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Conozca los nombres clave sobre la trama de corrupción de Odebrecht en México
Sábado, Diciembre 16, 2017 - 14:55

Cinco personajes son la clave para entender cómo operó Odebrecht en México, según las declaraciones recogidas en video ante la justicia brasileña, y que involucran al ex director de Pemex en la trama de corrupción.

Ciudad de México. Marcelo Odebrecht, ex director de la constructora brasileña que lleva su nombre, actualmente preso en Brasil, sistematizó el pago de sobornos con el objetivo de aumentar las ganancias de la constructora, tan pronto llegó a la cima del directorio. Para ello, creó una oficina encargada de los pagos ilícitos.

Odebrecht creo una estructura burocrática para el soborno, que consistió en un primer momento en un esquema en el cual los directores regionales debían consultar con Marcelo los pagos de sobornos para conseguir contratos de obras públicas, que de ser aprobados, se giraba instrucción a la oficina de sobornos para llevar la logística financiera necesaria con la cual no pudieran ser rastreados. Cuando la operación creció, Marcelo Odebrecht delegó en el director para América Latina de la compañía la función del palomeo de sobornos.

Según se sigue de las delaciones que involucran a Emilio Lozoya en la trama de sobornos de Odebrecht, este sistema se echó a andar también con el ex director de Pemex. Luis de Meneses, director de Odebrecht en México, sondeó la escena mexicana, y seleccionó a Lozoya como alguien que ayudaría a la empresa a hacerse de contratos en el país.

Meneses, en cuanto vio la oportunidad de hacer negocio con Lozoya, comunicó a Luiz Mameri, director de Odebrecht en América Latina, la conveniencia de pagar sobornos a quien consideraba fundamental para la operación de la empresa en México. Mameri, una vez que aprobó los pagos, giró órdenes a Hilberto Mascarenhas, jefe de la oficina de sobornos, que diseñó un esquema de pagos que involucraba a un prestanombres.

Estos son los cinco personajes clave para entender cómo operó Odebrecht en México, según las declaraciones recogidas en video de los ejecutivos de la firma, y que involucran al ex director de Pemex en la trama de corrupción:

El experto en sobornos de alto nivel, Luis Alberto de Meneses Weyll. “El personaje que habló con más detalle de los presuntos sobornos a Lozoya”, así presentan a Luis Alberto de Meneses Weyll los periodistas encargados de la publicación de los videos de las delaciones premiadas hechas por ex ejecutivos de Odebrecht, y que implican a Emilio Lozoya en actos de corrupción. Meneses fue quien se encargó del fichaje de Lozoya en México.

Meneses arribó a México en el 2009 procedente de Perú, donde ahora su testimonio es una parte importante en la investigación de una obra carretera que se licitó por US$1.000 millones , y que terminó con un sobrecosto de US$3.000 millones. Meses, según documentos obtenidos por MCCI, fue el negociador de las ampliaciones de los contratos que resultaron en el sobrecosto de la obra. La delación de Meneses sobre este negocio implicó a el expresidente Alejandro Toledo, al que se le sigue actualmente un proceso al ser acusado de recibir un soborno de US$10 millones por parte de la constructora brasileña, gracias al cual se habrían adjudicado la obra.

El diario brasileño O Globo publicó el 13 de agosto pasado un artículo sobre la declaración hecha por Meneses ante fiscales brasileños, tras obtener documentos en los que ésta quedó asentada. En ellos, consta el relato de que Meneses conoció a Emilio Lozoya en el 2009 —entonces director para América Latina del Foro Económico Mundial—, cuando el futuro director de Pemex “era sólo un dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI)”, parafrasea el diario brasileño.

En el 2011, tras el anuncio de la administración de Felipe Calderón de la construcción de una nueva refinería en Hidalgo, Meneses sostuvo una entrevista con Emilio Lozoya en el restaurante del hotel Four Seasons. En ella, el director de Odebrecht le comunicó a Lozoya el interés de la constructora en el proyecto de la nueva refinería. Lozoya recomendó a Meneses asociarse con Construcciones Industriales Tapia para presentarse al concurso de licitación.

