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Entérese de la república motoquera de Colombia
Viernes, Septiembre 5, 2014 - 17:29

Los colombianos son los reyes de la moto en América Latina, lo que ha generado un importante polo de fabricación. El problema es la seguridad en las calles.

Dice el tango que 20 años no es nada. Pero hay excepciones y Colombia, el país donde perdió la vida Carlos Gardel, es prueba de ello. En las últimas dos décadas la motocicleta pasó de ser transportadora de muerte a conductora de progreso. 

La metamorfosis de jóvenes sicarios que utilizan la moto para facilitar el acercamiento y huida luego de “hacer la vuelta” (como llamaban al acto de asesinar), a su uso por parte de emprendedores, pequeños comerciantes, estudiantes y trabajadores, es parte del fenómeno que está viviendo este país. Las motocicletas desplazaron a los automóviles y representan hoy el 53,8% del parque automotor.

Cifras de la Asociación Nacional de Industriales, ANDI, revelan que los aproximadamente 5,5 millones de motos que circulan en Colombia movilizan a unos 8,5 millones de personas al día, convirtiéndose en una importante realidad económica y social. 

El crecimiento ha sido exponencial. Mientras en 1996 se vendieron 118.710 motos, el año pasado 660.849 colombianos compraron uno de estos vehículos. Interrogados sobre las motivaciones que tienen los usuarios a la hora de adquirir una motocicleta, el 21,6% responde que se trata de una alternativa para generar ingresos adicionales y un 72% señaló que la utiliza como medio de transporte. 

El éxito de las motos en Colombia no es sólo un fenómeno urbano. En las áreas rurales, la moto está reemplazando cada vez más al caballo y a la mula en los desplazamientos por trochas y caminos sin pavimentar. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, el 20,6% de los hogares colombianos posee una motocicleta.

El VIII Estudio Sociodemográfico del Usuario de la Moto en Colombia, realizado por el Comité de Ensambladoras de Motocicletas Japonesas, que reúne a las firmas Honda, Auteco, Suzuki y Yamaha, afirma que el 95% de las motocicletas matriculadas en 2012 corresponden a cilindraje inferior a 180 cc, lo cual comprende vehículos que, por sus características técnicas de servicio y precio, son utilizados en su gran mayoría para trabajo y transporte. Las denominadas “street” o “sport” lideran la preferencia de los colombianos debido a que son muy económicas, tanto en su precio como por su consumo de combustible. 

Para la ANDI que Colombia se haya montado en dos ruedas obedece, en parte, a que en la última década el PIB per cápita aumentó en 320% y entre 10 y 12 millones de personas pasaron de la pobreza a la clase media. A esto se agregan las facilidades que ofrecen los vendedores para adquirir una motocicleta. 

El negocio es tan bueno que se han establecido en el país nueve ensambladoras que manejan el 96% del mercado nacional. Estudios de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) indican que entre 2011 y 2012 estas empresas incrementaron su producción en un 9,5%, pasando de 520.189 a 569.636. Además, lograron exportar en el 2012, más de 5.000 motos a Ecuador, Venezuela y Costa Rica, ubicando a Colombia como el segundo país con mayor producción de motocicletas en Latinoamérica después de Brasil.

Además, existen, tanto en zonas rurales como urbanas, más de 5.700 establecimientos, entre concesionarios, almacenes de repuestos y talleres de mantenimiento. Esta dinámica, permite la generación de 1,5 millón de empleos directos e indirectos, que se suman a otros 450.000 que propicia el mototaxismo.

Sin casco

El boom de las motocicletas tiene un lado negativo. “Las personas se están bajando del transporte público al más inseguro que es andar en motocicleta”, opina Alexandra Rojas, directora ejecutiva de la Corporación Fondo de Prevención Vial. “La motocicleta está más expuesta a nivel de riesgo”.

Los registros del Instituto Nacional de Medicina Legal revelan que en el 2012 fallecieron 2.581 motociclistas y 477 peatones murieron atropellados por motocicletas. La cantidad alcanza niveles alarmantes si se compara con lo que ocurre a nivel mundial. Los motociclistas ponen el 25% de los muertos mientras en Colombia son el 44%.

El estudio de las ensambladoras revela que de los motociclistas encuestados, el 44% manifestó haber sido enseñado por conocidos o familiares, el 42% por sí mismos y el 14% haber tomado un curso formal de conducción.

Para conseguir un permiso un colombiano debe: saber leer y escribir, tener 16 años de edad, presentar un certificado de aptitud física y mental expedido por un médico y presentar certificado de aptitud otorgado por un centro de enseñanza automovilística. A su vez estos centros de enseñanza, por un pago de aproximadamente US$200, otorgan la certificación luego de dictarle al futuro conductor cuatro clases prácticas y 10 teóricas. “Indudablemente el resultado es un conductor sin pericia y sin los conocimientos suficientes de posiciones a adoptar en caso de accidente”, opina el experto en seguridad vial Carlos Palacio.

La falta de controles, la insuficiencia de autoridades de tránsito en las calles y el hecho de que las pocas cámaras de seguridad que existen no alcanzan a captar las placas de las motos, también son factores determinantes para que la accidentalidad en la que esté implicada una motocicleta tenga “alcances de epidemia”, según ha reconocido el viceministro de Transporte, Nicolás Francisco Estupiñán.

Pero para Rojas el riesgo más grande es la velocidad. “Nuestra normativa permite en espacios urbanos velocidades de hasta 80 km/hora y eso no es razonable”. Sostiene que la velocidad máxima debe ser 50 km/hora y alrededor de colegios, hospitales y centros comerciales de 30 km/hora. Explica que el daño que sufre el ser humano es relativo a la energía que hay en un siniestro: “en un encuentro de un peatón con un vehículo, si el vehículo va a 30 km/hora la probabilidad de que el peatón fallezca es el 15%, si va a 60 la probabilidad sube a 85%, y si va a 80 la probabilidad se vuelve seguridad de muerte”.

El gobierno está tomando cartas en el asunto y planea endurecer las exigencias para la expedición de las licencias, que tendrían categorías, edades límite, pero, sobre todo, pruebas de aptitud de las aproximadamente 600.000 personas que anualmente dan el salto del transporte público a la moto. 

Mientras tanto, el crecimiento del sector no se detiene. Autotécnica de Colombia (Auteco), que fabrica modelos Kawasaki, Kymco y Bajaja, abrió una segunda planta de ensamblaje en Cartagena, mientras que Incolmotos -Yamaha puso en funcionamiento un centro de partes y logística. Incolmotos inaugurará además una planta de pintura de piezas plásticas de motocicleta, que según sus directivos será la más moderna de Colombia, con capacidad para pintar 150.000 unidades al año.

Pero también está llegando inversión nueva. La firma Hero MotoCorp escogió a Colombia para instalar su primera ensambladora fuera de la India. Se hará con una inversión de US$70 millones en el Cauca. En la primera fase de operaciones producirá 78.000 motos anuales, hasta alcanzar 150.000. La idea es exportar a mercados de Centro y Sudamérica.

Autores

Susan Abad