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La falta de agua será el mayor problema para la industria del vino en Chile
Martes, Junio 6, 2023 - 17:30
Faenas en una viña, fot UV Boosting

La industria vitivinícola ya siente los efectos del cambio climático, desde temporadas más calurosas hasta escasez hídrica. La firma europea UV Boosting, estuvo demostrando en Chile una tecnología para combatir el oidio reduciendo el uso de azufre y con eso minimizando la huella de carbono de la industria.

El cambio climático es uno de los mayores desafíos para el sector de la vid y el vino chilenos. Y sus efectos ya son visibles en muchos viñedos: cosechas más tempranas, rendimientos más bajos, cambios en las características del vino - como alteración de taninos, acidez y grado alcohólico.

"Con el aumento de la temperatura, la floración se adelanta en las vides, lo que puede ser problemático en caso de de escarcha Pero si el calor es uno de los principales problemas, es la falta de agua la que mayor impacto tendrá en los viñedos", dice a AméricaEconomía el enólogo francés Frédérick Breysse.

El azufre es una molécula "erradicadora", que afecta a toda la microbiota que rodea a la planta y también a la biodiversidad, la fauna y la flora. También es una molécula que no es inofensiva para el agricultor y para los expuestos. Por tanto, es coherente querer limitar su uso (...) si desean avanzar hacia la agricultura ecológica y prescindir de los fungicidas convencionales que pueden ser muy tóxicos para humanos y el medio ambiente.

El profesional estuvo en Chile de la mano de UV Boosting para dar a conocer una técnica que permite a la planta defenderse mejor frente a las agresiones naturales, como por ejemplo ataques del denominado oidio de la vid. Así, junto con reducir el consumo de azufre, se produce una disminución de la huella de carbono.

Breysse dice que esta tecnología además ayuda a combatir el estrés hídrico y su uso no es restringido ya que se puede utilizar en todo momento y sin depender de las condiciones climáticas, en cualquier estación del año. "El resultado es la reducción e impacto de enfermedades, permitiendo el uso de menos químicos y garantizando mejores rendimientos (...) así como a protección contra las llamadas 'heladas blancas'", detalla.

Un posible respiro para los vitivinicultores del país, que ya han sufrido en 2022 un aumento en la frecuencia de riesgos de heladas, olas de calor y falta de agua.

PREPARÁNDOSE PARA EL IMPACTO

Las más reciente cifras económicas del sector vinífero local no son las mejores.

En su reporte para el mes de abril, la asociación gremial Wines of Chile mostró que se profundiza la caída en las exportaciones de vino embotellado. Esta vez la baja fue de -29,6% en volumen y de -26,8% en valor, con el envío al exterior de 2,8 millones de cajas por US$ 84.800 millones, aunque el precio promedio se incrementó un 4% respecto del mismo mes de 2022, con US$30,4/caja.

A las ya constantes caídas de China, que en abril fue de -39% en volumen y de -34% en valor, se sumó una baja relevante también en los envíos a Brasil, además de Japón, Holanda, Canadá, México y Corea del Sur. Por el contrario, destaca el aumento de las exportaciones a EE.UU., la mantención del valor de las exportaciones a Reino Unido y la aparición de Francia.

"El escenario de menor crecimiento económico mundial, la inflación, la guerra, la crisis energética, además de los efectos de la pandemia en la cadena logística, que aún no terminan de desaparecer, han impactado en nuestras exportaciones", indicó la entidad en un comunicado.

A estos problemas económicos y geopolíticos del sector, se añade el ambiental

"Hay un impacto del cambio climático principalmente en la falta de agua. Sin embargo, tenemos recursos naturales como la Cordillera de los Andes y confiamos en futuros proyectos de infraestructura público-privada, que nos pueden ayudar a enfrentar esta situación. También debemos aprovechar la innovación y oportunidades, debido a que no sabemos si la condición actual será temporal o permanente", indica a AméricaEconomía Patricio Parra, Gerente general en Consorcio I+D Vinos de Chile Wines of Chile, desde Francia. 

La entidad sostiene que una buena información y de calidad es clave, por lo que destaca el establecimiento de una red meteorolo´pgica para monitorizar los cambios climáticos en sus plantaciones.

También destacan las acciones tendientes a reutilizar el recurso hídríco.

"Las viñas están incorporando prácticas como la reutilización de agua dentro de la bodega, menor uso de agua en los lavados de cubas, a través de maquinaria o nuevos productos de lavado, riego tecnificado, inversión en equipos que optimicen el riego, viticultura de precisión y manejos de canopia. Además, el sector ha realizado importantes inversiones para el manejo de los residuos industriales líquidos", agrega Parra. 

La asociación cuenta con e denominado 'Código de Sustentabilidad de la Industria Vitivinícola Chilena' con 84 viñas certificadas, que representan a más del 80% de las exportaciones de vino embotellado. Este estándar considera el uso sostenible de los recursos naturales, el cuidado de la biodiversidad y el fomento a prácticas que permitan adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático. 

"Se mantiene el desafío de enfrentar el cambio climático y explorando nuevo material vegetal, adaptado a las nuevas condiciones y seguiremos buscando nuevos horizontes con mayor diversidad, manteniendo la calidad de nuestros vinos con un atributo de sustentabilidad", sentencia Parra.

MÁS PRODUCCIÓN, MENOS PÉRDIDAS

Durante la visita de la firma UVBoosting, Frédérick Breysse se reunió con profesionales del sector en la Viña Morandé, y además se reunieron con varias viñas de regiones de Rancagua y Maule, además de la Universidad de Talca, bajo la coordinación del Grupo Partner, su único distribuidor en Chile, con quienes tienen una fuerte alianza de trabajo bajo el propósito de asesorar a las bodegas nacionales en lo que respecta a lograr una agricultura sostenible.

"Nuestros resultados sobre el estrés abiótico (heladas y sequías) son extremadamente interesantes. Ayudamos a la vid a comportarse mejor en condiciones extremas, pues al limitar las pérdidas de rendimiento debidas a enfermedades y estrés, producimos en promedio más botellas por hectárea, con el mismo trabajo para el enólogo", afirma Breysse.

"Creo que si las viñas chilenas quieren seguir siendo competitivas, deben estar en sintonía con las nuevas tecnologías que aseguren cosechas de mejor calidad. Esto enviará una señal al mundo de que los viticultores quieren moverse hacia una viticultura responsable y sostenible", concluye el profesional francés.

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Américaconomia.com