En el 2012, Lozoya es parte del equipo de campaña de Enrique Peña Nieto. En el primer trimestre de ese año, cuenta Meneses, el encargado de supervisar la política exterior de la campaña del candidato del PRI a la Presidencia le pidió una contribución de US$5 millones, con el objetivo de mejorar su posicionamiento en el comité de campaña. Luiz Mameri, entonces el director de Odebrecht para América Latina aprobó un pago de US$4 millones a Lozoya Austin.

Meneses apostó por la joven promesa. Y recibió dividendos en el 2013, con el nombramiento de Lozoya como director de Pemex. En ese año, el gobierno federal anunció la cancelación de la obra de la nueva refinería y el nuevo plan de ampliar las instalaciones de la refinería Miguel Hidalgo en Tule, Hidalgo. Meneses entonces recurrió a Lozoya, pidiendo el apoyo del director de Pemex para conseguir la licitación.

El entonces director de Odebrecht ofreció —cuenta él mismo en su delación— a Lozoya el pago de US$2 millones por su ayuda, y US$4 millones más si conseguían la adjudicación de las obras. Lozoya ofreció su ayuda, y a finales del 2013 Pemex anunció que Odebrecht era la empresa ganadora del contrato de la obra.

En su gestión al frente de Odebrecht en México, que fue del 2010 al 2017, Meneses logró contratos o ampliaciones por unos US$2.500 millones, principalmente con Pemex. Sus buenos oficios lograron que el gobierno de Veracruz, que entonces encabezaba Javier Duarte, le diera en concesión el servicio de agua y un suministro de gas a precio preferencial para la planta Etileno XXI, por el cual la constructora brasileña ganó US$2.500 millones más. La versatilidad corruptora de Meneses le dio para jugar un importante papel en la red de empresas fantasma creadas en Veracruz durante la gestión de Duarte para sacar provecho de las concesiones del agua y la electricidad en el estado.

Según consta en un reporte de embarque consultado por el periodista Raúl Olmos de MCCI, Meneses documentó el embarque del menaje de su casa en el puerto de Veracruz el 6 de marzo pasado, para ser enviado a Brasil. El registro de su salida de México se dio a tres meses de que autoridades de Estados Unidos hicieran pública la de sobornos de Odebrecht en países de América Latina y África, y que en México pagó US$10.5 millones, y a dos meses de que la PGR iniciara una investigación por el caso.

El jugador local, Juan Carlos Tapia Vargas. “En este caso [Emilio Lozoya] nos recomendó a la empresa llamada Tapia Construcciones. Después, nos presentó al empresario, dueño y director general de esta empresa, Juan Carlos Tapia”, palabras con las que Luis Alberto de Meneses Weyll introduce a CITapia y a su socio mayoritario y director general, Juan Carlos Tapia Vargas, en su delación premiada realizada ante fiscales de Brasil en diciembre del 2016.

La recomendación de Lozoya hecha a Meneses tenía como objetivo que Odebrecht se asociara con una empresa local para hacerse con las obras de construcción de una nueva refinería en el estado de Hidalgo.

Construcciones Industriales Tapia (CITapia), fundada en 1997, es una constructora especializada en la construcción con acero y prefabricado estructural de proyectos industriales en el sector energético y petrolero. Con planta central en Atitalaquia; Hidalgo, la empresa informa en su sitio en internet que tiene presencia en 5 de las 6 refinerías que existen en México.

En el periodo que va del 2012 al 2015, CITapia se hizo con contratos de Pemex, cuando ésta era dirigida por Emilio Lozoya, por al menos 517 millones de pesos (US$27 millones) y US$72 millones, según un artículo del portal Aristegui Noticias, información que obtuvo a través de un currículum empresarial firmado por Juan Carlos Tapia Vargas.

De Meneses Weyll refirió en su delación que la recomendación de Lozoya fue realizada en el 2011, después de que el gobierno de Felipe Calderón hiciera público su programa de inversiones prioritarias para el 2012, que incluía la construcción de la nueva refinería. El proyecto fue cancelado en noviembre del 2013, pero no los planes conjuntos de Odebrecht y CITapia, según la delación de Meneses.

