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Conozca las bebidas alcohólicas más consumidas por los venezolanos en las fiestas de diciembre
Domingo, Diciembre 30, 2012 - 11:45

Aunque el whisky es el invitado estrella en las fiestas de fin de año, la cerveza es la bebida alcohólica más consumida. De hecho, los venezolanos están en el tercer lugar de los más bebedores de cerveza del mundo.

La cerveza es la bebida predilecta del venezolano y el whisky es el preferido en Navidad. Pero las tendencias van cambiando: ahora el ron también va llenando los vasos.

Las semanas previas a las celebraciones navideñas son las más movidas en uno de los bodegones más importantes de Caracas, en Las Mercedes.

Entra y sale gente durante todo el día. Mientras unos recorren los pasillos, otros hacen largas colas, como las que se hacen en los supermercados. Lo que más se ve son botellas de whisky. Los más osados, o con familias más grandes, llevan cajas enteras.

Aunque el escocés sea el invitado especial en esta época de fiestas, la cerveza ha sido históricamente la bebida predilecta del venezolano en playa, parrilla, fiesta, o en un cotidiano ataque de calor. Basta revisar los informes de organizaciones analistas del mercado mundial de bebidas, como Canadean, para confirmar la tendencia: Venezuela está en el tercer lugar de los más bebedores de cerveza, con 95 litros anuales per cápita. Los dos primeros son República Checa (161 litros) y Alemania (109 litros), según el estudio realizado en 2010.

Entre 1990 y 2007, la cerveza contribuyó con -al menos- la mitad del alcohol puro que los venezolanos se tomaron, según se lee en cifras del Seniat.

Datos de la Cámara Venezolana de Fabricantes de Cerveza (Caveface), señalan que nuestra “fría” destaca por su bajo contenido de alcohol (entre 3 y 6%), y por eso es competencia directa con otras bebidas, incluso con los refrescos.

Pedro Guzmán, ex presidente de la Cámara de la Industria Venezolana de Especies Alcohólicas (Civea), señala que aunque el whisky vuele de los anaqueles para fin de año, son las cervezas las que arropan las estadísticas generales del mercado, con más de 90% de licores.

“Hace veinte años éramos reconocidos mundialmente por beber whisky de lujo, 12 años. Eso ya cambió por el poder adquisitivo, el control de cambio, y hasta la moda y otros factores culturales. Ahora se siente mucho más nuestra preferencia por la cerveza y por otros licores que producimos”, comenta Guzmán.

Otra investigación realizada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) reveló que Venezuela es el país de la región donde más se bebe alcohol. En un año, un latinoamericano promedio puede beber 5,5 litros de alcohol puro.

En ese mismo tiempo, un venezolano bebe 8,9 litros. Más atrás está República Dominicana, con 8 litros y El Salvador, con un discreto consumo de 2,6 litros de alcohol por ciudadano al año.

Aun así, los latinoamericanos, incluidos los venezolanos, beben mucho menos que los europeos, que son los más asiduos en el mundo, con 13 litros de alcohol puro al año.

De tendencias. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, habían quedado cuentas importantes por cobrar a compradores europeos. Para solventar la situación, el empresario Luis Benedetti aceptó que sus deudores le cancelaran esas cuentas con productos: vinos, alimentos enlatados y, entre otros, un licor desconocido hasta entonces en Venezuela: el whisky.

En 1919 organizó una pequeña casa distribuidora (Distribuidora Benedetti) para poder vender aquellos productos y resarcirse de las cuentas pendientes, lo cual ocurrió con gran éxito.

A raíz de las gestiones de Benedetti, se produjo la llegada a Caracas de las primeras botellas de whisky Old Parr, conocido popularmente como Viejo Parra, y de las conservas francesas Rödel, que introdujeron nuevos hábitos de consumo en el país. Así quedó registrado en Aportes de los inmigrantes a la conformación del régimen alimentario venezolano en el siglo XX, de Rafael Cartay.

Así, las tradiciones del brindis cambiaron en el país. Hace quince años, tomar whisky era la costumbre más cacherosa en las celebraciones, opina Pedro Guzmán, ex presidente de Civea.

En menor medida, la tendencia se mantiene pero no hace clic con las preferencias mundiales. “El whisky que más se vende en el mundo es el Etiqueta Roja de Johnnie Walker, que aquí nunca ha tenido éxito porque nuestra gente muere por un Etiqueta Negra, un Old Parr, o un Buchanan’s”, marcas distribuidas por la internacional Diageo.

