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Conozca la estrategia de crecimiento de la industria de capital de riesgo colombiana
Martes, Octubre 4, 2011 - 17:34

La infraestructura decadente de Colombia, muy necesitada de inversiones, es una excelente oportunidad de mercado para la joven industria de fondos de capital del país.

Universia Knowledge Wharton. Hubo una época en que la mayor preocupación de quien viajaba por las carreteras del interior de Colombia, o caminaba por las calles de las ciudades, era la seguridad. Ahora, la preocupación se centra, sobre todo, en los peligros que entraña viajar por carreteras llenas de agujeros, decadentes y congestionadas. Desde varios puntos de vista, se trata de una señal positiva, porque muestra cuanto está cambiando el país a medida que va dejando atrás su reputación de ser un lugar invadido por el crimen. Pero la infraestructura decadente y necesitada de inversiones de Colombia -inclusive sus carreteras, líneas de metro, aeropuertos, etc.- constituye un eslabón frágil en un país que espera convertirse en uno de los mercados emergentes favoritos del mundo. Si no se producen mejorías rápidamente, dicen los especialistas en inversiones, el crecimiento de la producción de sus minas, pozos de petróleo, agronegocios y otras industrias tendrá inmensas dificultades para atender el mercado doméstico y el externo. "La infraestructura es un cuello de botella crucial", observa Juan Carlos Fernández, vicepresidente de inversiones externas de Proexport Colombia, agencia del Gobierno que fomenta la inversión externa directa (IED), el turismo y las exportaciones.

La infraestructura decadente de Colombia, muy necesitada de inversiones, es una excelente oportunidad de mercado para la joven industria de fondos de capital del país. En 2005, había dos fondos en Colombia; hoy, hay un total de 20, lo que lleva al sector a hacer un estrecho seguimiento del escenario económico local en busca de espacios donde invertir, como en infraestructura, por ejemplo. De esos 20 fondos, ocho son fondos multisector, que compiten por espacio con un número creciente de fondos especializados, cuatro de ellos, inclusive, especializados en infraestructuras. Otros fondos especializados se dedican a áreas como petróleo, gas, energía y salud.

Pero la competencia de otros países de la región es muy fuerte: Colombia representa sólo un 5% de la captación de fondos de la región, o US$431 millones de cerca de US$8.000 millones, según María Cristina Albarracin Roldán, directora en Bogotá del fondo de capital riesgo de Bancóldex, el banco de exportación-importación del país. Replicar grandes negocios como los que se hacen en Brasil y en Chile -los mercados más maduros de capital riesgo de América Latina- no es algo que sucederá de la noche a la mañana.

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Materias primas y otras cosas. De momento, inversores locales y extranjeros están aprendiendo a dar los primeros pasos en el segmento de fondos de capital riesgo en Colombia. Los negocios en el país suelen ser relativamente pequeños: US$ 20 millones, de media, según la Asociación de Capital de Riesgo y Privado de América Latina. Conseguir un buen retorno sobre las inversiones depende, está claro, menos de los mercados de capitales y más de las relaciones comerciales locales. En vez de buscar una eventual cotización de sus acciones en la bolsa local como en otros países, las empresas colombianas -muchas de las cuáles son familiares- buscan, en general, negociadores expertos de fondos de capital que las apoyen, que asuman una participación minoritaria en sus negocios y suministren, al mismo tiempo, conocimiento práctico que las ayude a crecer.

"Hay un gran número de empresas colombianas de tamaño medio en busca de negocios en la franja de US$5 millones a US$25 millones", observa Patricio d'Apice, socio gerente de Access Seaf, asociación de capital privado de Bogotá constituida por inversores locales y por Seaf International de Washington, D.C. Según d'Apice, se trata de una base "no atendida", y grandes empresas de capital riesgo en busca de negocios más significativos se quedarán desilusionadas, ya que la mayor parte de las empresas colombianas son muy pequeñas. Pero el hecho es que los inversores están cada vez más satisfechos con lo que ven en Colombia. En concreto, especialistas del sector público y privado señalan la perspectiva de seguridad cada vez más difundida en el país como factor esencial para la atracción de inversores. "El modo en que se ven las cosas es muy importante, y la percepción que se tiene hoy de Colombia está cambiando", dice Fernández.