Tras la cancelación de la obra, Pemex abrió una convocatoria para licitar las obras de ampliación de la refinería Miguel Hidalgo. Odebrecht presentó el 2 de diciembre del 2013 una propuesta a Pemex para ejecutar las obras de ampliación en Tula a un costo de US$115 millones, y once días después se le asignó el contrato. El mismo día que se adjudicó la obra, Odebrecht informó a Pemex que integraría a CITapia como subcontratista encargada de ejecutar la mayor parte de la obra.

Este fue el contrato que por el que Meneses ofreció a Emilio Lozoya el pago de US$6 millones, esperando que el entonces director de Pemex influyera en el Consejo de Administración para la asignación del mismo. Previo a la adjudicación del proyecto, el ex director de Odebrecht en México declaró que se entrevistó con Lozoya Austin para pedir su apoyo, y que en esa ocasión le indicó “que la asociación que habíamos comenzado en 2011 con Tapia por su recomendación estaba efectivamente en buen camino, que habíamos consolidado varios planes y que nuestra prioridad sería ganar contratos de la ampliación y modernización de la vieja refinería”.

La obra de ampliación de la refinería de Miguel Hidalgo se realizó con un sobrecosto de 66%. El contrato original en la obra era de 1.666 millones de pesos (unos US$87 millones), pero costó 2.686 millones de pesos (US$140 ,illones), tras dos ampliaciones autorizadas en noviembre del 2014 y en mayo del 2015. El sobrecosto se debió, según una auditoría realizada el pasado octubre, a que Odebrecht subcontrató casi toda la obra, entre otras irregularidades tales como la triangulación de la obra, en las que algunas subcontratistas contrataron a su vez a otras compañías para realizar las obras con cuyos contratos se hicieron.

“Pienso que la orientación del director general del consejo de Pemex fue determinante para obtener el contrato”, dijo Meneses ante los fiscales brasileños.

El burócrata perfecto, Hilberto Mascarenhas. Todo encargado de la oficina de sobornos de una empresa trasnacional debería ser como Hilberto Mascarenhas: afable, de palabra fácil, expresivo y eficiente en el cumplimiento de las órdenes de sus superiores. Nervioso y tenso al principio, más adelante durante su delación ante ficales brasileños, gesticula, explica, enfatiza con gran histrionismo. El desenfado con el que habla sobre los actos de corrupción de Odebrecht los reduce a anécdotas, a meras travesuras juveniles.

Mascarenhas dejó saber a los fiscales brasileños que la Oficina de Operaciones Estructuradas —la oficina de sobornos— fue una invención de Marcelo Odebrecht, que puso en marcha en el 2006. Dispuesto a cumplir la instrucción de dar todo detalle relativo al pago de sobornos, el súper burócrata también relató que el pago de sobornos de parte de la constructora se practicaba desde antes de que  Marcelo Odebrecht, su jefe, tomara el control de la empresa. Atento a los detalles administrativos, reprobó los métodos empleados para el pago de sobornos en la época previa a la aparición de la oficina a su cargo. “¡Ellos usaban fax! ¡Mi Dios del cielo! ¡El escupir el papel es suicidio!”, desaprobó el burócrata en su delación.

En el 2006 Marcelo Odebrecht citó a Mascarenhas a su casa para tener una conversación. Marcelo estaba pronto a recibir la dirección de la empresa, y buscaba a alguien eficiente en la administración, de confianza, capaz de ejecutar actos de corrupción sin cuestionarse mientras sostiene una sonrisa amigable. Y Mascarenhas, con 30 años en la empresa, era ese hombre. Por la Oficina de Operaciones Estructuradas pasaron US$3.300 millones, que se destinaron al pago de sobornos y de bonos de productividad otorgados a los ejecutivos que no debían quedar registrados en los libros contables de la empresa.

El flujo de efectivo no provino de la caja registradora de la empresa. Haciendo gala de una gran imaginación contable, la Oficina de Operaciones Estructuradas se alimentó de fondos de la llamada “Caja 2”, que –en palabras de uno de los múltiples delatores de Odebrecht– provenían de “obras públicas sobrefacturadas”.

La participación de Mascarenhas en el pago de sobornos a Emilio Lozoya no era una función del jefe de la Oficina de Operaciones Estructuradas. El diseño del funcionamiento de la Oficina de Operaciones Estructuradas exigía que Mascarenhas no tuviera contacto directo con los sobornados, pero vino a México a petición de Luis Alberto de Meneses Weyll, para ayudar al director de Pemex a diseñar un esquema con el cual los reconocimientos —sobornos— que Odebrecht le pagaba no pudieran ser ligados a su nombre, según las delaciones de los mismos Meneses y Mascarenhas.

