La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, firmó los acuerdos en Buenos Aires durante su primera visita al extranjero desde que asumió el poder hace casi un mes.
Buenos Aires. Argentina y Brasil acordaron este lunes acelerar la instalación de dos plantas hidroeléctricas y cooperar en la construcción de reactores nucleares, en un intento por profundizar una alianza energética entre las dos mayores economías de Sudamérica.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, firmó los acuerdos en Buenos Aires durante su primera visita al extranjero desde que asumió el poder hace casi un mes.
Rousseff y la mandataria argentina, Cristina Fernández, acordaron acelerar la construcción de dos plantas hidroeléctricas en el Río Uruguay, con una capacidad de unos 2.200 megavatios y una inversión de unos 5.200 millones de dólares.
También firmaron un acuerdo para la cooperación en la construcción de reactores nucleares de investigación y otros relacionados con el intercambio de la energía eléctrica, el fomento de los biocombustibles y la construcción de un puente internacional, entre otros.
"Agradezco a Cristina por como me ha recibido y quiero también que tenga la certeza de que los acuerdos que hemos firmado van a ir por buen puerto", dijo Rousseff en una conferencia de prensa.
Brasil es el principal socio comercial de Argentina, mientras que el país austral es el tercer mayor aliado comercial de Brasil, después de China y Estados Unidos.
REPRESAS
La potencia instalada de la nueva represa de Garabí será de 1.152 megavatios, mientras que la de Panambí llegará a 1.048 megavatios. La potencia total prevista es del orden del 10 por ciento de la que tiene el Sistema Interconectado Nacional Argentino.
Los primeros estudios realizados para la construcción de las represas se realizaron en marzo de 1972, pero el proyecto original sufrió modificaciones, lo que demoró la construcción.
En principio, el plan era construir una sola represa pero, según las autoridades, el nuevo plan implica un impacto ambiental significativamente menor que el esquema original.
El proyecto se reactivó durante la gestión del ex presidente Néstor Kirchner y su sucesora y esposa, Cristina Fernández.
Aún se requiere obtener la aprobación de impacto ambiental y crear una empresa binacional para gestionar la iniciativa.