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El rebote de la cebada uruguaya
Domingo, Abril 6, 2014 - 14:42

La competencia a nivel de compradores del grano ayuda a una diversificación en la siembra de cultivos de invierno y abre una nueva perspectiva a la agricultura del país.

Montevideo. Proyectar 200 mil hectáreas de cebada en los últimos años estuvo alejado de la realidad comercial del cultivo. Desde unas 120 mil hectáreas fue decayendo hasta menos de 100 mil.

Una demanda concentrada y con estrategias comerciales que llevaban al productor a sembrar casi por obligación, para las rotaciones, mostraba un panorama no muy alentador para el cultivo. Tras fuertes cambios, las 200 mil hectáreas parecen alcanzables en un plazo relativamente corto.

Los cambios se verán ya en la siembra que empezará este otoño. Las dos principales malterías salieron con planes comerciales atractivos, aprovechando además el repunte de los precios del trigo estadounidense que será la referencia base para el pago de la cebada en Uruguay.

A eso se suma la nueva opción que abrirá la cooperativa Calmer de un plan comercial para sembrar cebada con destino a la exportación del grano para una maltería en Brasil, que será oficializado en los próximos días.

Además se afianza la opción de la cebada forrajera, que ha avanzado en los sistemas y afinado el manejo obteniendo buenos resultados. A eso hay que agregarle la posibilidad de cosechar el cultivo antes que el trigo y dejar las chacras antes para los cultivos de verano.

Desde hace años la industria maltera presenta planes comerciales que toman como referencia la cotización del trigo en Chicago. Hasta el año pasado se tomó el 90% del contrato diciembre del trigo en Chicago. Esta modalidad lleva a que los precios internos evolucionen de acuerdo al trigo en Estados Unidos, cuando a veces la realidad de ese cereal es diferente en la región.

Esto sucedió próximo a la cosecha el año pasado. Mientras los valores del trigo en Chicago caían, los precios en la región del cereal se afirmaban ante los fracasos productivos en estados brasileños como Paraná, en Paraguay y además con Argentina cerrada al mundo suspendiendo las exportaciones.

Es así que mientras los agricultores llegaron a fijar negocios a futuro por el trigo hasta US$330 por tonelada, la diferencia con la cebada se hacía insostenible. Maltería Oriental S.A. (MOSA), la industria de menor porte, decidió entonces fijar un valor para cerrar negocios de US$255 por tonelada, que la acercaba a la cotización interna del trigo que en ese momento comenzaba su tendencia declinante.

Además, fijó ese precio puesto en el acopio más cercano y no en la maltería, lo que favoreció a los agricultores. Con rendimientos promedio sobre 3.500/ha –el más alto en al menos una década– los productores que trabajaron con MOSA lograron un resultado comercial más que positivo.

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