El método sugerido por Macarenhas a Lozoya, según sus propias palabras, fue un prestanombres. Rodrigo Tacla Durán, abogado de oficio, fue el encargado de crear empresas y abrir cuentas offshore para que Odebrecht pudiera hacer el depósito de los sobornos. De Mascarenhas vino la iniciativa de hacer las presentaciones, en las que estuvo presente, por lo que tuvo conocimiento de primera mano de los acuerdos entre Lozoya y Tacla Durán para el plan para los pagos.

Pero Mascarenhas es, antes que otra cosa, un hombre de familia. Cuando Odebrecht cambió la sede de la oficina de sobornos de Brasil a República Dominicana por orden de Marcelo, Mascarenhas tuvo que volar todas las semanas de Dominicana al hogar familiar, pues por la enfermedad de su suegra, su esposa no pudo cambiar de residencia.

Mascarenhas refiere, al final del video de la delación en la que implica a Emilio Lozoya, que recuerda con claridad las entrevistas y lo dicho en ellas, por una sutileza proustiana: su hijo vivía entonces en México, y aprovechó la petición de Meneses de dar asesoría a Lozoya, pues eso le posibilitaría ver a sus nietos. “Junté al hambre con las ganas de comer”, dice Mascarenhas a los fiscales con una sonrisa radiante.

El filtro corruptor, Luiz Mameri. Marcelo Odebrecht delegó en Luiz Mameri la función de dar el visto bueno a los pagos de sobornos, cuando la sistematización de la corrupción rindió frutos y la operación creció. Para entonces, Mameri ya tenía una larga carrera en Odebrecht. Con el título de ingeniero civil bajo el brazo, Mameri ingresó a las filas de la constructora en 1977.

Su ingreso a las grandes ligas del directorio de la empresa se dio en  1997, cuando fue nombrado Director Ejecutivo de Operaciones en Ecuador, cargo que ocupó hasta el 2003. Brincó un océano para ocupar el puesto de Director Ejecutivo de Odebrech en Angola del 2003 al 2008. En el 2009, mismo año en que recibe el dudoso honor de reemplazar a Marcelo Odebrecht en el palomeo de sobornos, inicia su gestión como Director Ejecutivo de Odebrecht para América Latina.

Desde esta posición, Mameri sería el nodo central del sistema corruptor implementado por Marcelo Odebrecht a través del cual pasarían las recomendaciones de los directores regionales de Odebrecht para hacer los pagos de sobornos que redituaran en beneficios para la constructora. Fue así como Luis de Meneses, en su calidad de director de Odebrecht para México, le hizo la recomendación a Mameri de pagar un reconocimiento a Emilio Lozoya en el 2012, cuando éste era miembro de la campaña de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de México, por los servicios prestados a la constructora, que se resumen en introducirles al sector de la construcción mexicano.

Según palabras de Meneses, Lozoya solicitó US$5 millones. Meneses lo comunicó a Luiz Mameri, no sin antes ponerle al tanto de los servicios prestados y de la destacada posición que ocupaba Lozoya en la campaña de Peña Nieto. Mameri accedió sólo al pago de US$4 millones. Una decisión gerencial de un experto en pago de sobornos.

Lozoya, relata Meneses en su delación, aceptó sin más. El triángulo de corrupción se cierra con la orden de Luiz Mameri a Hilberto Mascarinhas de disponer del pago de los US$4 millones a Emilio Lozoya a través de la Oficina de Operaciones Estructuradas, o dicho de otro modo, de la oficina de sobornos de Odebrecht.

En su delación premiada, realizada el 13 de diciembre del 2016, Luiz Mameri contó también su participación en el segundo pago de soborno a Emilio Lozoya. Luis de Meneses, siguiendo el protocolo normal, contó a Mameri de que había comprometido el pago de un soborno a Lozoya, ahora titular de Pemex, por su apoyo para hacerse con el contrato de US$115 millones para la ampliación de la refinería Miguel Hidalgo, en Tula, Hidalgo.