Se trata de un cambio bienvenido para los 45,9 millones de habitantes del país después de años de marginalidad, ya que los inversores evitaban el país que se había convertido en sinónimo de carteles de traficantes peligrosos y de conflictos entre los militares y las guerrillas de izquierda, echando a perder así su abundancia de reservas naturales como, por ejemplo, minerales y café. El narcotráfico y el terrorismo no han desaparecido por completo, pero hoy en día están eclipsados por un país que quiere formar parte del crecimiento global.

El boom mundial de los precios de las materias primas es sólo parte de ese escenario. La reforma de la regulación por parte del Gobierno, liberando las restricciones institucionales a las inversiones y mejorando la gobernación corporativa, también ha jugado un papel destacado como impulsor de la economía colombiana. Según el ránking del informe del Banco Mundial, "Facilidad para Hacer Negocios 2011", que comprende 183 países, Colombia es la tercera nación latinoamericana más receptiva a los negocios después de México y de Perú y lidera la región en el ranking de reformas gracias a las mejorías introducidas en las áreas de acceso al capital, protección al inversor y facilidad para abrir un negocio nuevo. Colombia también recibió grado de inversión de Standard & Poor's, Moody's y Fitch.

En el transcurso de la década pasada, el PIB del país creció más del doble, pasando de US$ 2.482 a US$ 6.136, mientras que el IED neto anual será de US$ 8.000 millones o US$ 9.000 millones, según previsiones para este año, después de situarse en torno a US$ 1.500 millones durante buena parte de los años 90.

Jose Dario Uribe, presidente del Banco Central de Colombia, cree que el país alcanzará un ritmo de crecimiento anual de en torno a un 5% o un 6% durante los próximos años. Todo eso ha ayudado a reducir la prima de riesgo de Colombia, "la segunda menor de la región después de Chile", añade. "Además, nuestra política monetaria tiene hoy en día gran credibilidad".

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El potencial para la innovación. En medio de este escenario los grandes fondos internacionales decidieron invertir en Colombia durante los últimos años. Entre ellos, Ashmore Investment Management, de Londres, que se dedica a mercados emergentes. Con presencia en Colombia desde 2009, ahora gestiona un fondo que cubre tres sectores relacionados con la infraestructura: generación de energía, logística y transporte de petróleo. El Gobierno colombiano invirtió US$ 37 millones de los US$200 millones que hay en el fondo. "Nos gustaría tener un fondo mayor", dice Camilo Vilaveces Atuesta, jefe de la oficina de Ashmore en Bogotá. Un fondo mayor, dice él, permitiría participar en grandes proyectos de infraestructura como, por ejemplo, de equipamientos de embarque necesarios para la modernización de los puertos, dragado de ríos y construcción de grandes instalaciones para refino de petróleo.

En primer lugar, sin embargo, los esfuerzos del gobierno están dirigidos a facilitar el contacto de las empresas con el capital. Entre otras cosas, por ejemplo, las regulaciones han sido actualizadas el año pasado para que los gestores de fondos de pensiones y de seguros tuvieran mayor flexibilidad en relación a cómo y cuánto invertir en capital riesgo. Los inversores pueden ahora distribuir sus activos en tres tipos de fondos, en vez de uno solo, según su apetito por el riesgo: bajo, moderado, agresivo.

