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Ecuador: los planes gubernamentales para la banca pública
Lunes, Diciembre 6, 2010 - 18:17

Como una sola mano quiere el gobierno manejar la banca pública. El BNF, la CFN, el BEDE, el BEV y el IECE son parte del proyecto "banca de desarrollo integrada" que se ejecuta bajo el liderazgo de la ministra Coordinadora de la Política Económica, Katiuska King. En diálogo con AméricaEconomía Ecuador, la funcionaria dice que la propuesta es ambiciosa, pero calza en una estrategia de profundización financiera.

-La Constitución aprobada en el 2008 le otorgó a la banca pública un papel más gravitante; siguiendo esos mandatos, ¿qué direccionalidad está tomando este sector?

-Estamos ejecutando un proyecto que se llama ‘banca de desarrollo integrada’, con el que pretendemos potenciar los efectos que este momento tiene la banca pública; la banca de desarrollo tiene un rol contracíclico y en cualquier proceso de desarrollo en el mundo ha apuntalado procesos de inversión productiva e industrial de largo plazo.

-¿Qué características tendrá esta ‘banca integrada’?

-Es una banca de desarrollo interconectada, interoperativa, flexible, con un enfoque estratégico y sustentable económicamente. El proyecto parte de optimizar la especialización de cada entidad financiera y de pulir los límites entre ellas. El segundo puntal es la optimización de los servicios y sucursales ya existentes para llegar a más ciudadanos; que, por ejemplo, yo pueda hacer un pago de mi crédito del Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas (IECE) en una sucursal del
Banco Nacional de Fomento (BNF). Y trabajar también con productos y canales virtuales.

-¿Qué se pretende lograr con estas acciones?

-Lo que pretendemos es acceder a distintos segmentos que no son atendidos por la banca privada. En el Ecuador, hay un problema de poca profundización financiera; las captaciones sobre el PIB (producto interno bruto) se encuentran en un 24,5% a diciembre de 2009 mientras en Chile se ubican en un 72,2%.

-¿Cuánto ha avanzado la ejecución de este proyecto?

-Estamos trabajando en la especialización de la banca; apuntalando un sistema gerencial de monitoreo para poder garantizar calidad en el servicio. Y trabajamos en una planificación para identificar las necesidades de los clientes, sobre todo en el área rural.

-¿Y están definidos los ámbitos de acción de cada una de las entidades?

-Ya tenemos identificado en grandes líneas lo que queremos. El Banco del Estado (BEDE) trabaja con los gobiernos autónomos descentralizados; el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV) da crédito a los constructores; el IECE otorga crédito a los estudiantes para maestrías y posgrados. Tenemos el BNF que ofrece microcrédito productivo y sobre todo crédito individual; ahí estamos trabajando en términos de quién se encarga del crédito asociativo. La Corporación Financiera Nacional (CFN) tiene un segmento más corporativo y también se encarga de trabajar en las corresponsalías; es decir, de ser
el ‘Eximbanco’ (exportaciones e importaciones de materias primas y líneas de capital) del Ecuador. Ni la CFN ni el BNF tienen que dar crédito de vivienda; todo esto es un proceso.

-¿El Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (BIESS) está dentro del paquete?

-No, pero hay una articulación y queremos trabajar mancomunadamente. El BIESS tiene un nicho de mercado muy específico que somos todos aquellos que estamos afiliados y, por ende, hay otro segmento de la población que no recibe el crédito hipotecario. El Banco del Pacífico también está otorgando algo de crédito a los compradores, pero creemos que el segmento de vivienda social no es atendido por nadie. Hay que definir quién lo hará.

-¿Y el Banco del Pacífico?

-Igual que el BIESS, está articulado al proyecto, pero no es parte esencial de la propuesta como tal.

-¿Y cómo quedarán estructuradas las operaciones de primer y segundo piso?

-Este momento, todos están operando en primer piso en términos de otorgamiento de créditos; el BNF está en los dos niveles, maneja cuentas corrientes y de ahorro. La CFN también hace operaciones de ambos tipos y entraría en una fase de tener cuentas corrientes y de ahorro. El BEDE sólo entrega crédito; el IECE otorga créditos directos y se está pensando cómo diversificar sus productos. El BEV actúa como entidad de primer piso y tiene algo de atención a los ciudadanos con cuentas de ahorro.

-¿Y cuál es el perfil que se quiere fortalecer?

-La banca de desarrollo tiene que ser más de primer piso; el BIESS podría ayudar con ciertas operaciones de segundo piso para el fondeo de líneas que nos interesa complementar, como es el caso del financiamiento de la vivienda social.

-Usted mencionó que se trabaja en un sistema de monitoreo para garantizar la calidad del servicio; ¿bajo qué parámetros se lo está armando?

-Estamos avanzando en el levantamiento de las líneas base de la calidad del servicio a través de encuestas de satisfacción a los clientes; necesitamos determinar cómo está funcionando ahora para fijar los estándares, definir a dónde quiero llegar y monitorear cómo vamos mejorando.

-¿Ese monitoreo incluye indicadores de gestión o de eficiencia?

-Sí, es algo sobre lo cual hay que ir trabajando. Puede haber indicadores con los que uno puede asegurar que la banca pública no es tan eficiente, pero no se está considerando el plazo al cual se otorgan los créditos y que son más largos que los de la banca privada. No podemos compararlos con la misma vara.

-¿En qué aspectos se diferenciará entonces el trato a la banca pública?

-En este momento, los parámetros -incluidas las provisiones- son exactamente los mismos para tipos de crédito diferentes. El crédito del IECE se considera de consumo y no lo es; se trata de un préstamo de largo plazo, de inversión en capital humano. Esas particularidades no está tomando en cuenta el control ejercido por la Superintendencia.

-¿Y qué propone?

-A la Superintendencia le hemos hecho una propuesta y está en un proceso de pulir y de afinar un nuevo segmento que se llama ‘banca de desarrollo’.

-¿Esta ‘banca de desarrollo integrada’ competirá con la banca privada?

-En algunos casos sí entra a competir y en otros, la complementa; pero hay un mercado grande sin atender y lo que buscamos es generar los mecanismos, los incentivos y los instrumentos para
aumentar las colocaciones de crédito en todos los niveles. En el tema del crédito hipotecario, por ejemplo, todos están yendo tras el mismo segmento y la competencia ha logrado bajar las
tasas y aumentar los volúmenes; pero queremos ver cómo se atiende a quienes siguen arrendando una vivienda.

-¿Cómo garantizar que las decisiones de esta ‘banca integrada’ no se conviertan en instrumento político?

-Ya no se trata de bancas multipropósito y esto mejora sustancialmente la gestión porque hace que la entidad busque colocar el crédito para el cual ha sido designada. Lo que se está garantizando es que las personas que busquen o soliciten un crédito tengan igual trato y acceso, sin importar la afiliación política.

-¿Puede cuantificar el tamaño que este momento tiene la banca pública?

-El año pasado, debido a la crisis internacional, necesitábamos una política contracíclica. Se repatriaron recursos de la Reserva Internacional de Libre Disponibilidad para canalizarlos a través de la banca pública y se inyectaron -hasta agosto último- unos US$547 millones. Con recursos propios, se han colocado US$ 1.149 millones; tenemos un total de colocaciones de la banca pública, incluido el IESS, de US$ 2.045 millones.

-¿Hará falta una reforma legal para darle sustento al proyecto?

-Estamos trabajando en una Ley de Banca Pública, que aún no tiene fecha para ser enviada a la Asamblea. Esta Ley reemplazará a todas las que ahora rigen para las instituciones financieras públicas.

Autores

Eva Valencia