Esta vez no hubo regateo por parte de Mameri, y los 6 millones comprometido fueron entregados a Lozoya tan pronto como Odebrecht consiguió el contrato de Pemex. Como ocurre en todo sistema, el protocolo fue cumplido, e Hilberto Mascarenhas recibió la instrucción de echar a andar la maquinaria de la oficina de sobornos para hacer el pago del soborno a Emilio Lozoya, según contó Luiz Mameri en su declaración ante los fiscales brasileños.

“Better call Tacla” o el abogado incómodo, Rodrigo Tacla Durán. En el orden en que Quinto Elemento Lab liberó los videos de las delaciones que implicaban a Emilio Lozoya en la trama de sobornos de Odebrecht, Luis de Meneses Weyll fue el primero en aludir a un personaje de nombre Rodrigo Durán, que en la declaración del ex ejecutivo de la firma brasileña fue alguien presentado por Lozoya para eliminar cualquier posible nexo entre el ex director de Pemex y los sobornos que Odebrecht le pagó tras haber conseguido la licitación de las obras de ampliación de la refinería Miguel Hidalgo, en Tula, Hidalgo.

El nombre de Rodrigo Durán se menciona también en la delación de Hilberto Mascarenhas, jefe de la Oficina de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, la oficina de sobornos. Aquí el relato de Meneses es alterado por las memorias de Mascarenhas, pues en versión del jefe de la oficina de sobornos, Rodrigo Durán fue alguien a quien el propio Mascarenhas recurre para darle opción a Emilio Lozoya de recibir los pagos de sobornos a través de un prestanombres.

En lo que coinciden las versiones de Meneses y de Mascarenhas es que Rodrigo Durán fue el artífice del esquema de pagos del soborno de US$6 millones que Odebrecht entregó a Emilio Lozoya tras hacerse por licitación directa con las obras de ampliación de la refinería Miguel Hidalgo, un contrato de US$115 millones.

Rodrigo Tacla Durán es el nombre completo de este personaje, pieza clave para ligar a Emilio Lozoya con las cuentas offshore en las que Odebrecht le depositó los sobornos. Abogado de profesión con nacionalidad brasileña y española, actualmente se le procesa en España por los cargos de lavado de dinero, delitos relacionados con el caso Odebrecht.

“Odebrecht creía que el presidente de México iba a ser el exdirector general de la petrolera estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin”, declaró Tacla Durán al diario español El País el pasado 28 de julio. En el artículo, se indica que Rodrigo Tacla Durán fungió como abogado de la Oficina de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, posición desde la que tuvo acceso a la información relativa a los sobornos que la constructora repartió en 10 países de América Latina y dos de África.

En el video de la declaración que presenta Hilberto Mascarenhas ante fiscales brasileños —conseguido por Quinto Elemento Lab—, el jefe de la oficina de sobornos deja saber que Rodrigo Tacla hizo todo esfuerzo retórico para dar seguridad a Emilio Lozoya de que si los sobornos pagados al entonces director de Pemex se depositaban en cuentas creadas a su nombre, éste le daría acceso a ellas en cualquier momento. No es difícil hacer un favor de ese tamaño a alguien que se piensa podría gobernar una nación en un futuro próximo, dicta la lógica de la corrupción.

Cuando iniciaron los tratos de delaciones premiadas que las autoridades de Brasil ofrecieron a los ex ejecutivos de Odebrecht, en los que a cambio de las pruebas de sus delitos les serían otorgadas reducciones de penas, Rodrigo Tacla Durán rehusó llegar a un acuerdo bajo el argumento de que los fiscales le imputaban cargos de actos en lo que él no había tenido participación.

Algo similar pasó con las autoridades de Estados Unidos, con las cuales tampoco llegó a un acuerdo. El gobierno de Brasil considera un fugitivo a Tacla Durán, y pidió a España en noviembre del año pasado que le capturara y extraditara para ser procesado. Pasados 72 días de arresto en el Centro Penitenciario Madrid V, las autoridades españolas le dictaron libertad provisional. El gobierno español rechazó el pedido de extradición de Brasil, pero ahora le sigue un juicio a Rodrigo Tacla por las acusaciones de soborno, blanqueo y pertenencia a organización criminal.

Autores

El Economista (México)