Bancóldex, de momento, busca medios para ayudar al "ecosistema" de inversiones del país. Pensando en eso, se creó una división para redes de inversores ángeles constituida por "personas dotadas de recursos y dispuestas a correr riesgos", dice Albarracin. "El gobierno ve potencial para innovación". Bancóldex forma parte del escenario de fondos de capital como único banco de Colombia con permiso para invertir en fondos de capital privado y de capital riesgo -en etapas más tempranas- a través del Programa de Capital Bancóldex, invirtiendo en calidad de socio limitado y respondiendo por hasta 20% del valor total de un fondo específico.

Entre las historias de éxito de capital riesgo está el primer fondo del país, Fondo Transandino Colombia (FTC), creado en 2005 por Seaf. En los primeros cuatro años, el FTC invirtió en cinco sectores diferentes, obteniendo en una venta hecha a un inversor corporativo estratégico un retorno interno en dólares del 43%. Su portafolio de empresas incluye actualmente los sectores de salud y de bienestar (Bodytech), servicios financieros (Refinancia y SA), restaurantes y bares (Andres), así como agronegocios (Infinite Herbs). Respecto a las empresas en su portafolio activo, que hoy cuenta con 4.000 empleados, los ingresos crecieron a una tasa media anual del 25%, habiendo crecido el Ebitda un 26% al año. Del capital invertido, un 58% ya ha sido devuelto a los inversores locales.

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Según Access Seaf, las inversiones muestran que hay una preferencia por las empresas de crecimiento elevado, lo que es resultado del trabajo "de gestores innovadores con visión y disciplina". La empresa dispone al mismo tiempo de seguimiento financiero y consultoría de su base en Bogotá. Juan Manuel de Palomo, socio gerente de Access Seaf, describe la estrategia de la empresa como un "híbrido de capital riesgo y capital privado, excepto por el hecho de que no invertimos en empresas emergentes y nuevas tecnologías".

D'Apice, de Access Seaf, dice que para agregar valor es fundamental que la empresa se involucre con sus inversiones "diariamente". "Nosotros nos relacionamos personalmente con los gestores de las empresas en que invertimos, y muchos nos buscan para obtener apoyo administrativo". Ahora, Access Seaf dirigirá ese apoyo a las carreteras de Colombia y a otras obras de infraestructura, ya que su próxima inversión será en empresas de tamaño medio poco capitalizadas de los sectores de transporte y logística, servicios de petróleo y gas, generación de energía, concesionarias públicas de suministro de agua e infraestructura marítima.

Cambios en el horizonte. Juan Muñoz, director ejecutivo de bancos de inversión de JPMorgan, en Colombia, prevé que un aumento sustancial en la actividad de capital riesgo se verá "impulsada principalmente por colombianos en busca de oportunidades", y no por inversores extranjeros recién llegados al país. Algunos especialistas creen que hay un volumen elevado de demanda reprimida, consecuencia del hecho de que la actividad emprendedora aún es relativamente joven en Colombia. Un factor esencial que desestimuló esta actividad en el pasado fue la fijación de las tasas de interés en niveles estratosféricos, que llegaron a situarse cerca del 50% en 1980. Era demasiado caro tomar dinero prestado para abrir un nuevo negocio, y demasiado fácil vivir de los intereses que los ingresos en renta fija proporcionaban. Las tasas de interés están actualmente en torno a un 4% o un 5%, y "ahora, ser emprendedor es una alternativa", observa Álvaro Hernán Mejia, vicepresidente de bancos de inversiones de Correval, empresa de servicios financieros de Bogotá. Algunos emprendedores han conseguido abrir empresas, "pero el capital necesario se obtiene de los bancos", observa Mejia, ya que sus necesidades de financiación son, por norma, demasiado pequeñas para los intereses del capital riesgo.

Mejia, sin embargo, prevé que hay cambios en el horizonte, principalmente a causa del contexto dinámico de las inversiones. "Soy bastante optimista y creo que somos el próximo 'Brasil'. Nuestra bolsa de valores proporcionará excelentes oportunidades para mucha gente", dice.

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