la cantidad de agua involucrada para conseguir un alimento- de los productos cárnicos versus los vegetales.

“Para producir solamente un kilo de carne se necesitan más de 15.000 litros de agua, mientras que para producir un kilo de legumbres se necesitan alrededor de mil litros. Es demasiada la diferencia y ahí uno empieza a preguntarse si vale la pena producir y consumir ese tipo de productos, si estamos en este tipo de crisis medioambiental”, señala Ignacia Uribe.

“Es por esto, que las industrias, empresas, gobiernos, políticas públicas deben adaptarse a este escenario y realizar transformaciones”, finaliza Daniela Fuente, del CeTa.

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Autores

Gwendolyn Ledger