Mientras tanto, las copas también se llenan de vino y se abren un huequito en el mercado de bebidas del país. El año pasado, las importaciones de este licor se ubicaron en el tercer lugar, con $1,33 millones.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el primer lugar en importaciones de licor en 2011 lo tuvo el escocés con US$86,22 millones, y le sigue el vodka con US$1,38 millones. Detrás del vino estuvo el anís, con US$1,27 millones. Más atrás el tequila, con US$340 mil, luego la ginebra, que importó US$209 mil, y finalmente ron y aguardiente, que sumaron US$122 mil.

Guzmán destaca que en el caso de los vinos, los tintos, blancos o rosados ahora gozan de una popularidad impensable en años anteriores. “Como nuestro consumidor va mucho por el estatus, ahora está muy de moda tomar vino porque aporta clase. Sobre todo son las mujeres las que han impuesto esa moda”, apunta.

Sobre los que más se venden en Venezuela, Guzmán destaca que los de Chile y Argentina le hacen la competencia a cualquier botella de vino traída de España, Francia o Italia, por un tema de costos, preferencias arancelarias y mejoras de calidad en los sureños. Hace diez años esto era al revés.

Con sodita. Con agua, con soda, puro o en las rocas, un estudio realizado por Quantum Research (2010) reveló que entre las primeras marcas de whisky que prefieren los venezolanos se encuentran Buchanan’s, Etiqueta Negra y Old Parr, todas de Diageo. En el cuarto lugar está Chequers, de la misma casa, y luego Chivas Regal, de Pernod Ricard.

Por el lado de los rones, destacan Cacique y Pampero, pertenecientes a Diageo y comercializados también en Europa y en algunos países de Asia. Luego, Ron Santa Teresa; se posiciona con Gran Reserva (categoría estándar), Santa Teresa Selecto (premium), Santa Teresa 1976 (súper premium), además de los rones blancos Santa Teresa y los licores a base de ron: Arakú y Orange Liqueur.

Lo que nunca falta en los hogares venezolanos en época decembrina, es el tradicional Ponche Crema.
José Rafael Mandry, presidente ejecutivo del Complejo Industrial Licorero del Centro, conoce muy bien el mercado y, sobre todo, sabe lo que le gusta al consumidor. No le cuesta reconocer lo obvio: “Yo sé que la gente no toma Ponche Crema para quitarse el calor. También sé que no podemos competir con la cerveza. Pero tenemos nuestro target y en diciembre es cuando más nos destacamos”, señala el también ex presidente de Civea.

Del cremoso licor creado por don Eliodoro González P. en 1900, hoy se producen 5.000 litros diarios. Las ventas se disparan entre septiembre y octubre, en el mercado local y España, República Dominicana y Estados Unidos.

Mandry importa otros licores y produce espumantes, sangrías, destilados y vinos como el popular Sagrada Familia. También sabe de rones. Además de producir y distribuir los Ocumare, y de elaborar el Pampero y el Aniversario que luego vende Diageo, él trabajó por la Denominación de Origen Controlado “Ron de Venezuela”, cuando era presidente de Civea.

El reconocimiento fue otorgado en 2003 por el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual a los añejos producidos por Bebidas El Muco, Complejo Industrial Licorero del Centro, Destilería Carúpano, Destilerías Unidas, Diageo Venezuela, Envacar del Caribe y Ron Santa Teresa.

Estas son las principales marcas del país que cumplen con los requisitos de tener en el total de sus componentes rones de un mínimo de dos años de envejecimiento en barricas de roble. Junto al ron, sólo el cacao de Chuao y el cocuy de Pecaya tienen la denominación.

Mandry considera que es lo que le ha devuelto al ron nacional el estatus que alguna vez tuvo. “Antes de que el whisky pasara a ser la bebida espirituosa más consumida en el país, el ron tenía el podio”, dice, y se remonta a mediados de los 80.

“Para entonces, el venezolano consumía mucho aguardiente y ron, lo que representaba en promedio 75% del consumo total de licores, excluyendo la cerveza. También se tomaba mucho cocuy en el interior del país, porque su sabor es muy parecido al tequila que hacen en México. Eran temas de tradiciones y sobre todo de costos, factor que fue quedando de lado cuando entramos en la época de la bonanza, en los 90; ahí ya todos campaneaban su whisky y se olvidaban del ron, hasta que logramos la denominación de origen, casi diez años después”.

El resto es mercadeo, paladar, reacomodo cultural y aceptación de la calidad. No es casual que hasta en las bodas venezolanas se esté notando el cambio a la hora de chocar los vasos y decir: ¡salud!

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ELMUNDO.COM.VE