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El particular testamento de un camionero alemán: dejó 2,5 toneladas de monedas
Martes, Diciembre 26, 2017 - 13:03

Un empleado del Banco Central de Alemania gastó más de seis meses contando moneda por moneda de los casi US$10.000 que un conductor alemán le dejó a su familia.

La última voluntad de una persona, su testamento, podría pasar por uno de los asuntos más serios y sesudos en la experiencia humana. Pero no todo el mundo se toma el tema tan a pecho, o por lo menos no con todos los formalismos del caso.

Por ejemplo, hay quienes dejan millones de libras esterlinas para cubrir la deuda externa de un país, tan sólo si esta baja algún día de los billones o los trillones. O un esposo que deja una provisión de rosas diarias para su viuda o un excéntrico millonario portugués que entrega su fortuna a 77 extraños escogidos al azar en el directorio telefónico de Lisboa. 

Todos estos son casos de la vida real y comparten la lista de los testamentos más particulares con el de un camionero alemán que al fallecer en mayo de este año le dejó a su familia casi US$10.000 en monedas: 1.2 millones de monedas para ser exactos. La cifra asombra por sí sola.

Por cierto, ¿cuánto pesan más de un millón de monedas?: 2,5 toneladas. 

Lo que también sorprende de esta historia no es sólo lo particular de todo el asunto, sino la exactitud del cálculo de la herencia, una tarea que un empleado del Banco Central de Alemania realizó durante la mitad de este año de forma manual, una moneda a la vez.

¿Por qué contar monedas manualmente en la era de la inteligencia artificial y el bitcoin? Porque las monedas, primero, no son euros y muchas de ellas, recolectadas durante 30 años de viajes por carreteras, estaban en mal estado, lo suficiente como para no ser reconocidas por dispositivos electrónicos. Así que Wolfgang Kemereit, el diligente empleado escogido para esta particular labor, se puso manos a la obra en esta tarea, que realizó durante más de seis meses (junto con las funciones normales de su día).

Las más de dos toneladas de monedas llegaron en una camioneta a la sede del Banco Central de Oldenburg en cientos de bolsas para congelador. Kemereit asegura que se demoró un promedio de una hora por cada una de estas bolsas, a la vez que insiste en que disfrutó la labor manual de contar la herencia. 

La herencia venía en monedas de uno y dos peniques de marcos alemanes, la divisa oficial en este país hasta la introducción del euro en 2002. Aunque no sirven para comprar bienes o servicios, pueden ser cambiadas indefinidamente en las oficinas del Banco Central de Alemania. La entidad estima que hay 13.000 millones de marcos alemanes aún en manos de los usuarios (que al cambio de hoy equivalen a cerca de 6,5 millones de euros).

Autores

ELESPECTADOR.COM