Mientras en 1990 cada persona consumía 7 kg. al año, en el 2013 este indicador ya se ubicó en 35 kg.
Dentro del menú semanal ecuatoriano, el pollo es la base de las preparaciones por lo menos durante dos días. Adelaida Cedillo, una mujer ecuatoriana quien adquiere un pollo cada semana, cuenta que hay meses en los que compra más. “Es barato frente a la res”, justifica mientras ingresa a un carnisariato del norte de Guayaquil.
En las perchas de ese supermercado, la libra de pollo se expende desde US$1,15. Y quienes pasan por esos frigoríficos, en su mayoría, a más de mencionar lo saludable de la carne blanca, aluden el precio como una razón para adquirirlo.
El consumo de pollo en los hogares ecuatorianos ha crecido cinco veces más en los últimos 23 años. Mientras en 1990 cada persona consumía 7 kg al año, en el 2013 este indicador ya se ubicó en 35 kg, según la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador (Conave).
Si bien el crecimiento demográfico responde en parte a ese aumento, las empresas vinculadas al sector refieren que las estrategias de promoción del producto y el menor precio frente a otras proteínas de origen animal han impulsado el consumo a una tasa anual del 8%.
Antonio Saab, presidente del grupo Liris, que tiene granjas, una planta procesadora y una cadena de carnisariatos, explica que en los últimos años el sector se ha tecnificado e incorporado nuevas prácticas para mejorar el producto y eso ha contribuido a reducir los precios.
Datos de la Asociación Ecuatoriana de Fabricantes de Alimentos Balanceados refieren que la producción creció casi 5 veces desde 1990 hasta el 2011. Ya en el 2013, la producción alcanzó 230 millones de unidades en seis ciclos promedio de producción, estima Eugenio Fernández, de Avícola Fernández.
Y la capacidad productiva sigue en expansión. De hecho, para reducir costos y mejorar el ciclo productivo, las industrias están adecuando galpones de ambiente controlado en las granjas. El promedio para engordar un ave bordea los 42 días, pero unas compañías buscan bajarlo con ese sistema. Liris, que está en capacidad de procesar en su planta 22.000 pollos diarios, efectuó inversiones para automatizar sus granjas de Consuelo y Daular.
Otra empresa que hace inversiones es Profasa (Pollo Favorito), que faena 15.040 toneladas de pollo. Esta firma alista una central de procesamiento más grande y con tecnología de última generación, que inicialmente podrá procesar 4.500 pollos por hora.
“La nueva planta duplicará la capacidad de producción”, sostiene Jorge Villamar, gerente de Profasa, quien considera que el pollo pasó de un “plato de celebración” a uno de consumo masivo.
Avícola Fernández, que procesa unos 2 millones de pollos, también ha adquirido nuevas granjas y está invirtiendo en su planta de procesos para mejorar su producción. Fernández asevera que en los últimos meses han tenido una mayor demanda.
